Año 16, Número 228.

Producto para finalizar el taller relámpago de lectura y escritura creativa “La Caja de Pandora”, impartido por Andrea López en Biblioteca Hugo Gutiérrez Vega del CUSur.

Imagen: www.gob.mx

Arturo González Solís

Les platico acerca de la experiencia de dos empleados que laboraban en una empresa aguacatera ubicada en la zona Sur de Jalisco, donde se ha incrementado la industria agropecuaria: Gutierritos y Ciriaco. El primero era originario de Huescalapa y el segundo de Oaxaca. Su área de trabajo, el comercio exterior.

Gutierritos era tenaz y metódico, cada mañana comenzaba revisando su agenda para verificar los pendientes del día. Ciriaco igual, pero también en ocasiones reflexionaba acerca de sus ideas creativas que aparecían de vez en vez en su mente. Ambos comenzaron enviando una tonelada de aguacate a la ruta comercial de Estados Unidos.

Cabe hacer mención que a Ciriaco, en un principio, asentarse en una nueva región del país le trajo algunos inconvenientes, también para su familia, desde alimentarios hasta burocráticos. Por ejemplo, inscribir a sus hijas Soraya y Grecia en la primaria le resultó difícil, porque llegó a medio calendario escolar y además, le faltaba documentación para registrarlas. También su familia sufrió un choque cultural: por ejemplo, la comida que encontraron en Jalisco era diferente: la variedad de los frijoles que más se consumen en su tierra natal son negros (enteros) y los que se consumen en Jalisco son bayos (molidos) que, independientemente del color, saben distintos. Además, en Oaxaca se acompañan de manera regular con otros ingredientes que aquí no se acostumbran, como plátano macho frito presentado en rebanadas.

En cambio, la experiencia de Gutierritos era distinta y confortable. Con su hija Lisa no tenía problemas, ya en quinto de primaria, asistía de manera normal, llevando consigo su lonche de frijoles bayos molidos, con queso fresco a veces, en otras con bistec entomatado y encebollado, lonches típicos jaliscienses, deliciosos. Regresando al ambiente laboral de oficina de los compañeros de trabajo en cuestión, Gutierritos se afanaba en mantener su cuota (ahora ya de tres toneladas de aguacate) para su envío a California, se encontraba contento porque ya sólo él era responsable de surtir esa ruta comercial.

Al mismo tiempo, Ciriaco comenzó a explorar una nueva ruta comercial hacia algunos países musulmanes del Medio Oriente. Le encantaba esa región del mundo por las leyendas, cuentos y fantasías de personajes que allá se originaron: reyes magos, astrónomos, sabios, matemáticos y la mítica Gran Biblioteca de Alejandría. 

Por tanto, se puso en contacto con autoridades de la Secretaría de Relaciones Exteriores, con la intención de que lo orientaran con  los responsables del área de comercio exterior en las embajadas mexicanas adscritas en Arabia Saudita, Egipto y Marruecos.

Cabe mencionar que entre el trajín que representaba su trabajo, tenía pendientes familiares que resolver. Así tuvo que ir registro civil, en particular a la ventanilla de atención a servicios foráneos, para tramitar actas de nacimiento de sus hijas, que necesitaba para matricularlas en la escuela. Finalmente logró inscribirlas en la Primaria Benito Juárez.

Hasta aquí se puede decir que Ciriaco estaba más atareado en esos primeros tiempos de ubicación y aclimatación que representaba su nueva vida. Las características de su personalidad (emprendedor, gestor e innovador) las aprovechaba muy bien en esos días difíciles en su entorno laboral, familiar y cultural.

Regresando al plano laboral, resultó positiva la intención de abrir la ruta comercial al Medio Oriente y comenzó a enviar veinte toneladas quincenales a cada país en comento; mientras Gutierritos enviaba sus ya diez toneladas mensuales al vecino país del norte.

Reflexionando al respecto, se desprende que el perfil emprendedor de Ciriaco lo llevó a trascender profesionalmente y experimentó el fenómeno migratorio, al mudarse del sur del país a una zona de bonanza económica, con la genuina intención de mejorar su calidad de vida y la de su familia.

También se deduce que las realidades aspiracionales entre estas dos familias eran diferentes: sus conversaciones acerca del futuro eran distintas al platicarlas en la intimidad del seno familiar. Mientras en casa de Ciriaco se impulsaba la meta de realizar estudios superiores, en la de Gutierritos no existían pláticas motivadoras en ese sentido.

Al paso del tiempo, Grecia, hija de Ciriaco se hizo licenciada en Agronegocios y se incorporó a trabajar en la empresa El Tesoro Verde, donde laboraba su papá, en tanto Soraya, estudió la licenciatura de Agrobiotecnología y posteriormente la maestría en Ciencias de la Salud Ambiental, realizando grandes logros en investigación al encontrar contaminantes altamente tóxicos en frutas y verduras en los poblados de Ciudad Guzmán y en San Andrés Ixtlán, por uso sistemático y masivo de plaguicidas que afectan la salud humana.

El caso vivencial de Lisa tuvo otro destino: se salió de estudiar al terminar la secundaria y se puso a trabajar de jornalera en El Tesoro Verde.

Como colofón, Karina, la esposa de Ciriaco, abrió un restaurante de comida oaxaqueña,  una vez obtenida la respectiva licencia municipal para venta de alimentos por parte del ayuntamiento de Zapotlán El Grande, en donde vende enchiladas de mole negro, tlayudas y diferentes platillos acompañados con frijoles enteros negros y sus respectivas rebanadas de plátano macho frito.

Y tú, estimado lector, ¿Crees en la mente emprendedora, gestora e innovadora? A tu edad ¿te atreverías a emprender?

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