Año 15, Número 210.

Los insecticidas del grupo de los neonicotinoides son los responsables de la muerte masiva de abejas en diversas partes del mundo

Fotografía: Ariana García

José María Tapia Gonz

José Octavio Macías Macías

Las abejas melíferas están consideradas como superorganismos debido a su alta capacidad de adaptación, reproducción y sobrevivencia. Sin embargo, los avances técnicos en la agricultura las están acechando, y el uso de pesticidas modernos las están afectando de manera significativa.

Los insecticidas del grupo de los neonicotinoides, como el acetamiprid, clotianidina, imidacloprid, tiacloprid, thiamethoxam, y más recientemente el fipronil, son los responsables de la muerte masiva de abejas en diversas partes del mundo.

En México, esta situación no es muy diferente. En pruebas realizadas en el año 2018 por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA) y la Universidad Autónoma de México (UNAM) encontraron residuos de once pesticidas que se usan en el cultivo del maíz en la cera de los panales de las abejas, lo que con seguridad afecta la reproducción de éstas.

Esto mismo ha estado sucediendo en el estado de Jalisco, donde las empresas agrícolas usan estos productos sin tomar en cuenta la afectación a las abejas y a la comunidad de polinizadores. Por ejemplo, en un trabajo de tesis realizado en 31 municipios del estado de Jalisco, en el año 2018 se encontró 30% de muestras de miel de abeja con residuos de pesticidas, entre ellos los neonicotinoides imidacloprid y acetamiprid, además de carbamatos, organofosforados, metilcarbamatos y fungicidas. Estos datos de acuerdo con Gilda Ponce, egresada de posgrado del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

En lo que va del año 2022, en el estado de Colima se ha identificado la muerte de alrededor de 600 colonias de abejas melíferas y sin duda de más insectos polinizadores, esto debido al uso del insecticida sistémico de acción prolongada fipronil, que tiene una residualidad de hasta 6 meses en el ecosistema y se utiliza para el control de la plaga del picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus), que afecta a las palmas cocoteras. Esta información la proporciona Elvira Silva, de la Universidad de Colima.

Esta complicada situación se ha tratado de legislar a nivel federal y estatal en México, pero las iniciativas expuestas en el año 2017-2018 en el Congreso del Estado de Jalisco y en el Congreso de la Nación, que han sido presentadas por diputados y avaladas por asociaciones de apicultores, permanecen congeladas.

Estas iniciativas pueden ser el inicio de restricciones o prohibiciones, como ha sucedido en Canadá y la Unión Europea, situación urgente que se tiene que resolver en nuestro país, en beneficio de las abejas y de los apicultores.