Año 17, número 249.

El filme japonés cuenta la historia en la que un monstruo prehistórico despierta de las profundidades oceánicas a causa de pruebas nucleares, lo que provoca su ira e inminente ataque a las ciudades de aquel país

Imagen: Pixabay

Omar Gabriel López Delgado

Cuando el joven Ishirō Honda regresó de la Segunda Guerra Mundial, descubrió la ciudad de Hiroshima devastada por el ataque de la bomba Little Boy. El lugar emanaba una atmósfera aterradora, tétrica; parecía que el apocalipsis ya había llegado. Mientras que aquel chico se convertiría en un director cinematográfico más tarde, el 1 de marzo de 1954, el barco atunero Daigo Fukuryū Maru (Dragón Afortunado Cinco) sufrió una exposición y contaminación masiva a causa de la lluvia atómica que desencadenaron las pruebas nucleares en el atolón Bikini (actualmente las islas Marshall). Esta serie de sucesos terminaría por desencadenar una de las decisiones más importantes en la vida de Ishirō Honda, porque en ese año aceptó dirigir una película que terminaría por convertirse en un hito cinematográfico que hasta el día de hoy sigue vigente.

            Inspirado en el simio gigante King Kongy en el filme La bestia de los tiempos remotos, la primera película de Godzilla,estrenada en 1954, presenta un enfoque serio y oscuro muy marcado a lo largo de la cinta. Desde la propia carga mitológica que recibe por parte de los pueblos que están más alejados de las urbanidad; sus ataques hacia barcos pesqueros y hasta su primera aparición que provoca un impacto tan fuerte en el espectador. En este punto, la historia plantea dos dilemas: o bien destruir a la criatura mientras lo ocultan a la población civil, o hacer pública la noticia; en cualquiera de los casos, el monstruo saltaría el pánico colectivo.

Godzilla no sólo utiliza la destrucción de barcos y la radiación para dejarnos en claro del mensaje nuclear, sino que el propio monstruo es una víctima de las bombas nucleares. Aquella bestia fue despertada durante las pruebas atómicas y, como consecuencia, su cuerpo está chamuscado, su piel rugosa y con heridas que todavía parecen no sanar. Con estos detalles nos pueden dar algunos indicios sobre su abierta hostilidad contra todos los que se crucen en su camino a la destrucción. Además, su mera presencia es peligrosa por la alta cantidad de radiación que emana, pues es capaz de contaminar los lugares arrasados por él.

Sin embargo, este mensaje no tomaría fuerza si no fuera por el elemento de los personajes humanos, quienes son indispensables para su comprensión. El dramatismo en esta película no sólo es una secuencia de escenas en el que todos gritan despavoridos. Vemos personas sufrir la pérdida de sus semejantes, sufrir la radiactividad del monstruo, mirar con resignación su muerte y quizás el tema más importante: ¿Es ético el avance científico? Esta pregunta surge con el Doctor Serizawa, un científico que por error descubre un arma más mortífera que la bomba de hidrógeno con la capacidad de destruir las partículas del oxígeno en el agua. Este descubrimiento lo atormenta a tal punto de plantearse la destrucción de todos sus avances del Destructor de Oxígeno con tal de no ser obligado a recrearla de nuevo.

A pesar de ser claro con sus intenciones, Serizawa no tiene otra opción que ayudar a eliminar al monstruo luego de ser partícipe de la horrible destrucción que ha causado. Esta escena en concreto es deprimente, la toma nos muestra a miles de damnificados y huérfanos que hacen alusión a las pérdidas de la Segunda Guerra Mundial mientras un coro da un ambiente aterrador. Así pues, Serizawa decide sacrificarse al accionar su propia creación en la guarida de Godzilla, no sin antes destruir cualquier indicio de su invento para que ninguno intente recrear su trabajo.

Godzilla no sólo se convirtió en un ícono popular a partir de ese momento, sino que también se volvió referente para un nuevo género de ciencia ficción, cuyo propósito es mostrar monstruos gigantes luchando el uno contra el otro, sino que a partir de entonces se convertiría en una exitosa franquicia, la más próspera que haya generado el cine. Con más de 38 películas tanto japonesas como estadounidenses, de las que se ha re interpretado la visión del monstruo: desde ser un antagonista hasta convertirse en un superhéroe al más puro estilo de Superman.

A pesar de las siguientes entregas del monstruo radiactivo, esta es, sin duda alguna, la que cuenta con la mayor carga emocional y temática. Godzilla no sólo es un monstruo, es el miedo de Japón por el armamento nuclear, es una fuerza de la naturaleza que viene a vengarse por las atrocidades que se cometieron. Esta cinta es sin lugar a dudas una obra increíble a la que se debe dar una oportunidad, pues no defraudará a nadie.

omar.lopez3185@alumnos.udg.mx