Año 17, Número 243.

O mueres como un héroe, o vives lo suficiente para verte convertido en villano


Harvey Dent, “The Dark Knight”
Imagen: Epic Games

Nancy Esmeralda Ochoa Barrera

Bruce Wayne, la venganza, el hombre murciélago, el mejor detective del mundo,  el caballero de la noche. Existen un sinfín de nombres por los que se le conoce, pero todos son la misma persona “Batman”, personaje creado por Bob Kane, Bill Finger y DC comics, que ha causado revuelo desde 1939 hasta el día de hoy. 

Su inicio comienza con un final; tras el asesinato de sus padres por un hombre a mano armada, el joven Bruce Wayne hereda la fortuna de la familia Wayne, quedándose al cuidado de su fiel mayordomo, Alfred Pennyworth. Crece de manera “normal” con un sólo propósito en su vida, erradicar la maldad y delincuencia de su ciudad, sosteniendo una ética y moral inquebrantable que pelea por el bien social y el cumplimiento de las leyes,  convirtiéndose así en el famoso héroe de ciudad gótica por la noche y un extravagante e influyente millonario en el día, sin embargo, es un personaje tan complejo que muchas veces se ve arrojado contra su propio sistema ético. Incluso, en más de una de sus historias, temas como la salud mental, la crueldad y la antipatía se vuelven importantes para su caracterización. 

¿Qué pasaría si se dijera que Batman no siempre es un héroe, sino un antivillano? ¿Que su moral no siempre es tan inquebrantable, que no es capaz de controlar su propia “locura” y que muchas veces el que haga “justicia” por su propia mano lo aleja moralmente de lo correcto? “Aquí entendemos la antivillanía como la desarrollada por un actante cuya moral natural es reprochable, porque quiere hacer el mal, pero aparentemente se conduce con ética irreprochable”, señala Barrero Manuel.

En este artículo se busca dar ciertos argumentos sobre por qué es posible ver al personaje de Batman como un antivillano y no como un héroe, partiendo de la adaptación del personaje en la novela gráfica  de 1989  Arkham Asylum. 

Para comenzar con el pie derecho, convendría desarrollar algunos conceptos que servirán para familiarizarse con los términos freak, así como diferenciar lo que es un “antivillano” y un “villano”.

María Bustillos comparte que, en lo más básico de la narrativa, hay un héroe y un antagonista que se interpone en su camino. En el desarrollo de personajes, se suele adjudicar al héroe cualidades “buenas”: es bondadoso, amable, valiente, con un sistema de valores como el nuestro. Por otro lado, el antagonista suele ser el villano, y esto casi siempre significa que es “malvado” y sus sistema de valores es contrario al del héroe.

Como se pudo intuir, tradicionalmente el villano es un personaje que se muestra “malvado” desde el principio de la historia; ahora bien, el antivillano “no tiene las características malvadas que el villano suele tener, o al menos tiene un conflicto que lo hace moralmente cuestionable. Un antivillano suele tener metas heróicas o una misión propia que puede llegar a hacernos empatizar porque no es completamente malvada. Su meta puede ser positiva, pero los medios para conseguir lo que busca no”. 

Aclarados ambos conceptos, en los siguientes párrafos procederé con el análisis, de la adaptación del personaje, en la historia presentada de Arkham Asylum. Dicha novela, escrita por Grant Morrison,  aborda una historia empapada de terror psicológico e imágenes tan turbias que podrían revolver el estómago de cualquiera, ya que estas muestran eventos siniestros. 

El 1 de abril (el Día de los Santos Inocentes estadounidense), los pacientes del manicomio llamado Asilo Arkham, toman el control del mismo y, comandados por el Joker, se hacen de rehenes, amenazando con matarlos si Batman no permanece una noche entre ellos. Batman acepta, aunque con desconfianza, y se introduce en ese reino de locura. A partir de entonces deberá afrontar una terrorífica incursión por la institución, la historia de la creación de la misma y de su fundador, Amadeus Arkham, atormentado por sus propios demonios. A lo largo de la trama es posible observar cómo Batman comienza a cuestionarse si él realmente está cuerdo o es tan inestable psicológicamente como el resto de los internos.     

