Año 17, número 250.

Poco sé de la noche
pero la noche parece saber de mí,
y más aún, me asiste como si me quisiera,
me cubre la conciencia con sus estrellas.


Tal vez la noche sea la vida y el sol la muerte.
Tal vez la noche es nada
y las conjeturas sobre ella nada
y los seres que la viven nada.
Tal vez las palabras sean lo único que existe
en el enorme vacío de los siglos
que nos arañan el alma con sus recuerdos.

Pero la noche ha de conocer la miseria
que bebe de nuestra sangre y de nuestras ideas.
Ella ha de arrojar odio a nuestras miradas
Sabiéndolas llenas de intereses, de desencuentros.


Pero sucede que oigo a la noche llorar en mis huesos.
Su lágrima inmensa delira
y grita que algo se fue para siempre
Alguna vez volveremos a ser.

Alejandra Pizarnik

Imagen: Pixabay

Flora Alejandra Pizarnik fue una poeta, ensayista y traductora.​ Nació el 29 de abril de 1936 en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires y, más tarde, pintura con Juan Batlle Planas.

Entre 1960 y 1964 trabajó para la revista Cuadernos en París, realizó traducciones y críticas literarias. Continuó su formación en la universidad de La Sorbona.

Su obra lírica comprende siete poemarios: La tierra más ajena (1955), La última inocencia (1956), Las aventuras perdidas (1958), Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965), Extracción de la piedra de locura (1968) y El infierno musical (1971). Su poesía se caracteriza por la libertad y la autonomía creativa.

Pizarnik sufrió varios episodios depresivos durante su vida, lo que la llevó a suicidarse a los 36 años el 25 de septiembre de 1972.