Año 14, Número 184.

El aspecto espiritual es otro de los temas que han influido tanto en la vida como en la obra de Elsix Bravo, ella cuenta cómo inició este camino y por qué se interesó en descubrir su espiritualidad

Fotografía: Yair A.C.

Evangelina Bolitocha

La curiosidad nos lleva a ser otros y es que, quizá, la curiosidad es la semilla de todas las artes; nos lleva a explorar y cuestionar el entorno y a nosotros mismos. Elsa Bravo, con nombre artístico Elsix Bravo, es una mujer llena de curiosidad por todo lo que pasa a través de los sentidos y el pensamiento, ha transitado la exploración de sí misma, lo que ella nombra “abrir la cloaca interior”. Elsa ha trabajado en los detalles de la forma con diversos materiales. Así, a través de las texturas conoce su mundo y la proyección que genera en los otros. “Abrir la cloaca personal” es ir más allá de las sombras, es bajar a la oscuridad y esto produce lodo y pantanos, pero Elsa piensa que es de valientes sumergirse en el abismo, porque es parte de la obra existencial, y es que, cómo dejar de lado todos los elementos, versiones, etapas del proceso creativo y de la vida de cada artista, cómo dejar de preguntarse cómo funcionamos en el pasado y cómo dejamos de funcionar tantas veces, qué significa ser escultora para Elsa Bravo. Eso nos lleva a uno de los temas pendientes en el artículo anterior: cuál es el motivo de su obra, cómo se identifica Elsa Bravo en este momento de transiciones, de vértigos sociales, donde cada género busca un lugar en el mundo.

Desde que tuvo uso de razón, la imagen de su papá fue fundamental y ensombrecedora: “Yo era fan de mi papá, estaba totalmente Electra. Mi padre era el rey del universo, he tenido que matar a mi padre, metafóricamente, muchas veces, a veces lo revivo y lo vuelvo a acuchillar, porque era dueño de mi vida. Yo era su creación. Lo que él ya me dio está bien plantado en mí, que es la sensibilidad”. Ir al inicio de todo y comenzar a separar: lo que sirve y lo que ya no funciona, tal como corregir el trazo o la silueta, la estética de la obra, tema importante porque no se puede llegar a un fin sin analizar los sucesos previos y las circunstancias. Por ejemplo, la autoexploración de Elsa la ha llevado a la autocrítica, a confesar contradicciones de ella misma que navegan dentro de la complejidad social y humana: “Siempre quise ser hombre. Soy de las mujeres que enfermó en este medio machista, incluso llegué a creer que todas las mujeres estaban pendejas, era una repercusión de ver que en este mundo los que brillan son los hombres, me decepcioné mucho de haber sido mujer, al ver que yo no iba a llegar a ser. Mi padre me alimentó mucho a ser la más chingona y luego llegas a la realidad y todos te quieren coger y te quieren sobajar y controlar. Luego empecé a estudiar artistas mujeres como Camille Claudel, que fue la que hizo las obras más importantes de Rodin y él firmaba por ella. Conforme fui conociendo más y más del mundo de las mujeres artistas me di cuenta de varias cosas; dime artistas mujeres, por ejemplo, en México, de una María Izquierdo ¿cuántos hombres? Tengo varios años que empecé a despertar esta rabia, el despertar de mi propio cuerpo”.

¿Qué trata de reflejar en su obra Elsix Bravo? Ella responde que, aunque la obra y las pretensiones de ésta cambian, en este momento trata de reflejar la dualidad. El tema de la dualidad la lleva a sumergirse en los opuestos y en la complejidad y compenetración que deben tener ambos polos. En su obra Elsagrado femenino, que combina escultura e ilustración, proyecta el tema de las dualidades y la importancia que deben de tener en cada uno sin importar el género: “Sobre todo tengo este rollo de entender que somos seres duales; me reconozco que estaba más cargada hacia lo masculino en algún momento, luego dije ‘soy mujer y las mujeres somos más fregonas porque damos vida’. Es lo que quiero compartir, que también los hombres pueden abrazar su parte femenina y verla, porque si todos somos seres duales, todos estamos más equilibrados, va a haber menos violencia, vamos a relacionarnos más armónicamente, vamos a ser seres humanos autosuficientes, todos, hombres y mujeres, porque si un hombre abraza su parte femenina va a cocinar, va a cuidar plantas, va a cuidar a sí mismo, comer bien, vestir bien y creo que es el momento. ¿Cuántas mujeres machistas hay? Aunque digan ‘yo no soy machista, soy mujer empoderada’, de hecho, hay un error en eso del empoderamiento; creer que el ser una perra corta cabezas es ser empoderada está de la mierda, porque no lo es, es seguir cuidando todo eso de lo femenino. Hay mujeres que piensan que usar anticonceptivos es libertad y no, es alinearse a esa mamada patriarcal; a estar toda arruinada de tu cuerpo, alterada de la matriz. Entonces mi obra tiene que ver con esa exploración femenina”. Elsa piensa que es el momento de conectar ambos géneros, el momento de visualizar los hechos desde diversos ángulos; con crítica y autocrítica, es por eso que asimila que tanto experiencias profesionales como personales le han servido para complementar su obra y lo que desea expresar.