A partir de este punto ocurre una disociación del protagonista: los pacientes del hospital exigen la presencia de Batman, y aunque éste no se inmute, Bruce Wayne se siente aterrado ante la idea de entrar a la boca del lobo, “a veces yo cuestiono la racionalidad de mis actos y temo que al atravesar las rejas de ese asilo…sea como llegar a casa”. Curiosamente esto contradice la idea tradicional del héroe que postula Mariela Martinez citando a Savater, “el ejercicio del héroe exige independencia, libertad de su propio ser. Esto implica que el heroísmo no se asienta en el pasado sino en el devenir”. Batman entonces revela que sigue atrapado en el pasado y que sus acciones podrían ser influenciadas por las emociones que le provocan sus recuerdos; esto se confirma en las páginas posteriores, donde la psiquiatra Adams le realiza una prueba de asociación de palabras, en la que las únicas que dice Batman están relacionadas con el trágico día en el que perdió a sus padres, considerado como un evento traumático en su vida. Esto lo desequilibra por completo y, como se intuía, altera su juicio. 

La primera prueba por la que pasa Batman es “qué ves en la imagen”. Durante ésta, el joker ve una escena muy bien montada de las pruebas de Rorschach; éste a su vez le pregunta al Caballero de la Noche qué es lo que sus ojos perciben y Batman se niega a decir lo que la imagen le ofrece contestando varias veces “no veo nada”; mientras esto ocurre, el siguiente panel muestra un murciélago con sus alas desplegadas y un Batman incómodo por la situación. Esto es un guiño a la historia de origen del personaje, pues en Detective Comics #235 se revela que Bruce Wayne le teme a los murciélagos y es por eso que le parece una forma perfecta para infringir miedo sobre sus oponentes. Si lo conectamos con la escena antes mencionada, encontraremos que Bruce se vio cara a cara con su peor temor, pese a que Batman mantuviera su temple; en este panel se presenta un personaje con doble personalidad: Batman (un alter ego creado con los propios miedos de Bruce) y Bruce (un hombre con estrés postraumático, TLP y posible depresión, que se esconde tras la máscara). Según la RAE, un trauma es “ un choque, impresión, conmoción o shock emocional, causado por una experiencia abrumadora, que produce un daño duradero en el inconsciente”. Tomando esto como referente, Bruce al entrar en Arkham, entró también en un estado de shock que lo dejó susceptible, y a su alter ego(Batman), ante la tétrica adversidad. 

En la siguiente escena, el Joker comienza a jugar “las escondidas”. El murciélago tendrá que sobrevivir una hora dentro del hospital, combatiendo villanos con los que alguna vez peleó. Y aunque al principio este se rehúsa, provocando que el Joker mate a un guardia de seguridad en señal de advertencia (esto se retomará más adelante), entiende que no hay otra alternativa y procede a aceptar el reto. Acto seguido, se muestra a un Bruce atormentado por los fantasmas de su pasado que juegan con su mente y su alter ego peleando para silenciarlos, hay vidrios rotos, una macabra sonrisa y una mano siendo atravesada por un cristal, que bien podría ser un símbolo de la vulnerabilidad de Batman ante aquella casa que lo llama como a otro de sus habitantes. La escena en cuestión resulta de importancia pues nos habla de la dualidad antes citada. El dolor lo mantenía en el presente y Batman lesiona a Bruce para mantenerse cuerdo, sumado a esto la sonrisa de satisfacción dibujada en Batman, resulta ser algo verdaderamente suicida. Una conducta poco común en un héroe, pues mientras que el héroe sólo se pone en riesgo en situaciones extremas, Batman recurre a esto como primera opción para no “caer en la locura”. 

