Año 14, número 169.

La activación conductual como terapia ofrecida en las instituciones públicas de salud mental es una propuesta para el tratamiento no farmacológico en mujeres con depresión víctimas de violencia de género

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José Carlos Ramírez Cruz

Soraya Santana Cárdenas

La violencia que se ejerce contra las mujeres y niñas constituye uno de los principales problemas de salud pública del mundo y del país. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó en 2007 que al menos una de cada tres mujeres en el mundo hadía sido y sería víctima de violencia física o sexual por parte de su pareja, considerando que la persona que genera violencia es de sexo masculino.

La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares del INEGI (2016) indica que de las 43´464,520 mujeres que viven en México, el 43.9% ha experimentado algún tipo de violencia; las mujeres que estuvieron casadas o en unión libre experimentaron violencia psicológica (53.9%), violencia económica (41.6%) y violencia física (32.7%); el 15.7% reconoció haber sido abusada sexualmente por su ex pareja. Por esta situación existen diversas afectaciones a la calidad de vida en mujeres que viven en contextos de violencia, principalmente a nivel físico, psicológico y sexual. Vivir o experimentar una situación de violencia puede ser un factor para desarrollar depresión e ideación suicida, ansiedad, insomnio (OMS, 2017).

La depresión se puede explicar como una situación en la que una persona nota cambios importantes en las últimas dos semanas. Existen sentimientos de tristeza o desesperanza, fatiga, poco disfrute de las actividades que se realizan y que antes generaban placer, dificultades para conciliar el sueño o dormir en exceso, comer poco o de más, pensamientos relacionados con la muerte o suicidio, dificultades para concentrarse y tomar decisiones. Estas situaciones afectan significativamente el funcionamiento en las diferentes esferas: laboral, relaciones interpersonales, familia y escuela. Debido a la intensidad de los síntomas, la depresión se puede clasificar en leve, moderada o severa (American Psychiatric Association, 2013; OMS, 1992; OMS, 2020).

En el caso de las mujeres en situaciones de violencia, algunos estudios sugieren que la depresión se mantiene por la frecuencia e intensidad del evento de violencia. Esta situación se convierte en un problema de salud pública y para atender esta problemática, es necesario que profesionales de la salud mental, quienes laboran en instituciones públicas, cuenten con modelos para la intervención en situaciones de depresión como cuadro principal en los casos de violencia, y aún más importante, contar con enfoques terapéuticos cuya eficacia esté comprobada para apoyar a grupos vulnerables y en general a la salud mental de la población.

En las guías de práctica clínica de México como parte del tratamiento no farmacológico se encuentra la terapia cognitivo conductual (TCC) como el tratamiento de referencia para la depresión; sin embargo, publicaciones recientes demuestran que la activación conductual (AC) resulta ser tan eficaz como la TCC. La AC es una intervención contextualizada, de corta duración, que consiste en programar actividades acorde a los valores de vida de la persona, aprender a pedir apoyo a otros, solucionar problemas y mejorar las relaciones sociales.

El modelo de AC requiere de menor entrenamiento a profesionales con o sin experiencia clínica, es menos intensivo y costoso para la adquisición de habilidades terapéuticas en su hacer cotidiano. Algunos autores coinciden en que la atención psicológica en el sector público genera desmotivación y poca adherencia al tratamiento, por ello resulta indispensable proponer estrategias alternativas de intervención breve y eficaz para un mayor acceso a la población.

Atentos a esta problemática, en el CUSur, a través del Departamento de Promoción, Preservación y Desarrollo de la Salud y del Doctorado en Psicología con Orientación en Calidad de Vida y Salud, que forma parte de los posgrados de calidad del CONACyT, se realizará un protocolo de investigación para evaluar la eficacia de un protocolo de la Terapia Breve de Activación Conductual (TBAC) en 60 mujeres de 18-60 años con síntomas de depresión en situaciones de violencia en el estado de Colima, y se pretende llevar de enero a diciembre de 2021.

El protocolo está aprobado por el Comite de Ética en Investigación del CUSur y cumple con todos los aspectos éticos para llevarse a cabo. Se espera comenzar con un proyecto que muestre seguridad y aceptabilidad en la intervención y posteriormente replicar el modelo a gran escala en un estudio de efectividad que permita en un futuro el desarrollo de guías de práctica clínica.

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