Año 14, Número 185.
En las últimas décadas su producción, destinada a la exportación, ha desplazado la de otros productos como el maíz, advierte investigadora del CUSur
Laura Sepúlveda
La producción de jitomate de 2002 a 2016 en Zapotlán el Grande se incrementó de 5 mil toneladas a 27 mil 151 por año, lo que representa un cambio de uso de suelo, dejar de producir otro tipo de alimentos, además de que un alto porcentaje de esa producción de destina a la exportación, lo que afecta a la seguridad alimentaria del municipio.
Este es uno de los datos que aporta la investigación “México sin jitomate… ¿o sin agua?: Análisis del consumo y huella hídrica del jitomate en Zapotlán el Grande”, realizada por la maestra Mariana Lares, estudiante de doctorado del Instituto de Investigaciones en Comportamiento Alimentario y Nutrición (IICAN), del Centro Universitario del Sur (CUSur) de la UdeG.
“Afecta a nivel de seguridad alimentaria y vulnerabilidad alimentaria; esto quiere decir que, como nuestra producción está centrada para la exportación, tenemos que importar los alimentos que consumimos, y si llegara a ocurrir alguna alteración, un fenómeno natural o un desacuerdo político en el que no pudiéramos importar la cantidad de alimento suficiente que necesitamos, tendríamos un grado de inseguridad alimentaria”, declaró.
Explicó que en el caso del jitomate, anualmente se está generando una huella hídrica de cerca de 50 mil litros de agua por toda la producción en Zapotlán el Grande; lo más alarmante es que de esta huella hídrica, cerca de 35 mil litros se considera agua virtual, que se exporta.
“Estamos produciendo el jitomate en Zapotlán el Grande para exportarlo, y esto implica exportar el agua con que se produjo, así como fertilidad de tierra, mano de obra, entre otros aspectos. Esta huella hídrica es muy baja. El problema es la agroindustria, se produce en gran cantidad”, apuntó Lares.
La investigadora indicó que lo ideal sería que lo que se produce se quedara para el consumo de la misma región, garantizar sus necesidades nutricionales, y si se tiene si un excedente valorar si se exporta, pero siempre priorizando el autoconsumo para la región.
“La propuesta sería a nivel de política pública y gubernamental de que exista un equilibrio entre lo que se produce para exportación y lo que se produce para autoconsumo. Necesitamos que haya más apoyos para alimentos básicos como el maíz, el frijol, y que se promueva el policultivo porque, finalmente, el jitomate es básico y lo necesitamos, pero es indispensable que esté acompañado de otros productos que también son necesarios en la dieta mexicana”, precisó.
Otro de los aspectos analizados en la investigación fue el consumo del jitomate en el aspecto socioeconómico de la población de Zapotlán el Grande, donde encontraron que es un producto básico en la alimentación de la comunidad.
“En promedio, se consumen dos jitomates al día por persona, y algo muy interesante fue que en la población con nivel socioeconómico bajo se consume una cantidad menor en comparación con la población con nivel socioeconómico alto. Estamos identificando que los flujos de exportación de este producto están generando alteraciones en disponibilidad y el precio del alimento, lo que está provocando una barrera para el consumo de población con recurso económico bajo”, resaltó.
Puntualizó que el estudio es únicamente una pequeña parte de todo un fenómeno que está ocurriendo en Zapotlán el Grande, que también incluye la producción de berries y aguacate, que también es un tema estudiado por el IICAN.