Año 13, número 163.

El 95% de las muertes por suicidio se pueden prevenir, de las 6 mil 808 personas que se suicidaron en México en 2018, 6 mil 467 pudieron seguir vivas. La OMS promueve el 10 de septiembre como Día Mundial para la Prevención del Suicidio

Imagen: Campaña de promoción de la salud mental de Facebook e Instagram Latinoamérica, Instituto Vita Alere, Consejo Ciudadano e Isabel Ayuda para la Vida AC

Ariana García

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se suicida casi medio millón de personas en el mundo. De acuerdo con el INEGI, en 2018 se suicidaron en el país 6 mil 808 personas, en Jalisco 630. México se considera un país con una tasa de suicidio media a partir del año 2010, antes, la tasa era baja. Aunque en los últimos 3 o 4 años el índice de suicidios en el país se ha mantenido relativamente estable, no ha habido un decremento, comparado con los datos mundiales que tienden a bajar en la mayoría de los países.

El suicidio es la segunda causa de muerte en personas de entre 15 y 29 años de edad, esto es un indicador del incremento de las conductas suicidas en adolescentes y jóvenes en México. Pero las conductas suicidas se presentan en todas las edades. De acuerdo con el doctor Luis Miguel Sánchez Loyo —representante en México de la Asociación de Suicidología de América Latina y el Caribe—, estas conductas son, regularmente, un ánimo deprimido, una visión negativa del futuro, la sensación de que no es posible recibir ayuda o que ésta será ineficiente. “Hemos identificado que las personas que intentan suicidarse tienen comportamiento impulsivo, es decir, hacen las cosas sin pensar en las consecuencias. Creemos que estas características de impulsividad, sumadas a la depresión, la desesperanza y el abuso de alcohol y drogas, las o llevan al límite de su capacidad para enfrentar problemas, sobre todo en eventos adversos desencadenantes. Estos eventos están muy marcados de acuerdo a la edad y al género, en los hombres puede ser la pérdida de empleo y la pérdida de la pareja; para las mujeres, la violencia dentro de la pareja o la infidelidad; en los adolescentes tiene que ver más con conflictos familiares; en los niños, la muerte de un ser querido; y en los ancianos tiene que ver con el abandono y el dolor crónico”, puntualiza.

Luis Miguel Sánchez Loyo es doctor en Ciencias del Comportamiento con opción en Neurociencias, profesor investigador en la Universidad de Guadalajara y pertenece al Sistema Nacional de Investigadores. Ha trabajado como psicólogo clínico en intervención en crisis, específicamente con conductas suicidas y sus investigaciones están centradas en las conductas suicidas abordadas desde una perspectiva multidisciplinaria. Como ya se dijo, también es representante en México de la Asociación de Suicidología de América Latina y el Caribe.

De acuerdo con Sánchez Loyo, al notar algún comportamiento suicida en una persona, lo más importante es “sentarse a escucharla sin juzgarla y acompañarla a buscar la ayuda adecuada. Si alguien nos comunica que piensa suicidarse o que ha pensado que la vida no vale la pena, hay que platicar abiertamente del tema y evitar comportamientos de distracción como las frases ‘no pienses en eso’, ‘la vida es muy bonita’, ‘échale ganas’, porque esas formas de responder resultan hasta negativas cuando ya está la idea de quitarse la vida, pues es la muestra de que los otros no lo comprenden”.

En Jalisco existe el número 075 para la atención de problemas de salud mental, que se reactivó durante el confinamiento por la crisis sanitaria y en el que Sánchez Loyo participa como asesor. Al llamar a este número, un psicólogo experto en intervención en crisis atenderá la situación e indicará el camino a seguir para recibir la atención adecuada, de acuerdo a su ubicación geográfica.

Sánchez Loyo indica el inconveniente de que, en México, el suicidio sea atendido exclusivamente por el sector salud, pues lo encasilla como un problema mental, cuando las conductas suicidas no tienen sólo que ver con la salud mental, sino también con los ámbitos sociales, culturales y económicos de la persona, y que también son importantes de atender. Desde las instituciones del país, la mayoría de las acciones que se han hecho para la prevención del suicidio se derivan de las conductas de las personas que acuden a servicios de salud mental, pero hace falta trabajar en medidas de prevención con la población general y con la población en riesgo que no es enfermo mental, por ejemplo, “trabajar con los medios masivos de comunicación para que puedan hacer reportes noticiosos de suicidios de manera adecuada, restringir el acceso a medios letales como fármacos o sustancias químicas que se pueden comprar libremente. Otra medida es que todas las personas que han perdido a un ser querido por conducta suicida o de manera violenta deben tener un acompañamiento de al menos un año para que su estabilidad mental no se vea comprometida”.

Además de los adolescentes, las poblaciones en riesgo de suicidio son mujeres víctimas de agresiones sexuales, migrantes y población LGBT+, y la verdad es que no hay trabajos tan intensos para evitar la discriminación o la identificación oportuna en estos grupos. También hace falta trabajar en que la persona que ha sido identificada con riesgo suicida tenga acceso rápido a los servicios de salud mental especializados que requiere.

La OMS está trabajando en la sensibilización del personal de salud para que identifique el riesgo de conductas suicidas en las personas y que los puedan derivar de manera oportuna. Por su parte, Sánchez Loyo ha trabajado en colaboración con la Asociación Civil Isabel Ayuda para la Vida, dedicada a la prevención del suicidio y las autolesiones en adolescentes y niños, y con Facebook Latinoamérica e Instagram en una campaña de promoción y preservación de la salud mental, ahora en la crisis sanitaria por el COVID, para que el confinamiento pueda ser más llevadero. En 2018 trabajó en un Frente para la prevención del suicidio —con la Asociación de Suicidología de América Latina y el Caribe y otras organizaciones—, con el que se presentó una iniciativa de ley en la cámara de senadores y en la cámara de diputados; este proyecto plantea la creación de un Consejo Nacional para la Prevención del Suicidio y la implementación de un Programa Nacional de Prevención del Suicidio, pues actualmente no existe y eso influye en que la tasa de suicidio en México no se reduzca, como se ve en otros países que sí cuentan con este programa. Si esta iniciativa se convierte en ley sería un logro importante en la prevención del suicidio en el país. Junto con la fundación orygen.org, elaboró el manual Chatsafe para hablar del suicidio en redes sociales.  

El doctor Sánchez Loyo hace hincapié en que el suicidio se puede prevenir, “el 95% de las muertes por suicidio son prevenibles, para eso tenemos que reconocer que es un problema social y de salud y saber cómo actuar y a dónde dirigirnos en caso de que un ser querido nos exprese su deseo de morir, también cuando alguien se reconozca con ideas suicidas que sepa que hay lugares donde será atendido de una manera profesional y adecuada. La prevención del suicidio es trabajo de todos”.

ariana@cusur.udg.mx

Sitios de interés

https://www.uam.mx/lineauam/lineauam_dep01.htm

https://www.facebook.com/pg/asulac.org/about/

http://www.ayudaparalavida.com/

https://www.orygen.org.au/