Año 13, número 153.

El momento especial que se vive hace propicia la oportunidad para que los jóvenes logren otros aprendizajes y competencias muy importantes para sus vidas y para el desarrollo de la sociedad en su conjunto

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Andrés Valdez Zepeda

¿Qué es lo que debemos “enseñar” los profesores y padres  de familia a los alumnos en tiempos de emergencia epidemiológica? ¿Qué es lo que los alumnos pueden y deben aprender para aprovechar mejor el tiempo de aislamiento social y confinamiento impuesto por la contingencia del COVID 19?

Existe una seria preocupación de muchas autoridades educativas, así como de miles de profesores y estudiantes sobre si la contingencia epidemiológica generada por el COVID 19 continuará en el país durante varios meses más y sobre el riesgo real que se tiene sobre la merma en la calidad de los procesos educativos y la afectación que se puede tener en el nivel de aprendizaje escolar. Por eso se han dado las instrucciones necesarias para que los alumnos de los diferentes niveles educativos sigan sus estudios a través del uso de las plataformas digitales y el aprendizaje en línea, sustituyendo el modelo presencial por uno de educación a distancia.

Es muy importante continuar desde casa en este periodo de contingencia con el aprendizaje de las diferentes ciencias, artes y disciplinas humanistas que conforman la currícula educativa, y el momento especial que se vive hace propicia la oportunidad para que los jóvenes logren otros aprendizajes y competencias muy importantes para sus vidas y para el desarrollo de la sociedad en su conjunto. Los aprendizajes y las competencias que debemos fomentar entre la niñez y en los jóvenes de nuestro país, especialmente en estos tiempos de excepción, son en su mayoría de carácter actitudinal y conductual, mismos que se convierten en aprendizajes y competencias centrales de la convivencia humana en una sociedad moderna y democrática.

La primera competencia o aprendizaje que debemos impulsar entre los niños y jóvenes de nuestro país es la capacidad de ser autogestivos en sus propios procesos de enseñanza-aprendizaje. Es decir, formar la competencia para el auto estudio y el aprendizaje sin la necesidad de contar con un profesor, tutor o facilitador presencial. Automotivarse para el estudio y hacerlo de manera independiente será un logro muy importante del sistema educativo nacional para formar hombres y mujeres de bien, capaces de resolver problemas por sí mismos y buscar información relevante que les sea de utilidad para enfrentar los diferentes retos y desafíos que reclama la vida y el trabajo.

La segunda competencia actitudinal que se requiere fomentar entre los alumnos es la responsabilidad. Responsabilidad para cuidarse a ellos mismos de la enfermedad y responsabilidad para cuidar a los demás para evitar el contagio, siguiendo con sensatez las instrucciones y protocolos que las autoridades de salud han establecido para tal efecto.

La tercera competencia que debemos “enseñar” es la disciplina entre los alumnos, no sólo para el estudio y el cumplimiento de las tareas y asignaciones escolares, sino, sobre todo, para acatar y seguir las instrucciones que los expertos y el gobierno han indicado para enfrentar la contingencia epidemiológica. Por ejemplo, ser disciplinados y quedarse en casa durante el periodo de cuarentena, como se nos ha instruido; no realizar actividades grupales, mantener la higiene y el cuidado personal recomendados para evitar el contagio.

La cuarta competencia actitudinal que debemos tratar de forjar entre los alumnos y que está muy en relación con las anteriores, es la solidaridad. Ser solidarios para ayudar a los que, en estos tiempos de contingencia epidemiológica, más requieren el apoyo como los enfermos, el personal médico y los familiares de los pacientes, entre otros. 

La quinta competencia que es necesario desarrollar entre el alumnado es el auto control emocional, muy necesario en esta contingencia, para evitar o reducir los niveles de estrés que el distanciamiento social y el confinamiento les generan a los niños y jóvenes. Un buen control emocional también evitará o reducirá los conflictos familiares o interpersonales que se pueden generar por el confinamiento y las políticas restrictivas. Una adecuada gestión de las emociones también hará más placentera y llevadera la convivencia familiar por periodos prolongados. 

La sexta competencia o aprendizaje es el uso de las nuevas tecnologías existentes en el mercado para los procesos de enseñanza-aprendizaje. Es decir, los alumnos deben ser autogestivos no sólo de los propios procesos educativos, sino también para el acceso y uso adecuado de las nuevas tecnologías, como el manejo de los cursos en línea, y para atender y aprender de las videoconferencias y los chats, entre otros.

La séptima competencia que se requiere fomentar entre los estudiantes es la capacidad para disfrutar o, al menos, no sufrir tanto por el aislamiento social y los periodos de confinamiento. Saber estar solos o aislados, tener paz interna y disfrutar sanamente la soledad es parte también de un proceso de aprendizaje. Saber estar en casa y desconectados de las redes sociales y de los dispositivos tecnológicos no es fácil para los jóvenes, pero muchas veces es necesario aprender a hacerlo.

La octava competencia que los profesores debemos fomentar entre los alumnos en este periodo de emergencia epidemiológica es la cooperación para ayudar en los quehaceres del hogar. Que los jóvenes sepan preparar sus propios alimentos, asear sus cuartos, jardín, coches y casas, lavar y arreglar su ropa y ayudar a sus padres y madres en los quehaceres del hogar es una competencia que les ayudará, por un lado, a entretenerse y pasar el tiempo, y por el otro, tener una mejor calidad de vida.

La novena competencia que se debe fomentar entre los jóvenes es la lectura y escritura de textos literarios o lúdicos, fomentando la creatividad y el talento artístico y el desarrollo cultural. Que los alumnos aprovechen este tiempo de contingencia y confinamiento para leer y escribir más, potencializando sus competencias lectoras y el amor por los libros.

La décima competencia que se debe fomentar entre los estudiantes es el gusto para la apreciación artística, el deporte y el desarrollo de habilidades culturales como la música, la pintura y la escultura, entre otras artes. Es decir, que los alumnos aprovechen mejor su tiempo de aislamiento y confinamiento impuesto por la contingencia, enseñándose a tocar un instrumento musical, realizar ejercicio o iniciarse en la pintura.

Para el fomento de estas actividades, aprendizajes y competencias no sólo se requiere la intervención de los profesores, sino también de los familiares y tutores, quienes pueden motivar a los jóvenes a sacar el mejor provecho y convertir esta situación en una gran oportunidad para el crecimiento y desarrollo personal del alumnado.

En fin, en este periodo de contingencia se requiere fomentar diferentes tipos de aprendizajes, sobre todo una actitud responsable y una sólida formación cívica y patriótica entre los alumnos, misma que seguramente nos ayudará no sólo a salir adelante en estos tiempos de emergencia epidemiológica, sino también a construir un mejor futuro para nuestro país.

andres.zepeda@cusur.udg.mx