Elsa Bravo se deja llevar por el canto, le gusta cantar, ya sea en una ceremonia de temazcal o como un proceso de sanación para los otros y para ella misma. “En el mundo antiguo el arte era el medio para comunicarse con Dios. Esa es otra cosa de los artistas; desconexión conexión; conexión con la divinidad y desconexión con lo terrenal”. Otro aspecto del artista que Elsa integra como parte de su concepción del mismo, es el vivir en sinceridad, “vivir en una total sinceridad de lo que sientes sin marullo podrido, no hay política, no hay poder, no hay dinero, y sí, hay muchos artistas que tienen mucho dinero, pero mantienen una sencillez increíble, porque el dinero también es energía, es el medio para conseguir otras cosas y no hay que estar peleado con eso, es el medio y hay artistas que generan mucho y también hacen obras. Toledo hizo eso, hizo escuelas, donó bibliotecas, él luchó por Oaxaca”.

El aspecto espiritual es otro de los temas que han influido tanto en la vida como en la obra de Elsix Bravo, ella cuenta cómo inició este camino y por qué se interesó por descubrir su espiritualidad: “El camino rojo inició porque me quebré una pierna y entonces le dije a Dios: ‘se me hace que he vivido la vida en oscuridad’, tomaba mucho, era muy promiscua, entonces le pedí que me manifestara la medicina, yo ya tenía en mi mente el peyote. Me fui al desierto, después de ese viaje comenzaron a organizárseme las ideas, luego me invitaron a un temazcal de luna llena, sólo para mujeres, ahora sé que es para todos, porque la luna mueve a todos y todo”. El entrar a un temazcal le mostró aspectos que habían sido olvidados de su feminidad, detalles que la reencontraron con ella y el entorno: “Ahí en el camino rojo las mujeres tienen que llevar falda, imagínate, no tenía ninguna, ahí me compartieron que la falda es muy importante para la conexión con la madre tierra. En el tiempo antiguo las casas eran de tierra, pisabas la tierra, orinabas en la tierra y entonces la tierra podía saber qué necesitabas, qué alimento necesitas, qué plantas necesitas para curarte y pues eso me ha impactado muchísimo”. Como la escultora que es, presta atención a los detalles, por más mínimos que sean, además piensa en las consecuencias de la historia y las ideologías, en lo mucho que significa una prenda de vestir por más insignificante que parezca: “¿Por qué uno deja de usar falda? Porque fuimos violentadas. Cuando iba en la primaria había unos chiquillos que gritaban ‘¡bombardeo!’ y se aventaban para verte los calzones, entonces uno iba con short debajo de la falda. Entonces yo he empezado a ser sensible, incluso la violencia que yo misma ejercí a otras mujeres de manera inconsciente y siendo machista, porque es una cosa inconsciente que se planta en la mente. El haber explorado dibujo anatómico me ha ayudado a ver esta parte sensible de la belleza del cuerpo natural. Realmente ver la belleza y todo esto lo aprendí lejos de casa; lejos del prejuicio de mis tías, de mi madre, de las mujeres del pueblo”. Y es que, como muchos sabemos, hay diversas cuestiones que tienen que ver con el espíritu y la belleza, con los estándares y la realidad, con los prejuicios y los miedos, cuestiones que Elsa no deja pasar, porque eso sería como dejar pasar la vida, dejar de moldear una figura o perder la curiosidad. Eso sería como negar que ella, como todos, posee cloacas, cloacas que es elemental abrir para poder reconstruirse cuantas veces sea necesario, como elemental es seguir siendo escultora en México, como elemental es seguir siendo una escultora del Sur de Jalisco, una promotora del arte, del espíritu y la feminidad.

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