Año 14, número 166.

Hay pronombres que no se pluralizan, pero nuestro oído nos dice que hay que hacerlo, y caemos en un error

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Ramón Moreno

En algunas ocasiones hemos hecho el elogio del buen español de que hacemos uso los mexicanos, pero en esta ocasión hablaremos de un vicio muy nuestro: confundir el plural en el pronombre lo en determinado contexto. Diremos de entrada el problema y luego lo explicaremos, porque estoy convencido de que a algunos lectores nuestros les parecerá tan extraño que no podrán creer que es un error, de tan introyectado que está en nuestro ser.

Pensemos el siguiente escenario. Advierto yo que por lo nublado del cielo, no se puede inferir sino que se aproxima un ciclón a las costas del sur de Jalisco. Así lo comento con algunos amigos, pero estos desconfían de mi intuición meteorológica y niegan tal posibilidad. En efecto, se viene la lluvia y al día siguiente los periódicos y demás medios anuncian la llegada de un ciclón a nuestras costas desde el día anterior. Yo me encuentro a los incrédulos amigos, y mientras les muestro la prensa digo admonitoria y petulantemente: se los dije. Pues bien, estará perfectamente diagnosticado el clima pero la construcción es imperfecta, pues debí haber dicho: se lo dije. ¿Es verdad que suena increíble que sea lo en lugar de los? Pues así es. Veamos por qué.

Esta oración está constituida por un verbo conjugado y dos pronombres: se, funciona como objeto indirecto y los es objeto directo. Un ejemplo canónico sería: María compra chocolates para sus papás. El objeto directo es chocolates y por lo tanto puede ser cambiado por el pronombre los; por lo tanto quedaría la construcción: María los compra para sus papás. Aquí, el pronombre en plural, lógico, sustituyó a chocolates. Papás es el objeto indirecto y por lo tanto debe ser sustituido por se. Observe el lector que el sustantivo es plural, pero el pronombre no tiene plural, no existe ses, por lo tanto usamos para todos los casos la forma de singular, y debemos usar se si el sustantivo es singular (papá) como si es plural (papás). Aquí radica la fuente de la confusión.

Por lo tanto, si cambiamos los dos sustantivos por sus respectivos pronombres, la oración quedaría: María se los compra. Se, como ya se explicó, sustituyó a papás y los a chocolates. En nuestro ejemplo Se los dije, se sustituye al objeto indirecto amigos (plural) y los debería sustituir la cosa dicha: ciclón (singular), por lo tanto, debería usarse el pronombre en singular: lo, y no en plural los, porque la cosa dicha es una sola (ciclón) y no varias. ¿Por qué se dio el enredo?

Porque los dos pronombres en el ejemplo se lo dije, nos parece, están en singular (lo, se) y nosotros sabemos que en esa oración hay un plural (amigos) y necesitamos meterlo, y como se no es posible pluralizarlo, convertimos en plural el único que sí se puede (los) que es la cosa dicha y ya no reparamos en correcciones gramaticales ni hacemos caso de que amigos debe ser sustituido por se. Simplemente obedecemos a nuestro oído que nos está diciendo que ahí hace falta un plural.

Estoy convencido que quien me haya podido seguir con total concentración habrá entendido cabalmente el fenómeno. No obstante, y a mayor abundamiento, expliquemos el caso de los pronombres que sustituyen a los objetos directos e indirectos. Aunque, insisto, es redundar en lo ya dicho.

Los objetos directos son aquellos sustantivos sobre los que recae de manera inmediata la acción del verbo: compra chocolates. Estos sustantivos pueden ser sustituidos por un pronombre átono; exclusivamente: lo, la, los, las. Dependerá del género y número del sustantivo para que usemos uno de estos cuatro: Como en nuestro ejemplo incluía un sustantivo masculino plural (chocolates) debimos sustituirlo por el pronombre masculino plural: los. Si la cosa comprada hubiera sido singular femenino, como por ejemplo: María compra una casa para sus papás, el cambio habría quedado: María la compra para sus papás. Por lo tanto, si cambiamos los dos objetos (directo e indirecto) de María compra una casa para sus papás quedaría: María se la compra. Por lo tanto, se sustituyó a papás y la a casa.

En el caso de los objetos indirectos tenemos que son sustantivos que reciben el beneficio o daño de la acción realizada. En nuestro ejemplo primigenio, el sustantivo que recibió el beneficio realizado por el verbo fue papás. En el otro caso (en el de los objetos directos), el pronombre que sustituye al sustantivo debe concordar en género y número con el sustantivo en cuestión. El pronombre que hace la función de tal objeto es se, pero a diferencia de lo, los, la, las, sólo tiene una forma, pues no existen los correspondientes: sa, sas, so, sos, sino que los cuatro sentidos se resumieron en se y, por lo tanto, éste puede ser singular y plural, masculino y femenino, sea cual fuere el sustantivo que se use en función de objeto indirecto.

Pensemos en el siguiente ejemplo: María compra una víbora de cascabel para sus profesoras. Se deberá sustituir al femenino plural (para sus profesoras) por el pronombre se y, por otro lado, el pronombre la sustituye al otro sustantivo (una víbora de cascabel), así la construcción quedaría: María se la compra (María la compra para ellas).

A pesar de estas explicaciones, y ya para concluir este breve aporte, preguntémonos: ¿un día los mexicanos lograremos erradicar este vicio y diremos correctamente “se lo dije” en lugar de se los dije”? Tengo mis dudas. Creo que persistiremos en el error a pesar de la advertencia de que ahí está una piedra. Y esto es así porque somos humanos, y nada de lo humano nos es ajeno, incluidas las piedras del camino en que solemos tropezar.

ramon.moreno@cusur.udg.mx