Año 16, Número 220.

La obra forma parte del movimiento literario realismo mágico, caracterizado por la exaltación de la estilística e intención de mostrar lo irreal y ajeno desde una perspectiva de cotidianidad.

Entonces supe que el coronel García y otros como él tienen sus días contados,  porque no han podido destruir el espíritu de esas mujeres

Isabel Allende (La casa de los espíritus)

Teresa de Jesús Vilchez Gómez

La narrativa de Isabel Allende es sumamente peculiar, tiene esa cualidad innata de atrapar al lector en un mundo cotidiano, que de tanto serlo se vuelve excepcional. Allende descubrió en la escritura un mundo infinitamente vasto, como si se tratara de un espacio en el que podía drenar todo eso que le costaba seguir cargando. Su inspiración fueron sus mujeres: sus historias, luchas, injusticias y angustias; buscó la manera de darle un sentido a lo que sus ingenuos ojos presenciaban, y lo encontró en las palabras.

Entonces hablamos de la dinámica social femenina dentro del podrido sistema patriarcal planteado en la novela La casa de los espíritus de Isabel Allende. La obra en cuestión forma parte del movimiento literario realismo mágico, caracterizado por la exaltación de la estilística e intención de mostrar lo irreal y ajeno desde una perspectiva de cotidianidad. Se destaca el mérito social y cultural que define la identidad de los personajes femeninos presentados en la obra, éstos reflejan la realidad del género en el contexto real de la autora y de manera paralela, dentro de la línea temporal de la novela.  En el entorno literario edificado por la autora chilena, ocurre una evolución del contexto social, esto determina una nueva estructura de oportunidades y valores que adquieren las mujeres.

De acuerdo con Allende, se destaca que las mujeres presentes en su obra son feministas, cada una a su manera. La autora cede a la influencia de injusticias de género en su país, inspirándose en su día a día al crear a sus personajes femeninos. Se representan cuatro generaciones de mujeres a lo largo de la historia, sus diferentes contextos sociales e históricos dan lugar al concepto de mujer moderna. A esas alturas, es necesidad gritar al mundo que existe la constante lucha femenina por su propia participación y derechos. Para satisfacción de la propia obra, y considerando que fuese un ser vivo pensante, es esencial que la mujer pueda participar en la sociedad ejerciendo fuerza política/pública; se trata de un modelo interesante por su conducta frontal ante los acontecimientos históricos del país en que se desarrolla: Chile.

Dichos modelos se presentan en la obra con nombres de personajes: Nívea, Clara, Blanca y Alba. Todos desafían de alguna manera lo que en ese entonces era esperado o impuesto a las mujeres: tener hijos, casarse, dedicarse a las tareas del hogar, servicio y hasta complacencia sexual. Pero fielmente, estos personajes desafían esos estigmas; el hecho de que no todas las mujeres desean esa vida, no podría ser más cercano a la realidad.

El profesor Michael Handelsman, especialista en literatura latinoamericana, en su artículo sobre la evolución de la mujer moderna dentro de la obra de Allende, menciona que se encuentran algunos modelos femeninos, y que éstos se caracterizan por la evolución de conductas y motivaciones que durante el desarrollo de la historia le proporcionan a la mujer nuevas oportunidades en su lucha por libertad y autenticidad.

Como se mencionó anteriormente, cada uno de los personajes femeninos presentes en la obra aportan algo más al anterior, con la finalidad de evidenciar la evolución; partiendo de la premisa de que Nívea luchaba por los derechos de la mujer, a pesar de ser víctima de una sociedad machista en la que no estaba lista para romper del todo los códigos impuestos a la mujer. El feminismo en los personajes se ve resaltado en las cualidades y personalidad que desarrollan: Nívea incentiva acciones para la reivindicación femenina, Clara visibiliza el poder que podría tener la mujer en la sociedad, Blanca desafía cualquier tipo de convención social impuesta por el hombre, y finamente Alba y su activismo en la lucha política de su país.

En un artículo sobre el contexto social que conforma la obra de Allende, el escritor Vicente Cabrera plantea el concepto “solución del signo femenino”. Menciona que dentro del mismo existe un personaje que rompe el patrón impuesto a la mujer, en la historia, aparentemente ella se embaraza sin marido y sin amante. Esto significaba una progresión, una nueva pauta de menor a mayor definición del ser de la mujer. Además de señalar la inminente destrucción de las prendas sociales, convencionales y patriarcales que ocultaban la individualidad y restringían la independencia original de la mujer.

Un ejemplo de lo anterior es el personaje de Blanca, hija de Clara y nieta de Nívea. Ella desafió todo tipo de imposición paternal, quedándose al lado del hombre que amaba, a pesar de estar comprometida con otro, es un modelo que denota liberación sexual y establece que ésta es algo independiente al libertinaje e infidelidad.

A medida que la historia avanza, es gratificante notar la evidente reestructuración o deconstrucción del sistema patriarcal que se identifica en la obra, de manera que habla de un despertar colectivo en la psique femenina. Expone objetivamente el desarrollo e inconformidad de las mujeres al igual que hace cuestionarse al lector. Como ya se mencionó, dentro de la narrativa de la autora, existe Nívea, personaje que sucumbe a las normas establecidas que forman parte del sistema, todo esto entorpece el proceso de resurgimiento de una nueva libertad para las mujeres, y a la par crea un cataclismo en el lector.

