Año 13, número 163.

Esta es una teoría más abarcadora y efectiva que la de Todorov

Jesús Vargas Quezada

«Lo fantástico» en la literatura puede abordarse de maneras distintas. Son muchos los teóricos literarios que han descrito el género fantástico, pero aquí me centraré en la teoría expuesta por David Roas en su ensayo “La amenaza de lo fantástico”, de su libro Teorías de lo fantástico. Esta es una teoría más abarcadora y efectiva que la de Todorov y la de otros tantos y consta de cinco aspectos que todo relato fantástico contiene: lo sobrenatural, el contexto realista, la sensación de incertidumbre, la contraposición con la realidad y el miedo o la angustia que causa el relato. A continuación, expondremos brevemente en qué consiste cada uno de ellos.

Lo sobrenatural

Aquí Roasseñala un componente esencial de cualquier tipo de literatura fantástica: lo sobrenatural. Lo fantástico contiene siempre, entonces, un fenómeno sobrenatural. Este elemento forma parte de la esencia de este tipo de relato y sin él es imposible hablar de literatura fantástica. “Lo sobrenatural es aquello que transgrede las leyes que organizan el mundo real, aquello que no es explicable, que no existe, según dichas leyes”, dice Roas.

Contexto realista

Por lógica, este acontecimiento sobrenatural precisa un contexto específico para funcionar. Lo fantástico requiere un mundo real, es decir, un espacio que pueda ser verificado y que sea parecido al que el lector habita. Todorov lo expresa en sus propios términos: “En un mundo que es el nuestro, el que conocemos, sin diablos, sílfides, ni vampiros, tiene lugar un acontecimiento que no puede explicarse mediante las leyes de ese mismo mundo familiar”. Es en este espacio conocido en donde se presenta un acontecimiento fantástico, el cual pondrá en tela de juicio la consistencia y el aparente orden del mundo real; en otras palabras, es una especie de transgresión a las normas que rigen el mundo. Recordemos que la anormalidad sólo tiene razón de ser si previamente existe la normalidad.

Sensación de incertidumbre

Otra característica que menciona Roas es la cualidad de lo fantástico para producir una sensación de extrañeza e incertidumbre respecto a lo real y al propio yo del personaje. La literatura fantástica triunfa si produce ese efecto de incertidumbre en el lector y si habilita una duda acerca del orden que configura el mundo y de la supuesta estabilidad de nuestro propio ser. En síntesis, cuestiona la naturaleza misma de lo real y de nosotros mismos. Dice Roas: “lo irreal pasa a ser percibido como real, y lo real, como posible irrealidad”. Lo fantástico supone, entonces, un escape a los moldes rígidos de la razón y una contravención hacia aquello que creemos.

Contraposición con la realidad

Para Roas, la interpretación cabal de un texto fantástico requiere de su contraposición con la realidad sociocultural en donde lo narrado está enmarcado. El acontecimiento fantástico debe ser contrastado con la realidad. Todos los lectores tienen un saber de lo real previo a la lectura de un relato fantástico, y este saber previo es lo que le permite interpretar un determinado fenómeno como sobrenatural. Para un lector ateo, por ejemplo, el relato “El silencio de Dios” de Arreola será de corte fantástico, puesto que la supuesta narración escrita por Dios no puede ser explicada con las leyes racionales y lógicas que rigen nuestro mundo.

La literatura fantástica se encuentra, entonces, inexorablemente unida al mundo real. El elemento sobrenatural produce una ruptura en la relación de los seres humanos con la realidad. Hablando en términos literarios, un relato fantástico precisa estar narrado con una óptica realista, con el fin de que el mundo real sea perfectamente reconocible en la narración. Así, el fenómeno sobrenatural puede tener ese efecto de duda y vacilación que describimos más arriba. Si tenemos presente esta noción, podemos coincidir con David Roas en lo siguiente: “Esto supone acabar con esa idea común de situar lo fantástico en el terreno de lo ilógico o de lo onírico, es decir, en el polo opuesto de la literatura realista”. Como podemos deducir, entonces, el relato fantástico debe ser siempre creíble.

El miedo o la angustia que causa el relato

Otra característica fundamental del género fantástico tiene que ver con el miedo, es decir, con el efecto de temor que ese elemento sobrenatural causa en el lector y en los personajes de la narración. Esto es una cuestión que podría parecer obvia, puesto que es un lugar común referirnos al miedo a lo desconocido. Sí, es un lugar común, pero también es una certeza. Lo desconocido, para nuestra naturaleza humana, siempre va de la mano del miedo. Tememos lo que no alcanzamos a comprender.

Según esto, entonces, desestabilizar nuestras certezas sobre el mundo produce un sentimiento de temor. Sin embargo, para Roas, utilizar ese término es excesivo: “Quizás el término ‘miedo’ puede resultar exagerado, o confuso, puesto que no acaba de identificar claramente ese efecto que, a mi entender, todo relato fantástico busca producir en el lector. Tal vez sería mejor utilizar el término ‘inquietud’, puesto que al referirse al miedo no hablo, evidentemente, del miedo físico ni tampoco de la intención de provocar un susto en el lector al final de la historia, intención tan grata al cine de terror (y tan difícil de lograr leyendo un texto)”.

Me parece admisible la postura de Roas; sin embargo, para los fines de este trabajo, añadiré otra perspectiva, la cual tal vez nos ayude más a clarificar este asunto. El filósofo Martin Heidegger, quien era muy proclive a reflexionar sobre cuestiones existenciales, distingue entre la angustia y el miedo. Para él, el miedo siempre se manifiesta frente a algo concreto y verificable. Podemos sentir miedo ante el acecho de un sicario o luego de recibir una amenaza de la mafia. Por otro lado, el filósofo alemán reconoce que la angustia se tiene frente a una cosa intangible y vaga, es decir, ante una cosa que desconocemos y que, mediante nuestras capacidades intelectuales, no podemos conocer.

chuyvquezada@gmail.com