Año 15, Número 202.

Yo tenía un hermano que sí era vegano
me pagó la renta justo un fin de mes
dicen que por veces me tendió la mano
pero era mi hermano y era japonés (…)
Y la gente decía
Y la gente decía
Lo repetía Esther 
Oye, Lisao ya ven konnichiwa 
Oye Lisao ya ven konnichiwa” 

Corrido japonés Flaco Rochi
Fotografía: Sócrates Ruelas

Hablar a través de imágenes es un oficio fascinante; es convertir el tiempo en esencia visible, capturar el instante, el rostro de una persona, un paisaje inmortal, un paso de baile que se transforma en ritmo, elegancia, identidad o fuerza; la desolación de la guerra, las figuras deformadas del entorno que describen las sombras del miedo, la vulnerabilidad, las ruinas, la supervivencia; los instantes que enmarcan las figuras amorfas después de un desastre natural, la violencia de la naturaleza, los restos del naufragio, las consecuencias de un descuido humano. La imagen nos hace ver más allá de la figura, representa algo que tiene más que un sentido visual, nos introduce en un contexto complejo, ese es el oficio de Masao Yanome, un hombre que desde muy temprana edad asimiló que el tiempo se captura en un marco documental, el instante en que algo sucede y ese algo es memorable y por tanto tiene la necesidad de hacerse material con el objetivo de preservar la memoria.

En este artículo Masao Yanome nos cuenta su travesía, una travesía que ha tenido imágenes diversas, insustituibles, porque la vida de un artista visual es la materialización del instante, documentar la vida porque es fascinante, y nunca vuelve atrás, aunque siempre se repita.

José Masao Yanome Vargas nació en Guanajuato en 1989, ha pasado la mayor parte de su vida en Zapotlán el Grande. Estudió en la Ciudad de México Ciencias de la Comunicación y actualmente se encuentra en proceso de titulación de la licenciatura en Periodismo del CUSur.

Estudió comunicación, por lo que él llamaría una inercia, ya que originalmente quería estudiar sociología. Siempre tuvo afición por la fotografía, el cine y el dibujo, estudió casi tres años comunicación, pero “había algo que no terminaba de hacer clic”. Después vino el periodismo: “De repente en ese lapso que empecé a estudiar comunicación, empecé a hacer cosas por inercia, me di cuenta que iban teniendo cierto valor, o ciertas características de periodismo, y no, nunca lo he identificado como un área que me gustaría estudiar… entonces ¿qué pasó? en ese inter empecé a hacer unos viajes, a ver ciertas historias de la cotidianidad, empecé a tomar fotos, a hacer video y de repente vi una oportunidad de regresar a estudiar, pero no quería comunicación realmente, entonces indagué en el estudio de periodismo…ese fue el primer momento que decidí estudiar periodismo, y ver que ciertas cosas que yo estaba haciendo tenían cierto valor periodístico, sobre todo me llamaba la atención el tema documental”.

 No puedo omitir preguntarle a Masao una cuestión fundamental para el trabajo de un periodista: ¿Cuáles son los temas que te interesan?: “Esa pregunta sí está muy difícil, porque me falta determinar cuál es el tema o los temas ideales para documentar, pero a mí me llaman muchos los temas de identidad; de repente hay historias de personas que representan toda una generación, toda una cultura, un momento histórico. Creo que de repente cuando empiezas a afinar tu perspectiva, empiezas a verlo de otra forma, empiezas a visualizar los temas cotidianos medio profundo o significativo… para ser concreto, serían temas de identidad, de nombre y medio ambiente, esos se me hacen muy pacificadores, me gustaría estar ahí cerca para ver cómo se desarrollan esos temas, cómo es que los alcanzo a ver yo”. Respecto al tema de medio ambiente Masao comparte su perspectiva: “Hay un tema bien chido que se llama “El individuo y el medio ambiente”, que te abre el panorama de que las personas, los seres humanos, no somos enteros dueños de los que nos rodea como medio, de repente pensamos que dentro de nuestras actividades justificadas comerciales podemos utilizar todos los recursos que estén en nuestras manos para producir. Hay personas que no tenemos o no tienen un espacio y de repente un sólo mono tiene un chingo de hectáreas, un chingo de riqueza y no está distribuido. Aparentemente está muy normalizado pensar que cualquier persona puede ser dueño del espacio que quiera, del recurso que quiera y utilizarlo como quiera, a lo mejor en estos cinco u ocho años me he dado cuenta que aquí en nuestra región, en la región Sur de Jalisco, no hay resistencia, de repente puede venir una empresa israelita a sembrar chiles, de repente pueden venir chilenos, invernaderos de berries, personas de otros estados de la república a sembrar aguacates y nunca, nunca hemos puesto un poquito de resistencia, simplemente aspiramos a ser esta ciudad con plazas, esta ciudad con mejor posicionamiento, con más carros, con negocios más chulos, sentir que somos una mini Guadalajara, pero de repente sentir que en nosotros, en cada individuo debería de haber un motivo para oponerse, para que no se explote de manera brutal el medio ambiente. Para mí la importancia de que exista una conciencia ambiental es súper relevante, más aquí en el Sur de Jalisco, pero que no sólo nace de los críticos de la agenda ambiental, nace de un representante gubernamental que tiene que dejar un poquito a un lado sus intereses para voltear a ver el bienestar y garantizar que exista el gozar de un medio ambiente mejor, también de la sociedad civil, que se dé cuenta que nadie va a venir a cuidar nuestros recursos si no lo hacemos nosotros. Para mí es importante que estos temas estén todo el tiempo en la mesa y resistiendo”. El diálogo de Masao me lleva a pensar en su oficio y la importancia de la observación y la crítica en él, la importancia de tener bien abiertos los ojos a lo que acontece en el contexto, entender y observar cómo repercute en la sociedad, tanto de forma personal como colectiva.

