Año 17, Número 238.

La novela se encuentra disponible en la Biblioteca Hugo Gutiérrez Vega del CUSur con la clasificación 863 VIC 2006

Mireya Serrano

Cuatro son los años falsos que Luis Alfonso, hijo, cómplice y rival de Poncho Fernández, sobrevive simbólicamente dentro de la tumba de su progenitor. Es hasta el cuarto aniversario de muerte en el que decide dejar de coexistir junto su padre y llevar a cabo una transformación de identidad que parece destinada, pero la única manera de lograrlo es convirtiéndose en el creador de su creador, en un Dios todopoderoso que puede quitarle o darle la vida.

La formulación de la identidad, la búsqueda del sentido y libertad, la muerte y la complejidad humana son un constante tratamiento en las dos únicas novelas de Josefina Vicens: El libro vacío (1958) y Los años falsos (1982). Vicens, también conocida como Pepe Faroles y Diógenes García,  nació el 23 de noviembre de 1911 en Tabasco. Una mujer sin estudios formales, con una actividad laboral y cultural diversa; dedicó su vida a la lucha en contra las injusticias femeninas, a la industria cinematográfica, a la literatura y a su energética pasión por las artes taurinas.

Esta novela, escrita en primera persona por los distintos “yo” y dirigida hacia el padre, sostiene una viva obsesión por la dualidad entre la muerte metafórica y la física. A partir de la satírica defunción de Poncho, Alfonso, preso por su entorno, deberá suplantar el rol de padre con sus hermanas, esposo de su madre y proveedor de su familia, a la edad de 15 años. Una madurez forzada que llega a tal punto de enviarlo a una expiración taciturna y simbólica; padre e hijo deberán complementarse en un mismo cuerpo orgánico y, de esta manera, la muerte de Poncho Fernández le otorga fuerza. ¿Cuándo se muere? ¿Quién ha muerto?

Luis hereda el trabajo, el revólver y a todas las mujeres de su padre, la amante incluída. Su madre sumisa, por un lado, fomenta el reemplazo y da inicio a la consumación de la muerte del hijo y el renacimiento del esposo, pues ella sirve en torno a la lógica patriarcal. En cambio, Elena, la única mujer a la que sí le ceden un nombre, suscita la rivalidad entre el padre y el hijo, al aceptar el dualismo y también reconocer a Luis Alfonso como su amante. Además, esta joven se convierte en el primer y único aspecto de la vida del padre que Luis sí disfruta.

Despojado de su individualidad y condición de hijo, nacen las problemáticas de identidad; ahora existen distintos “yo» dentro de un mismo individuo. La conjunción padre-hijo: los cómplices que disfrutan las ventajas que conlleva ser el hombre y ser el cuerpo vigente, el “nosotros” que disfruta la manía sexual con Elena. Poncho Fernández: el padre arrogante, machista, corrupto, infiel, el que tiene el control de la vida y las mujeres. Luis Alfonso: el niño que quiere ser buzo, el muchacho educado que desea regresar a la escuela, el que sueña con huir de una vida que no es propia.

No obstante, existe un cuarto, una identidad transformada, una metamorfosis que aparece sólo hasta el final, cuatro años después de la muerte de su padre. El Dios-hijo que tiene el poder de dar y quitar la vida, el dueño de Poncho que decide encarcelar al progenitor dentro de sí mismo y burlarse de todo aquel que no sabe la verdad: “Están asustados. No entienden nada y quieren entender. Yo me divierto. Ahora todos aquellos son los adolescentes y yo el adulto que escucha sus preguntas, no las contesto, sonrío y les doy en la espalda unas palmadas paternales que los sacan de quicio”.

En fin, Los años falsos de Josefina Vicens, hace reflexionar y ahondar ambiciosamente en las condicionantes de la identidad rota, por medio de una narrativa envolvente y sin arreglos, que se adecua a las circunstancias del lector. Asimismo, afirma la importancia de la infancia para el desarrollo de la individualidad y de la locura, en este caso, masculina. Vicens presenta una realidad transformada al modificar el procedimiento del tiempo, donde la muerte es quien existe y la vida subsiste debajo de la tierra.

mireya.serrano6430@alumnos.udg.mx