Año 17, Número 239.

La obra se encuentra disponible en la Biblioteca Hugo Gutiérrez Vega del Centro Universitario del Sur con la clasificación 833.914 MUL 2018

Mireya Serrano

En tierras bajas de Herta Müller describe la vida interna de un pueblo rural en Rumania, de cultura alemana, que sufre las consecuencias de la caída del régimen nazi. La obra está dividida en una serie de 15 relatos, entre ellos el que da título a la novela. Está narrada a través de la perspectiva fragmentada de una niña que comienza a tomar conciencia crítica de la miseria en el entorno minoritario al que pertenecía. Desde el cuestionamiento, la voz narrativa dibuja una atmósfera cruel y extraña donde se desempeñan conductas de violencia normalizada hacia mujeres, niños y animales.

En tierras bajas es el primer libro publicado por Müller, una escritora rumana germano parlante que fue constantemente hostigada por la policía secreta de la Securitate. Humillada en su propia comunidad nativa, se exilió en Berlín en 1987 por los retratos antipáticos de una aldea condenada al silencio y al terror. En 2009 fue galardonada con el Premio Nobel de Literatura, en reconocimiento al conjunto descomunal de obras que alternaron temas en contra al totalitarismo y dictadura de Nicolae Ceaușescu. 

Como punto de partida, Herta traza escenarios de auto-ficción bajo un pueblo anónimo en la región del Banato rumano, donde se mezclan experiencias reales de la infancia con elementos oníricos y surrealistas. Este contraste entre la fantasía y lo mundano causa tensión e incomodidad; no obstante, si tenemos en cuenta el lenguaje oscuro y escueto y el tiempo anacrónico de las historias, se crea un espacio donde la realidad trasciende. Por otro lado, los cuadros naturalistas, si bien pueden llegar a ser idealizados, atribuyen a su función como metáfora oculta que la autora critica dentro de una vida bajo vigilancia.

La niña anónima, aunque rodeada de un panorama emotivo y naturalista, busca el sentido de pertenencia en un entorno supersticioso donde los adultos inmortalizan la violencia a las generaciones más jóvenes. El silencio, además, se convierte en un mecanismo forzado para enfrentar la realidad hostil y ocultar los secretos de la iglesia, los hombres y el régimen. Una incomunicación entre pueblos, vecinos y familias, que afecta principalmente a los niños que ni siquiera pueden pedir agua “porque está prohibido hablar durante las comidas”.

Finalmente, la protagonista y el lector, sumidos en la miseria, alcanzan otro nivel de estrés; ella, al convertirse en una adulta que permanece en el ciclo generacional sin sentido y sin libertad. En resumen, todo este flujo abrumador de imágenes exhiben las raíces rumanas de la autora, por medio de una prosa poética que une el realismo e ingenio infantil que carece de sentido lógico.   

“No puedes beber, muchacha, para combatir tu miedo. Vas vaciando a sorbos esa copa como todas las mujeres que no tienen una vida, que no tiene cabida en este jaleo. Ni tampoco en el suyo propio”.

mireya.serrano6430@alumnos.udg.mx