Otra  escena, que no se debe pasar por alto, es aquella que tiene con el sombrerero,  en la que este le revela “a veces pienso en esta casa como una cabeza, y todos nosotros existimos porque nos sueñan. Tal vez sea tu cabeza Batman y Arkham es un espejo. Nosotros somos tu”. Esta es una clara referencia de que el caballero de la noche es perseguido por su pasado hasta quebrantarlo y  no descansará hasta que lo enfrente.   

Retomando una de las frases iniciales en este texto, Batman sostiene una ética y moral inquebrantable que pelea por el bien social y el cumplimiento de las leyes; parte de sus ideales es la noción de que “Batman no mata”, pues es fiel creyente de las segundas oportunidades y la redención. Sin embargo, esta moral inquebrantable se fractura cuando se enfrenta “al gran dragón” Killer Croc; el murciélago se encuentra en estado crítico y  cada golpe es crucial; Killer  lo arroja por la ventana, Batman se sostiene  y en un movimiento desesperado, arranca una lanza que estaba postrada sobre una estatua del arcángel Miguel; tomándolo como una señal (Apocalipsis 12:7-8, Miguel es quien pelea contra el dragón en la guerra divina), Batman le clava una lanza a su oponente, terminando así con la vida de su adversario, pero quedándose con heridas graves por el impacto; todos tus actos tienen consecuencias. . 

Por último, luego de su batalla “triunfal” con el dragón, tiene que pasar por otra prueba. El doctor Cavendish, quien tiene como rehén a la doctora Adams, se lanza directamente hacia Batman tirando a matar, éste no puede defenderse por sus múltiples heridas por lo que pide ayuda de la doctora Adams, ella levanta una navaja y corta el cuello de Cavendish, provocando una muerte instantánea. La doctora Adams se siente culpable por lo que acaba de hacer y Batman en un intento por consolarla le dice “era lo que merecía”, otra frase contradictoria para alguien que cree en las segundas oportunidades. 

Con esta última se cuentan tres muertes causadas por Batman y, si bien dos de ellas no fueron por su propia mano, es por su influencia o decisiones que ocurren. El guardia de seguridad es asesinado porque Batman decide desafiar al Joker aun sabiendo que no está en condiciones de hacerlo, mientras que Cavendish es asesinado por la doctora Adams debido a la situación crítica a la  que se le orilló, las súplicas de Batman y su vulnerabilidad ante el problema. Esta escena podría simplemente leerse como una muestra de que el héroe no siempre trabaja solo y necesita de “humanidad” para conseguir los objetivos, pero esta idea se complejiza cuando Batman dice, «Era lo que merecía», dando muestra así de su propia oscuridad.

Batman es y siempre será un personaje enigmático, por esto mismo no se deben de ignorar las acciones, alejadas del canon del héroe, que protagoniza en Arkham Asylum. No es el Batman aguerrido y egocéntrico que se mostraba en los primeros cómics de DC,  sino que Morrison presenta al hombre tras la máscara, un Bruce Wayne intentando ser un héroe, sin resultados positivos, poniendo su integridad, su cordura y su moral al borde. A lo largo de la historia, el proceso por medio del cual Batman profundiza en sus propios traumas, lo va convirtiendo en el perfecto antivillano que, a pesar de tener buenas intenciones y lograr empatizar con el espectador, usa métodos muy cuestionables. No obstante, conviene recordar la cita de Harvey Dent  “todos los seres guardan un poco de locura, pensamientos viles y enfermedad, pero aceptarla puede ser el primer paso para sanar”. Tal vez lo único que le falta a Bruce Wayne es aceptar su locura para que Batman pueda dejar de ser un antivillano y comience a ser el héroe que debe ser.   

nancy.ochoa5672@alumnos.udg.mx