La profesora Sandra Boschetto, especialista en lengua española y estudios latinoamericanos, publicó un artículo sobre la dialéctica metatextual de esta novela en cuestión,  en él se analiza el pensamiento y discurso de los personajes masculinos y su percepción de la mujer dentro de la obra La casa de los espíritus. En la historia aparece un personaje en cuestión: Esteban, para quien la mujer y el lenguaje son medios de intercambio y están directamente relacionados con el dinero y el bienestar económico. Su discurso declara que las relaciones entre mujeres y hombres se establecen en relaciones de propiedad, las cuales son determinadas por la clase social, dinero, costumbre y política.

Se sabía que las relaciones entre hombres y mujeres se teñían de un sentido de propiedad o pertenencia. Esto abona a la persistente creencia de que la mujer debía tomar una postura receptiva. Cada párrafo nos acerca más a la idea de que el matrimonio era un contrato meramente social, el cual beneficiaba mayormente a la mujer, brindándole estabilidad y los insumos para una vida aparentemente digna, que no olvidemos, se basaba en la sumisión y dependencia, en este caso económica. Esto explica la constante desvalorización de la identidad femenina, la cual era muy evidente en la época.

A continuación, se adjunta un fragmento de la obra, La casa de los espíritus, el cual se analizará posteriormente, a propósito de la representación del patriarcado dentro del universo literario de Allende:

“Si las mujeres no saben sumar dos más dos, menos podrán tomar un bisturí. Su función es la maternidad, el hogar. Al paso que van, cualquier día van a querer ser diputados, jueces, ¡hasta presidente de la República! Y mientras tanto están produciendo una confusión y un desorden que puede terminar en un desastre. Andan publicando panfletos indecentes, hablan por la radio, se encadenan en lugares públicos y tiene que ir la policía con un herrero para que corte los candados y puedan llevárselas presas, que es como deben estar”.

El personaje de Esteban es la representación del patriarcado dentro de la sociedad, ejercía poder de distintas maneras sobre las cuatro generaciones de mujeres, se burlaba de la lucha, del hambre de justicia, igualdad y derechos que sentían los personajes femeninos. En la obra, constantemente hace alusión a que la mujer por el simple hecho de ser mujer es parte de un sistema que limita sus capacidades, esto representa la creencia de que tienen un papel establecido permanentemente dentro de la sociedad, planteando que son incapaces de hacer algo más que tareas domésticas y crianza. Todo desde una perspectiva claramente machista, que Allende rescata impecablemente. Por otra parte, el personaje de Clara es la oposición al personaje masculino, ella poseía poderes sobrenaturales, esto, además de añadir el realismo mágico a la obra, es la representación del poder e importancia que podría tener la mujer en la sociedad, específicamente en un entorno donde el hombre posee el control la mayor parte del tiempo.

A continuación, se presenta otro fragmento extraído de la novela, en él se muestra la reestructuración del sistema de la sociedad femenina planteado por Allende:

“En algunos momentos tengo la sensación de que esto ya lo he vivido y que he escrito estas mismas palabras, pero comprendo que no soy yo, sino otra mujer, que anotó en sus cuadernos para que yo me sirviera de ellos”.

En el fragmento de la obra se habla de algún tipo de memoria colectiva, la constante mención de que la sociedad femenina se deconstruye, y un ejemplo de lo anterior es el personaje de Alba, la cual pudo aprender de la experiencia de las mujeres en su vida, esas que hicieron historia y construyeron el camino que le dio la posibilidad de comprometerse en la lucha política de su país, las mismas mujeres que le permitieron el acceso a la educación y el derecho al voto, a su libertad, al poder de elegir lo que sea que desee hacer con su vida. Las mismas que le heredaron un espíritu de rebelión y aversión al conformismo patriarcal.

El escritor e investigador Marcelo Coddou realizó una crítica literaria de la novela. Señala que en ella las mujeres aparecen como «héroes», etiqueta que por mucho tiempo se les ha negado, o que nunca han sido reconocidas por completo en la historia patrilineal de Latinoamérica.

Cada una representa un aspecto clave de la reivindicación femenina. La importancia de representar el poder femenino en la obra no es más que un deseo de plasmarlo en la vida real, de identificar a cada uno de estos personajes en las mujeres que vemos todos los días; mujeres que, a pesar de las condiciones desfavorables, de contextos lamentablemente injustos, tuvieron el valor de levantar la voz y decidir que ya no soportarían una realidad tan hostil.

Finalmente llega la retribución, la venganza de todo un árbol genealógico que sin saberlo luchaba la misma pelea, cada una a su manera, y con las herramientas que les fueron otorgadas. La historia avanza de tal manera que los personajes femeninos son glorificados, si bien se trata de ficción, la exaltación es una manera de reconocer y ameritar la perseverancia femenina, nadar a contracorriente en un mar violento e injusto como es el sistema patriarcal que descaradamente, y como su nombre lo dice, beneficia sólo al hombre. La verdadera trascendencia de esta primera novela de Isabel Allende radica en el hecho de ser testimonio simultáneo del crecimiento y desarrollo de la mujer chilena y de su sociedad en general, con la herramienta más importante que alguien podría poseer: un espíritu de rebelión.

teresa.vilchez@alumnos.udg.mx