Año 17, número 252.
Yo no voy siempre solo al fondo de mi mismo
Sino que a veces llevo a otros seres conmigo.
Los que hayan entrado en mis frías cavernas,
¿Están seguros de salir aunque sólo un momento?
Yo acumulo en mi noche, como un barco que se hunde,
Sin distingo, el pasaje y la tripulación,
Y dejo a los ojos sin luz, y en los camarotes
Hago amistad con quienes gustan de lo profundo.
***
Todavía tembloroso
Bajo la piel de las tinieblas
Todas las mañanas debo
Recomponer a un hombre
Con toda esa mezcla
De mis días anteriores
Y lo poco que me queda
De mis días por venir.
Heme aquí todo entero,
Voy hacia la ventana.
Luz de este día,
Vengo del fondo de los tiempos,
Respeta con delicadeza
Mis minutos oscuros,
Déjame un poco todavía
De lo que tengo de nocturno,
De estrellado por adentro
Y de listo para morir
Bajo el sol ascendente
Que no para de crecer.
Jules Supervielle nació en Montevideo en 1884 y falleció en París el 17 de mayo de 1960. Fue un poeta uruguayo de familia de orígen vasco que, sin embargo, escribía en francés. Vivió viajando entre América del Sur, Europa y París, pero se vió más influenciado por la literatura sudamericana. Heredero de una fortuna, nunca escribió por dinero, y sus grandes temas fueron los sentimientos del poeta ante la presencia continua de la muerte, la búsqueda de los vínculos con el Universo para escapar del absurdo, su anhelo por lo criollo y lo francés, y la naturaleza en la pampa argentina. Fue autor de poesía, novela, teatro y cuento corto.