Año 17, Número 245.
Desperté de mis sueños al dolor de la vida,
y hallé de mi pasado todo el derrumbamiento,
y vi mis viejos libros como el arma el suicida
a quien no quiso detener en su intento.
Parte de mi existencia a la suya va unida.
Los miro con amor y con remordimiento;
cambié mi vida propia por la suya fingida
para vivir los siglos con sólo el pensamiento.
Encarné la leyenda. Como en el áureo cuento
al regresar de paso por la senda florida
el ave de la gloria me detuvo un momento…
Y como el santo asceta al volver al convento,
hallé muertos los míos y la celda caída,
porque la voz del ave era un encantamiento.
Francisco A. de Icaza
Francisco A. de Icaza fue un diplomático, poeta, crítico literario e historiador nacido el 2 de febrero de 1865 en la Ciudad de México. A juzgar por la nula evidencia de su paso por alguna universidad, se le considera un autodidacta; las personas que más contribuyeron a su formación literaria fueron su padre y el maestro Ignacio Manuel Altamirano.
Aunque Icaza estuvo en una etapa de transición, su poesía se ha clasificado bajo la corriente del modernismo con fuertes influencias italianas, portuguesas y alemanas.
Fue dueño de una prosa excepcional, de gran cultura, y supo deshacer viejos prejuicios y arraigadas mentiras, así como recrear con su pluma la vida de sus autores preferidos Cervantes y Lope de Vega.