Año 13, número 149.

El 4 de febrero, diversas organizaciones unen esfuerzos para crear conciencia sobre el cáncer y la importancia de su prevención

Investigaciones sobre el cáncer

En el CUSur se realizan investigaciones que han ayudado a dar esclarecimiento sobre esta enfermedad, sobre todo en el Sur de Jalisco

Jaqueline García López

La Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó el 4 de febrero como el Día Mundial Contra el Cáncer, con lo que se busca concientizar a la población sobre este padecimiento, sobre todo en su prevención. Según los datos que proporciona la Secretaría de Salud, el cáncer es la tercera causa de muerte en nuestro país, 14 de cada 100 mexicanos lo padecen.

En el CUSur se han llevado a cabo diversas investigaciones sobre este padecimiento, enfocándose en el estudio de cáncer de mama y cáncer cervicouterino. Desde el Centro de Investigación en Biología Molecular de las Enfermedades Crónicas, dirigido por la investigadora María Luisa Pita López, miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SIN), se han realizado muchas investigaciones sobre el cáncer, entre ellas las enfocadas en estudiar las coinfecciones, particularmente las que incluyen el citomegalovirus. Este virus puede contraerse mediante la saliva, secreciones vaginales, orina e incluso infecciones transmitidas por la madre. Según la doctora, el citomegalovirus es asintomático, un virus latente que espera a que otro se desarrolle para manifestarse en una infección. El cáncer cervicouterino es causado en un 90% por dicha infección junto con el virus del papiloma humano.

La doctora Pita López destaca que en la última investigación se ha determinado la presencia de DNA de citomegalovirus en células mononucleares de sangre periférica de mujeres con cáncer cervicouterino. El hecho de que una mujer tenga una coinfección debilita más al sistema inmune, pues el citomegalovirus sobre activa al sistema inmunológico de la paciente. Menciona que, en el Sur de Jalisco, la infección por citomegalovirus es muy común, y que, en los países en vías de desarrollo, el 90% de las personas o más puede estar infectado. “Nosotros hemos corroborado que, en una muestra de 100 mujeres, el 100% de éstas tuvieron la infección del citomegalovirus”.

Como prevención ante el cáncer recomienda la práctica del deporte, comer frutas y vegetales ricos en antioxidantes, así como la importancia de contar con salud emocional favorable, pues la considera un factor muy importante en la prevención de cualquier enfermedad. Así pues, recomienda evitar el uso de drogas, la exposición a moléculas cancerígenas y radiaciones solares.

Pita López busca concientizar tanto a hombres como mujeres sobre la prevención, pues se ha reportado que el 50% de los hombres tiene probabilidades de sufrir algún tipo de cáncer, y en el caso de las mujeres un 33%. Afirma que “hay factores como la edad y la genética que no se pueden modificar. Sin embargo, hay factores modificables como la dieta, el ejercicio y el evitar consumir drogas”. Recomienda el consumo de alimentos que, según sus propiedades, son importantes para la prevención del cáncer como las crucíferas: verduras como col, brócoli y coliflor. Hace un llamado a concientizarnos en nuestra persona para prevenir el cáncer, así como dedicar tiempo y atención a personas con dicho padecimiento.

Por su parte, la doctora Nelly Margarita Macías Gómez, investigadora SNI y encargada del Laboratorio de Genética Humana del CUSur, trabaja en la línea de investigación sobre Genética e inmunorregulación de las enfermedades multifactoriales como cáncer, diabetes y obesidad, entre otras. Expone que desde hace 14 años se inició la línea de investigación del cáncer de mama en este centro, sin embargo, las necesidades de la localidad los han impulsado a desarrollar otras líneas de investigación como el cáncer colorectal y la diabetes asociada a cáncer. Sobre las investigaciones que se han llevado a cabo enfocadas al cáncer de mama en el CUSur, la doctora destaca que a inicios de 2019 se publicó un artículo sobre este tipo de cáncer en las mujeres del Sur de Jalisco pertenecientes al grupo Reto, una asociación civil en la que las mujeres con cáncer comparten sus experiencias y se busca un apoyo mutuo. El proyecto implementado en este grupo de mujeres evaluó el gen asociado a obesidad y sus variantes. Dicho proyecto dio como resultado que el mayor indicador para desarrollo de cáncer se basa en la proporción de cintura y cadera, entre otras variantes. La investigadora enfatiza que el objetivo de la publicación de artículos es que las mujeres de la región pongan mayor atención en estas variables que pueden ser modificables, pues “la cuestión genética no se puede modificar, pero sí los factores de riesgo ambientales”.

Otra investigación que se llevó a cabo fue en colaboración con la Universidad de Tamaulipas, donde se evaluaron factores de riesgo de cáncer de mama en mujeres de la región de Matamoros y de Ciudad Guzmán. Se evaluaron otros factores de riesgo de tipo ambiental y se pudo observar que el alcoholismo aumenta 17 veces más el riesgo de desarrollar cáncer de mama, así como contar con un familiar en primer grado con cáncer como hijos, hermanos o padres. Se pretende también realizar una investigación donde se evalúe qué tanto riesgo causa la diabetes para el desarrollo de cáncer de mama.

Macías Gómez habla de la importancia del cuidado de factores ambientales como una buena alimentación y ejercicio; por otro lado, menciona que la autoexploración debe ser permanente, y que los ultrasonidos mamarios deben realizarse desde los 30 años de edad y las mamografías a partir de los 35, especialmente si se cuenta con un familiar de primer grado que padece cáncer de mama.

