Año 13, número 145.

El más reciente montaje de la Compañía de Teatro del CUSur pertenece a la nueva línea de investigación-creación colectiva, con el que incursionan en el teatro moderno

Foto: Lenin Aceves

Ariana García

¿Tomas café a diario? ¿Usas las redes sociales para el trabajo, para mantenerte en contacto con tu familia y amigos? ¿Qué tan seguido usas fármacos para el dolor de cabeza o los cólicos? ¿Qué tan frecuente piensas en sexo y practicas actividades en torno a éste? Si reflexionamos para nosotros mismos estas preguntas y somos completamente sinceros, quizá nos demos cuenta de que tenemos ciertos comportamientos que, aunque no lo aceptemos, se han vuelto adictivos. Es tan delgada la línea entre hacer algo muy seguido por diversión, trabajo, etc., y entre hacerlo porque “dependemos” de eso para funcionar, que no nos percatamos cuando hemos caído en una adicción.

Adictos anónimos es una obra incómoda, como la describen sus actores, porque toca las fibras sensibles del espectador que se sienta identificado —para bien o para mal— con un personaje, diálogo, imagen o sentimiento que la puesta en escena transmite. Se trata de una adaptación que la Compañía de Teatro del CUSur realizó de la obra Adictos anónimos o ¿de cuál fuma usted? (1998), del dramaturgo Luis Mario Moncada.      

Los seis personajes en escena (un alcohólico, una cafeinómana, una fanática, una farmacodependiente, un adicto a las redes sociales y un coach adicto al sexo) realizan un monólogo dirigido al público, en el que cada uno expone aspectos de sus vidas que los han sumido en la adicción que ahora padecen. Con la normalización de sus conductas adictivas, en todo momento interactúan con el espectador cómplice, el cual se siente identificado y cómodo hasta que se va acercando el clímax: el momento crucial en el que cada personaje se enfrenta a sus demonios, el momento en el que definitivamente el público transforma su sonrisa en una mueca incómoda.

A diferencia de otras obras que ha montado la Compañía de Teatro del CUSur, el equipo tuvo una mayor participación desde la adaptación y la dirección hasta las cuestiones técnicas para la puesta en escena. La apropiación de los personajes por parte de los actores fue todo un proceso que conllevó la investigación profunda del tema de las adicciones y la observación meticulosa de las conductas adictivas, más allá de sólo aprenderse el guion. Hicieron una modificación en la estructura de dos personajes de la obra original para actualizarlos, y ellos mismos escribieron algunas escenas para crear el vínculo de los personajes entre sí. Los trabajos en el montaje de la obra hasta su presentación les llevó nueve meses.

Aunque la doctora Rosa Elena Arellano Montoya es la directora de la compañía, los integrantes trabajan como un colectivo en todas las áreas que se requieren no solamente en los montajes y ensayos, sino que además realizan otras actividades que surgen de las líneas de investigación de la compañía. Estas líneas han surgido de las necesidades propias que ha tenido la compañía desde su creación, son Identidad y patrimonio cultural, Teatro por el teatro, Intervención social y comunitaria, e Investigación-creación colectiva, Adictos anónimos se creó bajo esta última, tomando en cuenta las nuevas teatralidades o el teatro posmoderno; es un trabajo que está en constante adaptación. Es para mayores de edad.

La compañía tiene tres módulos, están los principiantes, los intermedios que han participado uno o dos años en el taller y los avanzados, que son quienes tienen la mayor exigencia, pues llevan a cabo el trabajo para los montajes, desde gestión, diseño de publicidad, musicalización, actuación, etc. La compañía cuenta con un presupuesto por parte del CUSur, sin embargo, éste no contempla muchos gastos que requiere un trabajo de alta calidad como el que realiza la compañía. De acuerdo con Rosa Elena Arellano, “hay cosas que no contempla el presupuesto como los derechos de autor, la escenografía, gastos para el acondicionamiento del lugar en el que nos presentamos. La cuota de recuperación es sólo simbólica para retribuir un poco de los gastos que hacemos”.

El equipo pretende llevar Adictos anónimos a un evento en Colombia y presentar una temporada de la obra en un proyecto de Cultura UdeG. El 1 de noviembre de este año será presentada en la Universidad Iberoamericana, en la Ciudad de México. Adictos anónimos es una obra que vale la pena vivir.