¿Cómo inició el coqueteo con varias disciplinas artísticas visuales?: “Antes de hacer trámites a Sociología estuve tomando un curso de introducción a la Cinematografía, porque antes de decidirme por Sociología fue plantearme si quería estudiar Cinematografía; la fotografía siempre estuvo ahí porque mi papá tenía cámaras, entonces siempre había cámaras chidas en la casa. Me tocó tomar fotos con rollo. Un amigo tenía una cuatrimoto y nos íbamos a tomar fotos a la sierra, y de repente nos encontramos excursionando en un río, pasaron los años y ese río desapareció. Empecé hace como 20 años a tomar fotos por mi propio interés, ese siempre estuvo ahí. Fui un chico problema un tiempo, después tuve un tallercito para dibujar, y estaba chido, y podía hacer lo que quería; de repente pintaba cosas con óleo, cosas con aerosol, con yeso, eso sí, siempre me gustó. De recién inició la pandemia estuve colaborando con Letra fría y El suspicaz, que son medios regionales, haciendo una viñeta que era una “Bola blanca con patas”, así se llamaba; tenía sus situaciones en tres actos, entonces eso sí me dio chance de que alguien pudiera verlo o compartirlo más allá. Dibujo mucho en cuadernos, a lo mejor al año me estoy haciendo unos tres cuadernos, entre apuntes, viajes, los dibujos son básicos para mí, para poder expresarme y darme a entender yo mismo”.  Darse a entender a él mismo, nada más elemental para poder conocer el mundo, para poder capturarlo, la búsqueda incansable por entendernos de forma personal e íntima.

Como muchos artistas de la región sur, Yanome se han refugiado y hechizado por esta tierra, gracias a su instinto de periodista admira la belleza de Zapotlán, pero siempre desde una naturalidad crítica: “A pesar de que existe una intención de que queremos ser ciudad y estamos todo el tiempo pretendiendo ser ciudad, creo que a pesar de eso hay un ambiente pueblerino. Vas a seguir encontrando elementos como una vaca en la calle, viejillos que todavía bajan leña en sus burros; esos elementos se me hacen interesantes que existan y que no dejen de existir. En cualquier estación del año que estés aquí, te vas a encontrar con un paisaje bien particular donde se pueden ver un pedazo del volcán de fuego, el Nevado de Colima, La Media Luna se alcanza a ver, la laguna, y particularmente lo que me parece increíble es La Pastora; la neblina que aparece en la mañana y que se clava en los campos, eso me es muy atractivo y me llama mucho la atención”. La mente de Masao funciona a través de imágenes que encienden sus sentidos y como un documentalista observa más allá de lo cotidiano, observa no sólo la sociología de Zapotlán, sino su metamorfosis histórica mezclada con la mística del paisaje.

Yanome ha trabajado además en publicidad audiovisual y como fotógrafo, tanto de forma independiente como haciendo colaboraciones en La Gaceta del CUSur, entre otros medios, además de colaborar en el laboratorio de Periodismo del Centro Universitario del Sur. Ha realizado videos de perfiles documentativos de artistas locales como Alejandro von Düben, Edgar Chávez, entre otros, pero su trabajo más destacado a la fecha es el documental, Salsipuedes. El río en San Gabriel, galardonado en 2021 con el Premio Jalisco de Periodismo en la categoría estudiantes, junto a sus compañeros de equipo Sócrates Rueda Robles en fotografía y edición, Hugo Villaseñor como guionista, Alan Aréchiga en producción y Masao a la cabeza como director. Sobre este reconocimiento Yanome describe lo que esto representa: “Nos sentimos satisfechos, sobre todo porque le iba a dar más visibilidad al tema, al trabajo, y haber sentido que era un trabajo circular lo que habíamos hecho, que era iniciar en un punto y avanzar, avanzar y trazar un círculo, un círculo hasta volver al punto inicial, hasta haber cumplido nuestro objetivo, nos hizo sentir que lo habíamos logrado, que no habíamos titubeado en ningún momento en hacer lo que queríamos hacer”. Tanto este documental como los perfiles documentativos se pueden encontrar en Youtube. 

