Año 16, Número 233.

Imagen: obarrete.com

Gonzalo Rocha de la Cruz

En 1896 el presidente de México Porfirio Díaz reunió a los miembros de su gabinete, junto a sus familias, para la primera demostración en México de la última invención francesa: el cinematógrafo. Los encargados de la demostración fueron un par de camarógrafos enviados por la corporación de los hermanos Lumière (inventores del cinematógrafo) para documentar la vida del país con el nuevo invento. Fue así como se filmó en el bosque de Chapultepec la primera película mexicana. El título fue El presidente Porfirio Díaz paseando a caballo por el Bosque de Chapultepec (1896).

La modernización del México porfiriano no fue lo único que las primeras cámaras mexicanas atestiguaron. A inicios de siglo XX se desataría la Revolución Mexicana que sería extensamente documentada por un ingeniero mexicano que había obtenido una licencia para utilizar el invento. Salvador Toscano Barragán fue uno de los pioneros en la exhibición y realización de películas en la época muda del cine. Las películas que proyectaba en su cine abarcan desde la primera película mexicana narrativa Don Juan Tenorio (1889 Dir. Salvador Toscano) hasta varios documentales que mostraban la actualidad de la revolución mexicana.

Para 1949, el cine mexicano comenzó una época muy conocida cuando se estrenó en salas nacionales el musical comedia ranchero Allá en el Rancho Grande (1936 Dir. Fernando de Fuentes). Este filme sentó las bases narrativas y estéticas de toda la llamada Época de Oro del cine mexicano. En este tiempo, el cine nacional exportó a Estados Unidos y Latinoamérica una versión glorificada de la vida en el campo con la aparición de cantantes estrella como Pedro Infante o Jorge Negrete. La fama del cine nacional en este tiempo se debió gracias al efecto que en ese momento tenía la Segunda Guerra Mundial sobre la industria de Hollywood. Con los esfuerzos del país centrados en la guerra, las salas latinoamericanas verían un vacío de producciones estadounidenses que llenarían producciones mexicanas como María Candelaria (1944 Dir. Emilio Fernández), película protagonizada por Dolores del Río y Pedro Armendáriz sobre una joven indígena que es despreciada por ser hija de una prostituta. La película llegaría a ganar el Grand Prixde la primera edición del Festival de Cannes.

Otras figuras destacadas en ésta época del cine nacional fueron el director surrealista español Luis Buñuel y el fotógrafo del cine mexicano Gabriel Figueroa —Gaby para los amigos—. La pareja realizó varias películas, dentro de las cuales resalta Los olvidados (1950 Dir. Luis Buñuel), producción sobre un par de niños pobres y su vida en las calles del Distrito Federal. El refugiado surrealista Luis Buñuel ganaría ese año el premio a mejor director del Festival de Cannes, y la película daría la vuelta al mundo.

Para 1961, el cine nacional se encontraba en una crisis creativa. En este año, inspirado por el fenómeno del nuevo cine que en ese momento se desarrollaba en el cine de varios países latinoamericanos, el Grupo Nuevo Cinepublicaría el primero de siete números de la revista Nuevo Cine. En las primeras páginas de ésta publicación, se incluía un manifiesto cuya meta era iniciar una renovación del cine nacional. Algunos de los puntos del manifiesto incluían la creación de un instituto de enseñanza del arte cinematográfico —punto que sería concedido con la creación del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM (CUEC)—, así como oportunidades para nuevos cineastas en el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC) que hasta entonces había seguido una política cerrada para aceptar nuevos miembros.

El STPC escucharía en 1965 los puntos del Grupo Nuevo Cine y lanzaría la convocatoria para elPrimer Concurso de Cine Experimental con la intención de encontrar nuevo talento para las filas del cine nacional. Del concurso resultó ganador el cortometraje La fórmula secreta (1965 Dir. Rubén Gámez). El cortometraje de Rubén Gámez, también conocido con el título Coca-Cola en la Sangre, es un ensayo a blanco y negro sobre la identidad mexicana que incluye un poema escrito por Juan Rulfo y recitado por Jaime Sabines. La producción ganadora del segundo lugar, el mediometraje En este pueblo no hay ladrones (1965 Dir. Alberto Isaac) sería realizado a partir de un guion escrito por Gabriel García Márquez y dirigido por el cineasta colimense Alberto Isaac. La época del nuevo cine mexicano tendría una extensa participación de autores como Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Juan Rulfo.

La nueva infusión de talento que dejaría el concurso trajo consigo más oportunidades para los cineastas auspiciados por el estado mexicano en los años siguientes. En 1965 se lanzó una nueva convocatoria, esta vez dedicada a visibilizar guiones y argumentos innovadores. Resultaría ganador del Concurso Nacional de Argumentosy Guiones Cinematográficos un guion basado en la historia original del autor Carlos Fuentes donde seguimos a un par de novios burgueses y sus aventuras alrededor de la capital mexicana junto con la pandilla apodada “los caifanes” —título mismo del guion—. En 1966, el Banco Nacional Cinematográfico aportaría el dinero para producir Los caifanes (1967 Dir. Juan Ibáñez).

Durante la época siguiente de 1970, el cine mexicano encontraría una modernización de sus producciones y nuevos argumentos innovadores. Durante esta época resaltan diferentes cineastas que comenzaron a filmar un cine más desinhibido inspirado en las películas europeas de la época. Uno de estos cineastas fue Arturo Ripstein, hijo del productor Alfredo Ripstein, quien dirigió una serie de películas controversiales. Su debut cinematográfico llegaría en 1965 con Tiempo de Morir (1965 Dir. Arturo Ripstein) western basado en un guion de Carlos Fuentes sobre un ex-pistolero que es acosado por los hijos de un hombre al que había matado. En los años siguientes dirigió dos películas muy controvertidas cuyos argumentos se basaban en novelas contemporáneas y hechos reales.

