Año 14, Número 180.

Aurelio admira al pueblo que lo ha visto crecer, admira sus paisajes y de éstos lamenta que en la actualidad el horizonte haya cambiado por estructuras plastificadas. Él reconoce que es en parte la literatura y los artistas de Zapotlán una de las cosas que más lo cautiva de esta ciudad

Fotografía: Yair A. C.

Evangelina Bolitocha

Quizá ese nombre tan literario, Aurelio del Toro, estaba destinado al arte de las letras, y más que nada a la musicalidad y ritmos de éstas. Destinado a crear composiciones que describieran sus intereses y pasiones: el amor y el desamor, temas prehispánicos de dioses y leyendas, la conquista y sus divergencias. Nacido en Zapopan, Jalisco en 1991, fue criado desde 1993 en Zapotlán el Grande. Conoce la laguna, Las Peñas, las pulquerías y los rincones de esta ciudad como la palma de su mano, porque él pertenece a esa generación de pelo largo, lentes negros, playeras con alguna banda de rock estampada; desde la secundaria cargaba con su guitarra para todos lados como si fuera más íntima que su novia. En las calles de Zapotlán tarareaba los ritmos de la naturaleza urbana, construía su historia acústica.  

¿Cómo inicia esa historia? “Desde niño. Desde que empecé a escuchar música en la radio y en casetes, con mis compas del barrio que oían hip hop y rock clásico en inglés y en español. Y de las primeras lecciones de flauta dulce en la secu. En esos tiempos me conseguí una guitarra y empecé a aprender por mi cuenta, con cancioneros y tablaturas en los cibers”. Aquella inquietud fue tomando forma hasta crear una vida que pende de la música, de la espontaneidad de entregarse a una pasión evolutiva y sonora. 

Actualmente alterna su trabajo en una librería con tres proyectos musicales; 1) Lundra, banda zapotlense donde toca la guitarra eléctrica; 2) la grabación y producción musical; y 3) su proyecto como solista: Aurelio del Toro. De este último lanzó en octubre de 2020 su primer EP, Amorir. Como productor musical ha realizado productos audiovisuales como el que hizo en colaboración con el promotor cultural Felipe Angulo, para el grupo de Facebook Comunidad Artística de Zapotlán. Además está trabajando en un EP para el músico jalisciense Flaco Rochi.

Aurelio toca un poco de bajo, flauta dulce, la quena, la ocarina, está aprendiendo armónicas y el xaphoon, además de incursionar en las percusiones, bongos, las claves, los huevos, el cajón peruano y flamenco. Pero reconoce que su instrumento es la guitarra, tanto acústica como eléctrica. La guitarra eléctrica representa para él su compañera de vida, aunque agrega que le gustaría ser saxofonista. Describe que para él tocar significa otro lenguaje, “puede transmitir todo lo que el lenguaje mismo. Transmite alegría, tristeza y todo tipo de emociones. Siempre busco en mi sonido salir del área de confort, y sacar provecho al instrumento, con sonidos variados que pueden ser ácidos, pastosos, acuáticos, suaves, duros, coloridos, secos, etc., según la necesidad o intención”.

La literatura siempre está presente en su vida, tal vez por su formación en la licenciatura de Letras hispánicas en la Universidad de Guadalajara, por su presencia en el taller literario Náufragos de la Palabra, el cual formó al lado del artista plástico Edgar Chávez y del escritor y artesano Edgardo Aguilar. O como él mismo dijo un día, porque desde la secundaria se interesó por la literatura, algo de las historias y poemas lo seducían, lo llevaban a otras realidades, a otros espacios y universos donde el ritmo siempre estaba presente. Como creador de literatura se ha hecho acreedor a premios estatales como el Concurso de Cuento Juan Rulfo “Un pueblo en la llanura” (2016); ganador en poesía y cuento del Concurso Literario del CUSur (2015 y 2016); dos menciones honoríficas en los Juegos Florales de Zapotlán el Grande (2014 y 2015); su poema “Letanía” fue antologado por el escritor y profesor de Letras hispánicas Ricardo Sigala, en el libro La Cristalina superficie del silencio. Muestra de los Juegos Florales de Zapotlán el Grande; “Dichosos los invitados a la cena de sus pechos / dulcísima fuente de vida y pecado / porque serán purificados en leche y miel / néctar bendito de su vientre”.

Aurelio admira al pueblo que lo ha visto crecer, admira sus paisajes y de éstos lamenta que en la actualidad el horizonte haya cambiado por estructuras plastificadas. Él reconoce que es en parte la literatura y los artistas de Zapotlán una de las cosas que más lo cautiva de esta ciudad “Toda esa mística de que aquí han salido grandes artistas: Orozco, Arreola, Rubén Fuentes”. Respecto a sus influencias musicales dice que van desde lo clásico hasta lo contemporáneo: Pink Floyd, Led Zeppelin, Rockdrigo González, Real de Catorce, Caifanes, La Barranca, Daft Punk, Café Tacuba, José Alfredo, Los Bukis, Black Keys, MGMT, Radiohead, King Gizzard & The Lizard Wizard, Lila Downs, el Flaco Rochi, Ampersan, The Mars Volta, “así, todo revuelto”. Y si hablamos de literatura sé que uno de los escritores que más admira es Isaac Asimov, y es que tanto esta variedad de sonidos como la ciencia ficción de Asimov lo trasladan a mundos donde otros sucesos y cosas son posibles, y tal vez esa devoción a la ficción sea la culpable de que últimamente Aurelio coleccione Transformers, afición que confiesa entre risas.

Ante la pregunta del porqué componer y producir música, Aurelio responde como si la certeza estuviera adherida a su lengua: “En primer lugar porque quiero, en segundo lugar porque puedo, y en tercero porque me gusta. Además que es satisfactorio no depender de nadie para grabar y producir”. Aurelio habla sobre los temas que proyecta en sus letras: “Amorir es más como el viaje de conocimiento interior, de uno mismo. La cotidianidad, el momento presente, la existencia, la ebriedad, algo de desamor”. Agrega que el próximo EP saldrá este año, y que el 2021 coincide con la fecha histórica del 13 de agosto de 1521, con la caída de Tenochtitlán. Este EP aún no tiene nombre, pero nos habla del sentido del material: “Quiero hablar sobre las consecuencias de la conquista de México, algo de crítica y o reclamo social, algo así”. La música de Aurelio del Toro se encuentra en la página de YouTube como Aurelio del Toro Oficial. La portada e imágenes del EP Amorir fueron creadas por el artista zapotlense Yair A. C., así, Aurelio del Toro reitera la convicción de involucrar a artistas regionales en sus proyectos, y que la autoproducción tiene que ambicionar a ser completa.

Aurelio se despide diciendo que quizá por el tono de la entrevista parezca que es muy serio, pero no es así, además comenta que “está chido seguir las inquietudes hasta las últimas consecuencias. Gracias por leerme y ojalá algo de lo plasmado resulte interesante”.

Tengo más de diez años conociendo a Aurelio, la música nunca se ha separado de él, ni él de ella, es un romance que no sólo se refleja en su sentido acústico, sino su cuerpo, su forma de vestir y de pensar, para él, como para la mayoría de los músicos, es el camino para construirse y manifestarse en la vida, es la historia más completa. Es gracias a la música y gracias a músicos con la perseverancia de Aurelio del Toro que el arte sigue vivo, que la cultura en México sigue encendida, porque en su persona se encarna el darle cuerpo a las inquietudes que nacen cuando somos muy jóvenes,  en construir una historia a través de la perseverancia y “hasta las últimas consecuencias”.

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