Año 18, número 264.
A los 106 años del natalicio del escritor ilustre de Zapotlán el Grande, Juan José Arreola, y los 72 años de la publicación de Confabulario, su libro más representativo, que significó la consagración del autor, existe un cuento que le dio marca a su estilo narrativo.
En el cuento «La migala», Arreola nos adentra en el horror psicológico a través de un relato de metáforas y tensión. Publicado junto a otros cuentos, se destaca por su profundidad emocional. Esta obra es una gran muestra del talento de Arreola para explorar las profundidades de la mente humana.
La trama, aunque sencilla, resulta inquietante: un protagonista que adquiere una migala, una araña cuya picadura es mortal, después de haberla visto en una feria acompañado de su novia o esposa, Beatriz. El hombre decide soltarla en su departamento y la alimaña se convierte en el centro de su angustia. A medida que el hombre se obsesiona con ella, reflexiona sobre su vida, sus fracasos y sus temores. El cuento explora temas como la soledad, la muerte y la lucha interna del ser humano frente a sus propios demonios. Sin embargo, esta breve historia de terror se transforma en una meditación sobre esos temores. Más allá de su presencia física, la migala simboliza el terror interno del protagonista y la manera en que este miedo se normaliza en su vida diaria.
Este concepto también se refleja en el trabajo de Guillermo del Toro, quien convierte a los monstruos y alimañas en parte de nuestra realidad. “Del Toro logra recrear una especie de realismo mágico cinematográfico, donde lo cotidiano y lo fantástico se entrelazan de manera orgánica, como si los monstruos formaran parte de nuestra vida diaria, como si fueran nuestros vecinos” (Juan Urgell, 2017).
El análisis de la obra permite entender que no solo entretiene, sino que también desafía al lector a reflexionar sobre sí mismo y su existencia. Al igual que otros artistas, Arreola utiliza la metáfora como un objeto subjetivo de la realidad. A futuro, «La migala» de Arreola seguirá siendo relevante por su capacidad para revelar la fragilidad humana, así como perdurará en la literatura latinoamericana, inspirando a escritores y lectores y llevándolos a empatizar e identificarse con sus propios monstruos internos.
Ismael Pelayo Partida
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