Año 16, Número 231.
La aceptación de una regla gramatical como determinante de una manera correcta de hablar representa una aspiración utópica
Rosa Mata
El aumento de temperatura se ha convertido en el tema central de las conversaciones entre mexicanos. En conversaciones cotidianas e interacciones en redes sociales se encuentran: quejas sobre el calor, sobre la calor y protestas de quienes argumentan que la última expresión es errónea, puesto que calor es un sustantivo masculino que debe acompañarse de un artículo igualmente masculino, la declaración purista se acompaña, en la mayoría de los casos, con la exhortación a “no ser ignorante y hablar bien”. Lo cierto es que la ola de calor ha visibilizado un caso de variación lingüística, no un error en el habla.
Existen cuatro tipos de variación: diatópica, determinada por el lugar geográfico en que se encuentra el hablante; diastrática, que hace referencia al nivel sociocultural del hablante y el papel que éste desarrolla dentro de la sociedad, por ejemplo, su profesión; diacrónica, determinada por el tiempo; y diafásica, que alude al contexto en que se encuentra el hablante, mismo que lo lleva a emitir un discurso formal o informal. Además, puede sumarse a estos factores la dicotomía oral / escrito.
Atendiendo a lo anterior, la aceptación de una regla gramatical como determinante de una manera correcta de hablar representa una aspiración utópica. Dicha utopía da como resultado la lengua estándar, cuyas reglas ortográficas y gramaticales se enseñan en las escuelas y se siguen para la producción de textos escritos, sin embargo, la lengua estándar es sólo una variante más del español.
El Corpus de Referencia del Español Actual (CREA), herramienta creada por la Real Academia Española, es un banco de datos en el que se incluyen términos y expresiones que se emplean en los países hispanohablantes, desde 1974 hasta la actualidad. El corpus permite hacer una exploración estadística según el territorio y el contexto. El CREA es una interesante opción de consulta si se desea conocer, de manera superficial y estadística, la variación lingüística que existe entre los países hispanohablantes en casos específicos como el uso del sustantivo calor en ambos géneros.
Para el calor se encuentran en el corpus un total de 455 casos en 290 documentos, por su parte, la calor cuenta con un registro de 39 casos en 29 documentos. Si hablamos de variación lingüística existen datos más relevantes que los números, por ejemplo: en ambos casos el mayor porcentaje se registra en España, seguido de México en el caso de la calor y de Argentina en el uso de el calor. Además, los datos muestran que la calor se utiliza con más frecuencia en interacciones orales y en la prensa, mientras que el calor posee alta presencia en textos escritos.
Algo sumamente interesante ocurre al colocar en el buscador del CREA las expresiones en plural: los calores y las calores. Los calores aparece en 129 casos contenidos en 107 documentos, encabeza los porcentajes España, seguido de Argentina y 7 países más; podríamos intuir que el plural sigue la misma ruta del singular, sin embargo, las calores se registra con un uso exclusivo en España.
¿Qué ocurre si cambiamos los artículos por demostrativos? Tanto este calor como esta calor predominan en contextos orales y prensa, el masculino nuevamente supera en número a la expresión en femenino, este calor se utiliza en más de 10 países, mientras que la variación esta calor se encuentra únicamente en España y México. Si realizamos la búsqueda con otro demostrativo masculino: aquel calor, no se encuentran registros en el corpus, caso contrario si introducimos la variante en femenino: aquella calor, la búsqueda arroja como resultado uso exclusivo de la expresión en Bolivia. ¿Ocurre lo mismo si introducimos la expresión en plural? no, aquellos calores aparece con un uso exclusivo en Cuba, mientras que aquellas calores no arroja resultados.
El ejercicio puede replicarse con otros casos del mismo sustantivo, incluso con otras expresiones que se utilizan con ambos géneros, por ejemplo: la azúcar / el azúcar, la agua / el agua, las manos / los manos, en todos los casos los resultados mostrarán usos y porcentajes diversos, que, si bien pueden tener explicaciones fonológicas o de evolución del latín, por nombrar algunas, no se logra establecer reglas inamovibles a partir de dichas explicaciones. La conclusión sobre la variación del género en español, y sobre todo tipo de variación que pueda presentarse se reduce a lo siguiente: La variación es una condición irreprimible, no regulable mediante reglas, que se encuentra presente en todas las lenguas, cuyas causas son geográficas, sociales, temporales y contextuales.
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