Año 16, Número 229.

La obra pertenece al género didáctico y es una sátira que se vale de la crítica social

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Teresa de Jesús Vílchez Gómez

El Corbacho o Arcipreste de Talavera es una obra española medieval del siglo XV, fue escrita por Alfonso Martínez de Toledo y publicada en 1438. Dicho autor fue racionero de la catedral de Toledo. A lo largo de su vida visitó muchos lugares, esto le permitió conocer el mundo y observar la sociedad desde su ojo crítico, pero bajo la influencia de la concepción misógina propia del medievo. Además, contó con la fuerte influencia de autores italianos como Bocaccio, lo que se reflejó en su concepción literaria.

La obra pertenece al género didáctico y es una sátira que se vale de la crítica social. Es gracias a ésta que se postula un tratado moral, el cual tenía como objetivo prevenir a los hombres crédulos del mal que simbolizan las mujeres, y advertir acerca de todo lo que éstas provocan. Se basa en un sistema de representaciones sobre las características propias de los géneros, y las normas que éstos deberían seguir; Martínez de Toledo denuncia el llamado amor mundano, parte desde la idea de que éste no es más que un pretexto para la lujuria. Su importancia radica en que la obra funciona como un documento histórico que evidencia la realidad cultural de España, representando el teocentrismo como posible detonante de la misoginia.

La obra se divide en cuatro secciones donde se abordan tópicos importantes: la reprobación del loco amor, condiciones de las mujeres viciosas, complexiones de los hombres y, finalmente, reprobación de los hados. Martínez de Toledo de manera ingeniosa, en cada una de estas secciones, se esfuerza por sostener su discurso de odio, y, aunque trata de abordarlo desde distintas perspectivas, siempre llega a la misma conclusión: la mujer es el peor de los males.

            En la primera y segunda sección habla de que la mujer hace que el hombre falte a dios. Éste desobedece los diez mandamientos de dios y no conforme con eso, se jacta de efectuar los siete pecados capitales, claro, en compañía de su amante. El hombre que ama es guiado a la perdición por la mujer, pues ésta representa todo lo malo que puede ser una persona, y es por eso por lo que el hombre ingenuo no debe dejarse engatusar. Es ahí cuando aparece el autor y su consejo, enunciando el mal y contando uno de sus tantos ejemplos. Lo anterior es la estructura propia de la didáctica.  

En la tercera y la cuarta parte se habla de las complexiones de los hombres, de las características que éstos presentan. Sin embargo, aparece otra vez este tinte misógino, pues el autor no usa el mismo tipo de descripciones para referirse a los varones, sino que se mencionan arquetipos cuando a ellos se refiere: sanguíneos, coléricos, etc. Esta consideración no la tiene con las mujeres, pues a todas las cataloga de manera general: avaras, mentirosas, interesadas, entre otras.  

La obra en conjunto es interesante y hasta cierto punto graciosa, porque cae en lo absurdo. A pesar del contenido ácido que en ella se incluye, el autor tiene una manera peculiar de plantear sus opiniones. Y es que parece haber un hilo contradictorio bajo lo que el autor tanto reprueba, ya que, al detallar tan minuciosamente, crea el efecto contrario, y más allá de aborrecer las acciones que se enlistan como inapropiadas dentro de la obra, y como reflejo del contexto social, parece más una invitación a realizarlas.

El Corbacho no sólo es una obra controversial, sino que hace aportaciones a la literatura mediante la utilización de recursos novedosos, como figuras retóricas y elementos humorísticos que se perciben en sus historias. Además del dialogismo que utiliza el autor y la oralidad que poseen sus personajes, así como la incorporación de voces femeninas que el autor rescató del habla popular, desde una posición didáctica en la que el narrador se dirige directamente a los lectores.

Finalmente, destaca el vivo retrato de la sociedad española y su percepción de la mujer, los defectos y mañas que se le atribuían a ésta desde la perspectiva de la religión. Sin mencionar el tópico de mujer-trampa, el cual es universal en la literatura y en la sociedad. Sin olvidar la continuidad literaria que existe entre ésta y otras obras importantes.

teresa.vilchez@alumnos.udg.mx