Año 18, número 265.

Diseño: Lizeth Pérez.

Cuando salí de ti, a mí mismo

me prometí que volvería.

Y he vuelto. Quiebro con mis piernas

tu serena cristalería.

Es como ahondar en los principios,

como embriagarse con la vida,

como sentir crecer muy hondo

un árbol de hojas amarillas

y enloquecer con el sabor

de sus frutas más encendidas.

Como sentirse con las manos

en flor, palpando la alegría.

Como escuchar el grave acorde

de la resaca y de la brisa.

Cuando salí de ti, a mí mismo

me prometí que volvería.

Era en otoño, y en otoño

llego, otra vez, a tus orillas.

(De entre tus ondas el otoño

nace más bello cada día.)

Y ahora que yo pensaba en ti

constantemente, que creía…

(Las montañas que te rodean

tienen hogueras encendidas.)

Y ahora que yo quería hablarte,

saturarme de tu alegría…

(Eres un pájaro de niebla

que picotea mis mejillas.)

Y ahora que yo quería darte

toda mi sangre, que quería…

(Qué bello, mar, morir en ti

cuando no pueda con mi vida.)

José Hierro del Real, fue un poeta español, crítico de arte y académico de la Real Academia de la Lengua. Entre su obra destacan Tierra sin nosotrosCon las piedras, con el vientoCuanto sé de míLibro de las alucinaciones y Cuadernos de Nueva York.

Premio Nacional de las Letras, en 1990 y Cervantes en 1998. Ademas fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Turín, en 2002. José Hierro está  considerado como una de las voces más representativas de la poesía social de posguerra.