Año 17, Número 246

En esta obra se construye una atmósfera de melancolía, aislamiento e introspección, con ayuda de un lenguaje sumamente poético, elementos simbólicos, recursos de ficción y una cuidadosa estructura intertextual

Me alivió saber que mi voz no era polvo

Karina Sosa Castañeda

Teresa de Jesús Vílchez Gómez

La premiada obra Caballo fantasma,escrita por Karina Sosa, fue publicada en 2020 por la editorial Almadía. Aunque generalmente es catalogada como novela, se trata de una composición híbrida que posee un toque intimista que la sitúa más cerca del género literario memoria. En ella se construye una atmósfera de melancolía, aislamiento e introspección, con ayuda de un lenguaje sumamente poético, elementos simbólicos, recursos de ficción y una cuidadosa estructura intertextual.

La obra se centra en Karenina, caracterizada como una mujer introspectiva que se sumerge en el ambiente ambiguo e intangible que construyó su madre, Leonora, a través de memorias en un diario: “creo que mamá amó la vida de un modo inexplicable para mí. No sé bien cómo murió […] buscando un lugar donde las ideas no pesaran tanto, donde pudiera ser otra. Una sombra apenas. Un caballo desbocado”.

 La historia comienza después de la muerte de la madre, mientras Ka (Karenina) intercala momentos de su vida que, aunque parecen fortuitos, están plagados de elementos simbólicos que cobran sentido a medida que la trama se desarrolla. El más presente en la obra y como el título sugiere, son los caballos. “Un caballo puede cargar a cuestas toda la melancolía de un hombre”.

 La interpretación de los caballos depende de cada experiencia de lectura. Por otra parte, existen más conceptos destacables dentro de la obra, los cuales se enaltecen con ayuda de la capacidad poética del personaje principal, cualidad que convierte a la narración en algo entrañable y personal.

            El personaje Karenina se caracteriza por cierta melancolía latente, misma que es presuntamente atribuida a su madre, de modo que existe algún tipo de predisposición a dicho estado de ánimo por parte del personaje, y se evidencia en sus diferentes relaciones personales, desde las románticas hasta las familiares.

A grandes rasgos, podría intuirse que la joven Ka busca acompañamiento para sobrellevar la angustiosa realidad, ya sea a través de las historias ficticias que inventa sobre su difunta madre: “‘Te mereces todo. Ya verás’, eso dice y luego le cuento más mentiras”, o de sus recurrentes sueños o las mentiras que constantemente estructura para justificar el desapego hacia ésta, tal vez con la finalidad de obtener respuestas.

            La soledad que experimenta el personaje constantemente se refuerza en cada fragmento: “Crecimos así: juntos mi padre y yo, sabiendo que una mujer que estaba ausente, como un fantasma, me había traído al mundo. Y que eso bastaba”.

 Desde la narración de un espacio en el que se siente ajena, hasta una relación consumida por la apatía y, finalmente, la extrañeza como vestigio de un amor apasionado, o lo que pretendía serlo. El abandono por parte de su madre, la pasión de ésta por los caballos y las apuestas, así como la enfermedad heredada que genera la pérdida de lucidez, otorga a Karenina una visión neblinosa que la persigue.

Está presente la búsqueda de la identidad y la lucha sigilosa por encontrar un espacio en esos recuerdos que lastiman, pero que indudablemente nos componen: “¿de dónde viene tu pasión por desaparecer? […] A veces quiero ahorrarme palabras. Es cosa mía, responde a mis complejos”. Vuelven más personal la experiencia de lectura y otorga un sentido profundo a los elementos simbólicos.

Finalmente, se sugiere que Karenina es un personaje melancólico con anhelos de acompañamiento, como consecuencia del abandono materno. Ella busca moldear su propia identidad con ayuda de recuerdos, fragmentos, memorias, diarios, experiencias, mentiras, narraciones, palabras que salieron de boca de otros, esto como resultado de no tener una propia. La construcción de dicho personaje hace de Caballo fantasma una experiencia íntima para el lector, misma que se entreteje con ayuda de otras grandes obras literarias, casi de manera paradójica.

teresa.vilchez@alumnos.udg.mx