Actualmente Masao trabaja en el proyecto Cinema Tlayolan que inició en noviembre de 2021, en conjunto con la Casa de la Cultura de Zapotlán. Masao comenta que Cinema Tlayolan nació con el propósito de ser un cine club, pero ha tomado fuerza para convertirse en un proyecto de exhibición cinematográfica local. En éste se han proyectado animaciones de Sofía González Arreola que acaba de ganar un Ariel, y de la cual nos comenta Masao es zapotlense-tapatía. Yanome reitera el propósito de Cine Tlayolan: “Nace de la necesidad de exhibir, proyectar y colocar en el espacio público el trabajo local y regional que vale mucho la pena”. A la fecha Cinema Tlayolan ha tenido exhibiciones en diversas colonias de Ciudad Guzmán, en el Centro Cultural para las Artes José Rolón, en el Clemente Orozco, en el parque Mansiones, este proyecto tiene visualizado crecer, a tal grado de convertirse a “mediano o largo plazo” en un festival de cine. 

Sobre la influencia japonesa en su vida y obra Masao responde: “Soy de una generación sansei, así se le nombra a los nietos de los migrantes que llegaron; llega mi abuelo, nace acá mi papá, después nacemos nosotros: mis carnales y yo; creo que sí hay una influencia con la visión, no creo que sea tan marcada como japonés, japonés, pero creo que hay cosas que influyen en nuestra visión, sobre todo hay una cercanía mítica con la naturaleza, así lo definiría yo, en donde siento que existe esa ideología asiática con mi vida”. Con esa sinceridad que caracteriza la personalidad de Masao responde una de las preguntas más importante para mí: ¿Qué tan difícil ha sido para ti seguir tu camino como artista creativo y documentalista en el sentido económico? Él responde: “Pues, ha sido un camino bien rasposo porque a lo que estoy viendo, tú puedes tener un proyecto personal, que te signifique mucho, que te dé la satisfacción de hacerlo, pero de repente hay ciertas acreditaciones; como haber sido beneficiado en una convocatoria o apoyo y ya sabes que eso te da la plataforma que necesitas para que tu trabajo se vea, entonces, en ese sentido ha sido muy muy difícil idealizar que ese camino o ese trabajo va a ser valorado instantáneamente. Creo que vale más la pena empezar con medios propios, y encontrar hacía dónde va a encaminarte tu trabajo. Ha sido muy rasposo empezar a documentar cosas desde hace quince años sin querer, sin la visión que estabas haciendo algo serio, pero que al momento actual ya signifique algo, ya es un archivo, ya es un acervo, la primera impresión de que ya tienes lo que tu quieras”.

Para finalizar la entrevista Masao nos habla sobre su proceso creativo y su influencia principal para crear: “Es una forma de hacer tangible el pensamiento; una forma muy latente de explotar la imaginación; si es una imagen, una foto, un contenido audiovisual cómo los vas a hacer, cómo lo vas a materializar. La música en sus diversos géneros va a influir en lo que esté haciendo”. Masao se despide de los lectores hablando sobre la importancia de documentar independientemente de estar dentro o fuera de una escuela: “En ocasiones existe esta visión puritana de que el documental lo van a hacer sólo cineastas, y las historias van a ser contadas magníficas, fantásticas, con una onda mágica particular de la realidad, y que todo lo que está fuera de ese cajón cinematográfico no tiene el mismo valor, entonces no hay que achicopalarse, topar y competir contra esa idea, que no todo se va a forjar en estas academias de cine, y que hay otras ventajas al no pertenecer, encontrar tu forma de vivir tus ideas… Me estoy dando cuenta a estas alturas que antropólogos, historiadores, sociólogos terminan haciendo cosas bien chidísimas audiovisuales, me siento más identificado con estas tres perfiles que te digo que con un egresado de artes visuales, que de repente toda la faramalla que traen y no interpretan nada, de repente es sólo encontrar cosas básicas y sencillas de la realidad”. 

El futuro para Masao Yanome depende del mejoramiento de su trabajo y la adquisición de nuevas técnicas de producción audiovisual. Comenta que actualmente trabaja en un documental sobre el artista plástico Tijelino dirigido a público infantil. 

Al terminar de escribir este artículo me doy cuenta que uno de los fundamentos para un hombre como Masao Yanome es que las imágenes siempre estén sustentadas en la importancia de la trascendencia y la memoria, que nazcan y prevalezcan en un reconocimiento visible e invisible de lo que somos, de lo que fuimos, de lo que llegaremos a ser o de lo que nos repetiremos, o se repetirá, a pesar de todos los cambios del mundo y la sociedades. 

ombligoconmostacho@gmail.com