El Castillo de la pureza (1972 Dir. Arturo Ripstein), con un guion de José Emilio Pacheco basado en la novela La carcajada del gato de Luis Spota, sería una de las películas que ejemplifica perfectamente la obra controvertida del director mexicano. La historia se basaría en hechos reales contando la historia de un hombre que, convencido que el mundo exterior era dañino, encerró a su familia en su modesta casa por 18 años sin saber los efectos que la pubertad tendría en su hija e hijo mayores. Otra obra controversial de Ripstein fue El lugar sin límites (1978 Dir. Arturo Ripstein). En esta película, un travesti apodado La Manuela y su hija la Japonesita viven en un prostíbulo de un pequeño pueblo. Un día Pancho, el hombre más macho del pueblo, visita el prostíbulo junto con su cuñado Octavio. Durante esta visita, Pancho comienza a sacar su lado homosexual hipnotizado por la Manuela. Su cuñado desencadenaría la furia de Pancho cuando lo avergonzó por haber besado al travesti en la boca; la historia terminaría en tragedia por la violencia que Pancho desataría en aquél prostíbulo.

Otros cineastas y obras importantes para el cine nacional también realizarían sus películas durante esta década. Entre los directores más interesantes encontramos a Jaime Humberto Hermosillo, quien sería duramente criticado por las temáticas sexuales y homosexuales de sus películas. Un interesante ejemplo del controversial estilo del director se presentaría en La Pasión Según Berenice (1975 Dir. Jaime Humberto Hermosillo). Berenice, una joven viuda vive en la conservadora ciudad de Aguascalientes vive con su madrina (una mujer mayor postrada en su cama) cuando conoce a un joven doctor llamado Rodrigo; Berenice y Rodrigo comienzan una relación informal donde el sexo es el principal vínculo entre los dos.

En esta época también destaca el director Carlos Enrique Taboada con su estilo gótico único con el que filmó varias películas de terror. En Más negro que la noche (1975), la joven Ofelia se convierte en heredera de la mansión de su tía recientemente fallecida. La única condición para la herencia sería cuidar de Becker, el gato negro favorito de su tía. Pero cuando Becker aparece misteriosamente muerto, cosas extrañas comienzan a suceder en la enorme mansión.

Durante finales de la década de los noventa e inicios del nuevo siglo, tres cineastas mexicanos destacan internacionalmente por sus originales obras cinematográficas: Alejandro González Iñárritu con Amores perros (2000), Alfonso Cuarón con Y tu mamá también (2001) y Guillermo Del Toro con Cronos (1993). El argumento de Amores Perros (2001) muestra tres historias entrelazadas cuyos personajes se conectan debido a un accidente automovilístico; además del accidente, los argumentos encuentran en común historias de amor y una conexión especial con algún perro. Y tu mamá también contaría con la participación de los actores mexicanos Gael García y Diego Luna y la española Maribel Verdú. La historia se centra alrededor de dos amigos que se enamoran de una mujer diez años mayor que ellos y la invitan a un viaje a lo largo del país. Cronos (1993) fue una de las primeras películas de Guillermo del Toro que introduciría el cine mexicano al género de fantasía. Un anticuario encuentra un extraño dispositivo con forma de un escarabajo hecho de oro; el mecanismo resulta otorgar vida eterna a quien lo use a cambio de desarrollar una incontrolable sed de sangre. Los tres amigos, como se les conocería al trío, desarrollarían después sus carreras en Hollywood.

Ya entrado el nuevo siglo, una corriente de películas comerciales inunda las salas mexicanas gracias al FIDECINE, un fideicomiso federal que otorga préstamos a fondo perdido para películas comerciales en el país. Hasta ese momento, el cine nacional tenía una reputación de ser aburrido y abstracto, herencia de las vueltas de películas mexicanas de arte en los circuitos de festivales de cine por toda Europa. Con los préstamos otorgados por el FIDECINE a producciones comerciales prometedoras comenzaron a producirse en México películas ligeras que obtendrían un éxito comercial en salas nacionales. Películas como Nosotros los Nobles (2013 Dir. Gary Alazraki), filme sobre una familia adinerada cuyo patriarca decide fingir la quiebra para enseñarles una lección a sus hijos mimados que solo viven de su dinero, serían pioneras en el nuevo género de comedia comercial que caracteriza los últimos años de cine mexicano. Otras producciones interesantes en este rubro son Mirreyes contra godínez (2019) donde un grupo de oficinistas desatan una competencia con los mirreyes por el control de la compañía en la que trabajan y Cindy la regia (2020) sobre una niña fresa viviendo en San Pedro Garza García que huye con su prima a la ciudad de México después de rechazar la propuesta de matrimonio de su novio.

Sin duda, el cine mexicano ha atravesado diversas etapas interesantes durante los 127 años de existencia. El reconocimiento internacional que recibió durante la Época de Oro y el tiempo del Nuevo Cine sigue vigente gracias al apoyo del estado mexicano para la producción independiente de películas. Desgraciadamente, las audiencias actuales no suelen interesarse mucho por el cine histórico nacional. Espero con este texto iniciar en los lectores un interés por el cine mexicano y sus películas.