Año 13, número 160.

La contingencia por Covid-19 ha llevado a la vida universitaria a adecuarse a las distintas condiciones y herramientas para cumplir su labor

Foto: Javier Zepeda

Ariana García

Ante la contingencia por Covid-19, la Universidad de Guadalajara suspendió las clases presenciales el 17 de marzo del presente año para evitar contagios en integrantes de la comunidad universitaria. Más tarde, acotó los trabajos administrativos, reduciendo la presencia física a sólo aquellos trabajos esenciales en los distintos planteles; todo lo demás continuó realizándose de manera virtual.

¿Qué implicaciones ha tenido este cambio para la vida universitaria? Después de los primeros meses de incertidumbre por la contingencia, ahora parece que los trabajadores universitarios comenzamos a vislumbrar nuestro quehacer dentro de esta “nueva normalidad”, como algunos han decidido llamarla. Al parecer, la pandemia podría prolongarse y con ella la forma en que desde su inicio se tuvo que trabajar: a distancia y con herramientas virtuales como apoyo para los procesos administrativos y de enseñanza-aprendizaje.

La tercera acepción que la Real Academia Española le da a la palabra emergencia es “situación de peligro o desastre que requiere una acción inmediata”. Ante la emergencia por Covid-19, las acciones inmediatas no se han hecho esperar en la universidad. El confinamiento fue la primera y más eficaz acción comprobada para evitar contagios, después, actuar para que las actividades académicas continuaran y al menos el ciclo escolar que apenas comenzaba no se perdiera.

El CUSur es un centro universitario regional, a él acuden estudiantes principalmente de la zona de influencia: el Sur de Jalisco, pero también de otros municipios de éste y otros estados del país. Ante el confinamiento, la mayoría de esos estudiantes regresaron a sus lugares de origen, y una gran parte encontró dificultades para continuar de manera satisfactoria con los trabajos escolares desde su casa. Entre las encuestas que se han hecho se reportan distintos impedimentos como la falta de un equipo de cómputo, de internet, espacio para el estudio e incluso tiempo, pues muchos tuvieron que comenzar a trabajar ante la pérdida de empleo de sus padres por la prolongación del confinamiento, que ha dejado en quiebra a muchas empresas.

Entre los esfuerzos que la universidad ha hecho ante estas situaciones con los alumnos están los préstamos de equipo de cómputo, la entrega de despensas para ayudar a la economía familiar, la reprogramación de trámites administrativos que los alumnos necesiten, así como las facilidades para realizarlos, ya sea de manera virtual o presencial con todas las medidas sanitarias requeridas. Una de las consignas que desde la rectoría general se tuvo para el cierre del semestre 2020 A fue la flexibilización en la evaluación a los alumnos, pues muchos no contaron con los recursos suficientes para concluir sus trabajos académicos de manera satisfactoria.

En este aspecto académico también están los profesores, quienes se enfrentaron a la modalidad virtual en la enseñanza. Aunque muchos de los cursos que se imparten son en línea, la gran mayoría son presenciales, además de aquellos que requieren forzosamente prácticas de campo para su realización. Así, el traslado de las planeaciones de clases presenciales a la virtualidad se tuvo que dar en pocos días, todo un reto sobre todo para aquellos profesores que no contaban con la capacitación para el manejo de herramientas virtuales. El trabajo se multiplicó.

La universidad volcó todas sus capacidades para ofrecer cursos de capacitación emergentes en manejo de herramientas virtuales para la enseñanza, y se abrió a los canales que tanto profesores como alumnos tienen, más allá de los oficiales, para comunicarse de manera efectiva, quizá menos protocolaria, pero que ahora resultan sustanciales. Las redes sociales cobraron mayor relevancia en el ámbito académico, tornándose incluso en la vía de comunicación más o menos oficial entre toda la comunidad universitaria.

 El trabajo administrativo hace mancuerna con el académico, no es posible uno sin el otro en toda esta maquinaria llamada universidad, y también ha tenido que realizar acciones emergentes para continuar con las labores. Se decidió el sistema de guardias para evitar aglomeraciones sin parar los procesos necesarios para los fines de la universidad. Son notables los esfuerzos que han hecho, por ejemplo, algunas áreas de atención a los alumnos en el CUSur para hacerles llegar toda la información necesaria y lleven de la mejor manera sus procesos.

Además de los canales virtuales que siempre han estado ahí, como la página del CUSur www.cusur.udg.mx, instancias como la Biblioteca Hugo Gutiérrez Vega, Servicio Social, Difusión, la Casa del Arte, Educación Continua, Control Escolar, entre otras, han intensificado su trabajo para mantener comunicada a la comunidad universitaria, diversificando sus canales por redes sociales y creando contenido audiovisual.

Las actividades de capacitación continua que se realizaban de manera presencial en el CUSur desde las distintas disciplinas, como conferencias, conversatorios, jornadas de trabajo, semanas de investigación, etc., no se han visto interrumpidas. Si bien algunas se han pospuesto, la gran mayoría han continuado incluso más nutridas por la diversidad de nacionalidades que pueden interactuar en ellas gracias a las herramientas tecnológicas. Los webinars de distintas disciplinas han encontrado un momento de proliferación en este confinamiento, y han abonado en la capacitación de la comunidad universitaria más allá de la currícula de sus planes de estudio.

Aún falta mucho por trabajar en esta “nueva normalidad” en la vida universitaria, sobre todo en lo referente a la organización del tiempo frente a la pantalla pues, si bien resulta práctico tener todas las herramientas en un solo lugar, la naturaleza humana, biológica, necesita mantenerse en movimiento y diversidad de actividades, por salud física y mental. Hay quienes viven solos, en pareja, en familia pequeña o numerosa, con otros compañeros, y la organización del tiempo para las distintas actividades de la cotidianidad en un mismo lugar debe aún trabajarse por muchos que, al menos, no están acostumbrados al trabajo desde casa, sin dejar de lado la disposición de las herramientas necesarias para llevarlo a cabo.

El trabajo virtual continuará en la universidad, pues aún no hay fechas certeras para el regreso a las actividades presenciales. ¿Qué de todo lo que se ha implementado en la emergencia seguirá vigente cuando ésta se levante?, es un misterio. ¿En qué condiciones quedará la sociedad universitaria, como la general, después de las desigualdades que la pandemia ha dejado al descubierto?, también lo es. Lo que sí debemos tomar en cuenta es que existen otras vías que antes no se tomaban en cuenta para atajar las emergencias y que se pueden aplicar a la cotidianidad. Ojalá que lo práctico que vamos aprendiendo en el camino de esta contingencia sirva para aplicarlo en situaciones futuras de “normalidad”.

ariana@cusur.udg.mx