Año 17, número 255.
Elena Valentina Ureña Sánchez
El ciclo menstrual es un proceso fisiológico presente regularmente en la mayoría de las personas menstruantes durante gran parte de su vida. Diversas circunstancias influyen en su control, desde factores hormonales hasta la alimentación, la actividad física, las conductas de riesgo y el estrés. De esta forma, alteraciones en dichos factores pueden resultar en cambios no solo en el flujo y los síntomas que se presentan en cada ciclo, si no también en el estado de bienestar físico y mental; todo esto regulado por las hormonas liberadas en las distintas fases que conforman el ciclo.
El ciclo menstrual, en la mayoría de los casos, tiene una duración de 28 días con variaciones que pueden ir hasta los 9 días dependiendo de la edad y condiciones de la persona. Dentro de las fases involucradas en el ciclo ovárico, el cual es el que produce los cambios hormonales, se encuentra la fase folicular, la ovulatoria y la lútea; en cada una de ellas se presentarán efectos provocados por la acción endocrina que se está llevando a cabo.
Los cambios hormonales generan trastornos menstruales, los cuales son alteraciones en el ciclo menstrual, dentro de los que puede haber variaciones en la frecuencia, intensidad y duración del sangrado menstrual, así como en los síntomas que lo acompañan. De igual forma, estos pueden provocar perturbaciones en el bienestar físico, emocional y mental de las personas que los padecen debido a las causas subyacentes, las cuales pueden influir en la regulación hormonal o en general en el estado homeostático del cuerpo.,
Un factor de gran influencia en la presencia de estos trastornos menstruales es el estrés, el cual es definido por la OMS como un “estado de preocupación o tensión mental generado por una situación difícil”. Son diversas las ocasiones en las que los humanos se pueden llegar a ver expuestos a esta tensión, ya que en la vida cotidiana las preocupaciones están a la orden del día por situaciones tales como los problemas personales, familiares, económicos, laborales o académicos. Así, el estrés se vuelve el causante de cambios que repercuten en la vida de las personas afectadas.
En estudios recientes el estrés ha sido asociado con síntomas como dolor de cabeza, dolor de pecho, tensión muscular, fatiga, malestar estomacal y alteraciones del sueño; de forma que el aumento de este puede afectar de manera significativa su en la calidad de vida de quienes lo presenten.
De manera general el estrés pone al cuerpo en un estado de autodefensa, en el cual se activan sistemas corporales que se manifiestan con la secreción de hormonas como el cortisol, la adrenalina y la noradrenalina. Estas intervienen en las funciones corporales normales y, en lo que respecta a la función reproductora femenina, afectan los ejes hormonales, lo cual provoca una alteración en la secreción de hormonas a nivel hipotalámico e hipofisario que repercute en la función ovárica y uterina. Todo esto da como resultado algunos de los trastornos menstruales previamente mencionados.
El estrés puede influir en la calidad de vida de las estudiantes universitarias, debido a las extensas jornadas de estudio, al estilo de vida apresurado y la falta de un descanso adecuado.
En un estudio realizado por Núñez y cols., se encuestó a 466 universitarias venezolanas entre abril del 2021 y enero del 2022. En los resultados se encontró que el 67.7% de las encuestadas presentaba alteraciones en su ciclo menstrual, como variación en la cantidad de flujo, el incremento de dismenorrea y/o agravamiento de los síntomas asociados al periodo menstrual, lo que afecta su vida cotidiana provocando no solo malestar físico y mental, sino también repercutiendo en las actividades de sus rutinas, como lo es el asistir a clases.
En el caso de las personas menstruantes, socialmente se ha visto a las alteraciones menstruales como algo normal y que viene dentro del paquete de nacer con un útero. Sin embargo, hay una repercusión real en la salud y calidad de vida de quienes presentan estas alteraciones, de manera que conocer los distintos factores que influyen en la generación de ciclos menstruales saludables y las formas de prevenir alteraciones es de gran importancia.
Día a día las personas experimentan situaciones que las llevan al estrés, lo cual a largo plazo llega a afectar la salud; por lo tanto, se debe de prestar una mayor atención a la manera en la que se maneja este. Por ello, el uso de técnicas que ayuden a relajar y controlar el estado de ánimo ante situaciones complicadas es útil para prevenir la tensión que viene con ellas. Algunos ejemplos de estos métodos son la respiración diafragmática, la técnica de Benson o la de relajación muscular profunda, las cuales brindan un estado de tranquilidad por medio de ejercicios sencillos. De igual forma, se recomienda emplear técnicas de organización que ayuden a evitar las cargas excesivas de trabajo, y sobre todo apoyo psicológico para recibir una orientación adecuada sobre el manejo de nuestras emociones.
Es importante crear conciencia sobre la importancia de una buena salud mental y emocional así como se hace con la física. El cuerpo humano comunica constantemente lo que pasa en él a través de lo que vemos o sentimos, y el ciclo menstrual suele ser una fuente frecuente para reconocer alteraciones corporales. Por lo tanto, prestar atención a cambios en este y a síntomas diferentes a los presentados normalmente cuando se menstrua es relevante, ya que estos nos pueden indicar datos sobre lo que está pasando en el cuerpo. De igual forma, ante la presencia de alguna anormalidad es importante acudir con un médico para recibir una orientación adecuada, identificar la causa y proceder de forma oportuna para la mejora de la salud.
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