Año 13, número 151.

Una educación bilingüe no se refiere sólo a la instrucción español e inglés, sino a la enseñanza en dos lenguas que, en el caso de México y su riqueza lingüística, ésta es más viable en una lengua indígena y español

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Arely Ruiz Eufracio

México se encuentra entre los diez países con mayor riqueza lingüística del mundo. Contamos con 69 lenguas nacionales que gozan de la misma validez e igualdad ante nuestras leyes, tal reconocimiento se enmarca por ejemplo en el artículo 2º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que resalta el carácter pluricultural de nuestra nación. Esto debería traducirse en que sin importar cuál sea nuestra lengua materna, todos tenemos derecho a recibir una educación de calidad y con igualdad de condiciones. Sin embargo, a pesar de los múltiples esfuerzos —programas, acciones emprendidas y en general las propuestas de política educativa con un enfoque multi y pluricultural— que han existido en nuestro país, aún quedan tareas pendientes para revertir los procesos educativos que se vivieron durante los casi tres siglos de la colonia. Durante este periodo, el desprecio a las lenguas originarias de nuestro territorio llegó al grado de prohibir a los habitantes indígenas expresarse en su propia lengua, obligándolos a hablar, leer y pensar en español, un hecho que sin duda marcó profundamente a nuestra nación, pues el lenguaje es cimiento fundamental para una cultura.

Aún existe un gran rezago educativo en lo que respecta a las comunidades donde la lengua materna no es el español, por ello es pertinente reflexionar sobre este reto que continúa vigente. Basta con revisar el modelo educativo actual para entender que con todo y los esfuerzos por hacerlo multicultural e incluyente sigue promoviendo la instrucción centrada en los mexicanos hispanohablantes.

Queda claro que no es que exista una falta de voluntad por generar procesos educativos donde los más de 7 millones de hablantes de lenguas indígenas puedan ejercer su derecho a una educación de calidad en su propio idioma, pero para llegar a una educación bilingüe hace falta modificar el canon global que promueve el uso del español como una herramienta aparentemente más útil para la vida profesional de los alumnos.

El reto está en convertir al español en un segundo idioma en lugar de sustituir a la lengua indígena, y así permitir la inclusión de los hablantes de estas lenguas en diversos espacios no sólo educativos, sino también sociales, políticos, científicos o artísticos sin promover la pérdida de los propios valores culturales.

Las principales problemáticas educativas han propiciado un evidente rezago en el desarrollo social de nuestro país, causado por la desigualdad en la calidad educativa y el acceso a ella. Esta situación se agrava en la población indígena no hispanohablante, pues son ellos quienes de manera cotidiana se enfrentan a una realidad compleja y excluyente, donde la principal barrera es el idioma.

Entre los temas más urgentes para avanzar en la construcción de una realidad que le permita a todos los ciudadanos acceder a su derecho a la educación —el cual por cierto está enmarcado como una de las garantías individuales de nuestra constitución— se encuentra la necesidad de dar capacitación a los profesores para fomentar una educación bilingüe mucho más allá de la típica idea del español-inglés. También se requiere la revisión de la infraestructura de los espacios educativos, el ausentismo, la rotación docente y la falta de materiales de enseñanza elaborados en cada una de las lenguas mexicanas, este último es fundamental tanto para docentes como para alumnos.

Una de las propuestas para la diversificación de la educación en lenguas mexicanas en nuestro país fue la creación de la Alianza Nacional de Profesionistas Indígenas Bilingües (ANPIBAC), fundada en 1977 por iniciativa de promotores indígenas del Instituto Nacional Indigenista (INI) y la Secretaría de Educación Pública (SEP). El ANPIBAC fue la institución que impulsó una reforma educativa en el ámbito indígena, logró las bases para una política de educación bilingüe y multicultural como un modelo necesario para alcanzar las metas de alfabetización y educación de calidad para todos los mexicanos. La idea fue atender las necesidades de los pueblos indígenas en donde las propias comunidades se involucren en el diseño de las estrategias educativas enfocadas en su contexto de vida.

Toda reforma debería estar encaminada a lograr que los miembros de comunidades indígenas en edad escolar avancen en su formación sin perder su identidad colectiva e individual, sin transgredir su cosmovisión. El modelo actual de enseñanza no bilingüe agrava el problema de la pérdida de hablantes de lenguas mexicanas, pues además sufren discriminación por no hablar español.

Otra significativa estrategia es la implementación de la Educación Intercultural Bilingüe (IBE), cuyo objetivo es propiciar un modelo educativo adecuado según el contexto multicultural y plurilingüe de nuestro país frente al mundo contemporáneo. También podemos hablar del Modelo de Desarrollo con Identidad propuesto por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), planteado con la idea impulsar “una relación respetuosa y equitativa con los pueblos y las comunidades indígenas de México”.

No debemos olvidar que la educación es el camino para afrontar la desigualdad de oportunidades, la discriminación, la pérdida de la riqueza lingüística y cultural de nuestros pueblos originarios, el rezago social, las injusticias, las necesidades de ejercer nuestros derechos, obligaciones y libertades como mexicanos. Es necesario entender que una educación bilingüe no se refiere sólo a la instrucción español e inglés, cada vez más presente en escuelas de todos los niveles educativos de nuestro país. La educación bilingüe se refiere a la enseñanza en dos lenguas, y en el caso de un país con la riqueza lingüística de México, ésta es más viable en una lengua indígena y el español.

Para cambiar el paradigma, debemos comprender que nuestro México es un país multicultural, sólo entonces ser hablante de una lengua indígena dejará de ser una barrera y se convertirá en una ventaja. Para ello es necesario reflexionar y preguntarnos ¿Acaso no somos todos mexicanos y tenemos derecho a una educación de calidad por igual, más allá de cuál sea nuestra lengua materna?

arely.ruiz@cusur.udg.mx