Menciona la intención de realizar un proyecto en la comunidad de Gómez Farías que consiste en la elaboración de un catálogo donde se caracterice la población con cáncer, basado en edad, tipo de cáncer más frecuente en la comunidad, qué pacientes tienen antecedentes con dicha enfermedad y sus factores de riesgo ambientales. “Yo creo que es importante que diseñemos estrategias de salud que realmente sean dirigidas a nuestra población. Mientras nosotros no sepamos qué población tenemos, nuestras estrategias de salud no van a servir”, comenta. La doctora expone que el cáncer se puede encontrar de tres maneras: el 65% es de tipo esporádico, el 25% es familiar y sólo el 5% es hereditario, por lo tanto, si se toma en cuenta cómo se desarrolla el cáncer de acuerdo a las categorías, se podrán diseñar estrategias de salud.

Ante esta situación, recomienda acercarse a los centros de salud si se llegan a percibir síntomas como pérdida de peso y sudoración excesiva sin explicación y mantenerse al tanto de las estrategias que ofrece la Secretaría de Salud para su prevención.

livier.jaqueline@gmail.com


La actitud frente al cáncer

El cáncer y yo. Cómo vencerlo. La actitud cuenta es un libro en el que varios sobrevivientes del cáncer, entre ellos dos académicas del CUSur, exponen sus experiencias con el fin de ayudar a quien pasa por esta situación

Ariana García

Dentro de todas las emociones que se generan en una persona diagnosticada con cáncer, está la que lleva a plantearse si compartir o no la noticia y con quién. ¿Por qué es tan difícil para muchos diagnosticados asumirse como tal en su círculo social? Aunque poco a poco esta enfermedad deja de ser la que “predestina a la muerte”, aún hay quienes ven a la persona que la padece con compasión, y pocos se centran, por ejemplo, en el aumento de sobrevivientes o en que el apoyo social y anímico constituye un pilar fundamental en la lucha contra el cáncer.

Además de los tratamientos farmacológicos y cuidados que los médicos indican —recomendaciones que deben seguirse al pie de la letra—, la actitud que tanto el paciente como su círculo familiar y social toman frente al cáncer es decisivo para el proceso de cura. Esto lo tienen muy claro la doctora Berta Ermila Madrigal y la maestra Rosa Eugenia García, académicas del CUSur, quienes han sobrevivido a la enfermedad y han decidido compartir su experiencia y la de otros sobrevivientes en el libro El cáncer y yo. Cómo vencerlo. La actitud cuenta. Rosa Eugenia se dio “cuenta que resulta de mucho apoyo que alguien escuche y entienda lo que estás viviendo, la incertidumbre”, además de ayudar a contrarrestar el estigma del cáncer que aún permea en la sociedad y voltear a ver el número creciente de personas que sobreviven, abonando a mejores pronósticos de la enfermedad.

El libro comprende una serie de relatos de sobrevivientes al cáncer, quienes, una vez diagnosticados, continuaron con sus actividades de vida durante el tratamiento y además mejoraron sus hábitos. Los autores relatan las vicisitudes y beneficios que trae consigo el torbellino que se vive durante el diagnóstico, el proceso de cura y el alivio de la enfermedad, desde el replanteamiento de la vida y cambios profundos de pensamiento y manejo de emociones, hasta cambios de look y de cuidado corporal. En el libro se encuentran los procesos de aquellas personas que salieron adelante con una actitud positiva, que vivieron las etapas después del diagnóstico, porque “primero es aceptarlo, segundo que se te quite el miedo y tercero salir adelante”, comenta la doctora Berta Madrigal.

La doctora Grettell León Cruz y el doctor Morgan, ambos dedicados a la investigación y tratamiento del cáncer, otorgan la parte científica y médica al libro, enmarcan los principales obstáculos que se encuentran alrededor de un diagnóstico de cáncer y explican algunos factores sociales que podrían facilitar o dificultar un diagnóstico temprano de la enfermedad, así como su tratamiento y el trayecto para su cura.

Las historias que se encuentran en El cáncer y yo… no constituyen una receta de actitud para enfrentar la enfermedad. La maestra Rosa Eugenia explica que se trata de “experiencias en donde cada quién expresa lo que le funcionó, y son diferentes maneras de enfrentarlo. No es un libro de superación personal. Quienes coincidimos decimos ‘tuve cáncer, así me pasó, así lo enfrenté y considero que esto que hice le puede ayudar a alguien más’. Quien lo lee puede sentirse identificado y tomar conciencia de que no está solo, que hay otras personas que también viven o vivieron la enfermedad y que no caigan en la desesperación”.

Si bien las historias plasmadas en el libro son distintas de acuerdo a la percepción de cada autor, todos coinciden en una cosa: la prevención. Aunque no podemos tener el control total para evitar un diagnóstico de cáncer, sí podemos atender todas las recomendaciones que hasta ahora se conocen científicamente y que desde el sector salud nos indican. Y una vez diagnosticados, es muy importante seguir al pie de la letra las indicaciones de los doctores, como dice Alicia Graciela González, una de las autoras del libro: “Si me decían un ejercicio, yo hacía diez”.

Quienes participan directamente en el libro —que se presentó en la Feria Internacional del Libro en diciembre pasado— son María Adelina Ábrica, Edmundo Resenos, Alicia Graciela González, Sonia Reynaga, Noé García, Yolanda Valle Uribe, Rosa Eugenia García, Yolanda Isaac y Berta Ermila Madrigal, así como los doctores Grettel León Cruz y Gilberto Morgan Villela. Indirectamente apoyaron todas las personas que estuvieron y están alrededor de los autores sobrevivientes al cáncer, entre ellas Rosalba Madrigal Torres y Natalia Nayeli Garibay Madrigal. Sirva pues este libro como apoyo y como una luz a la cual mirar en los momentos buenos y malos del proceso del cáncer.   

ariana@cusur.udg.mx