Fábula realizada como actividad para la materia de Literatura Española del Siglo de Oro de la licenciatura en Letras Hispánicas
Una solitaria oruga paseaba sin rumbo ni esperanza,
hasta que vio a lo lejos a unas criaturas sin belleza igualada.
Osó acercarse y dijo: «¡Dichosos mis ojos, qué bello plumaje!».
Los pavorreales contestaron: «Vete de aquí, insignificante salvaje».
El pequeñín sin responder se alejó sintiéndose inferior y rechazado.
Pasaron los días y voló por los pavorreales una hermosa mariposa,
«Qué preciosa criatura, eres digna de nuestra compañía».
Pero la mariposa contestó: «No me junto con arpías,
hace unos días fui excluido por ustedes; hoy mírenme,
soy hermosa y vuelo por encima de ustedes».
No te creas superior a los demás, pues puede que algún día te sorprendan.
Aurora Guadalupe Lares Hernández