Año 16, Número 224.

Existen dos tipos de trastorno bipolar, el trastorno bipolar tipo 1 y el tipo 2. El primero se caracteriza por la sintomatología maniaca, mientras que el segundo por la depresiva.

Imagen: Hoy Día Córdoba

Jaqueline García

Cada 30 de marzo se conmemora el Día Mundial del Trastorno Bipolar con el fin de concientizar sobre este padecimiento y eliminar los estigmas alrededor de él. Se dice que esta fecha fue elegida debido al día de nacimiento del pintor Vincent Van Gogh, quien padecía este trastorno. De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, en México, entre el 1 y el 3 por ciento de la población sufre de este trastorno, que se traduce en alrededor de tres millones de personas.

Patricia Torres Yañez, maestra en Psicología de la Salud y responsable del Laboratorio de Intervención Psicológica del Centro Universitario del sur, explica que el trastorno bipolar se trata de una afección mental que presenta una serie de síntomas de manera exagerada. “Está documentado que se caracteriza por un episodio de manía o un episodio de depresión y esto es lo que va a marcar la manera en que la persona se va a comportar”. Menciona que los factores que pueden propiciar que surja el trastorno es la desregulación de los neurotransmisores.

Existen dos tipos de trastorno bipolar, el trastorno bipolar tipo 1 y el tipo 2. El primero se caracteriza por la sintomatología maniaca, mientras que el segundo por la depresiva. Las características particulares del trastorno en ocasiones son muy evidentes y pueden ser identificadas por una persona que no está involucrada en el ámbito de la salud.

De acuerdo con Torres Yañez, para obtener este diagnóstico se requiere de la intervención del personal de salud, en este caso de un médico o de un psiquiatra: “Es importante la participación del médico porque hay algunos otros trastornos de tipo físico con los que se pueden confundir los síntomas que la persona manifiesta”. El proceso de diagnóstico conlleva también  un estudio de perfil hormonal, así como estudios de sangre y orina para descartar que los síntomas se relacionen con el uso de sustancias como la cocaína o anfetaminas, e identificar si la persona presenta síntomas que están dentro de lo que se conoce como el Sistema de Clasificación de las Enfermedades Mentales. Todo este proceso puede acompañarse por el diagnóstico de un psicólogo, siempre y cuando tenga experiencia en el ámbito.

En palabras de la maestra, durante la megalomanía la persona se siente extremadamente bien, con una alegría descontrolada, hay mucha actividad física y mucha productividad. También puede tener ideas delirantes de superioridad, de fantasía o de poder. Puede que en la fase maniaca, las personas se sientan muy irritables ante una situación común, además pueden tener dificultad para conciliar el sueño, hablar muy rápido y fuga de ideas, una necesidad excesiva de comer, dificultades para controlar su actividad sexual, entre otros comportamientos que, en caso de no atenderse, representan un riesgo para su persona.

Mientras que en la fase depresiva, la persona puede sentirse desmotivada, triste, apática por actividades que antes le causaban emoción, con fatiga y sueño, además de no encontrarle sentido a la vida.

La maestra explica que para atender a pacientes con este trastorno es importante contar con un diagnóstico certero por parte del médico, para indicar un tratamiento farmacológico junto con un tratamiento psicoterapéutico. El medicamento ayudará a que los neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y la noradrenalina se encuentren equilibrados, mientras que la psicoterapia va a ayudar a conocerse e identificar las señales que indican que puede estar entrando en una fase de manía o depresión.

Un dato que señala Torres Yañez es que algunas personas con trastorno bipolar  experimentan sólo algunos episodios durante toda su vida, mientras que otras pueden tener hasta cuatro episodios en un año, ya sea de manía o depresión, por lo que señala que “cada persona es diferente y por eso cada tratamiento farmacológico y psicoterapéutico también es diferente”.

Asegura que las terapias de corte cognitivo conductual son las que tienen mayor efectividad para personas con trastorno bipolar, pues les ayudan a identificar y a tener claridad en sus cogniciones y cómo éstas impactan directamente en su emoción y en lo que hacen. Por lo que es importante que el terapeuta que trabaja con estos pacientes tenga un entrenamiento particular.

Obtener un tratamiento psiquiátrico para tratar cualquier trastorno puede resultar costoso, por lo que la maestra señala que para las personas que no tienen acceso a la atención médica particular existen opciones como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), o el Centro de Atención para la Salud Mental, que brindan atenciones de manera gratuita o a bajo costo y donde la calidad está comparada con los servicios de salud privados: “Quizás sí sea muy espaciado el tiempo en el que puedan estar monitoreando a un paciente, pero es mejor tener espaciada la atención a no tenerla”, indica.

Por otra parte, externa la importancia de que el paciente con trastorno bipolar cuente con una red de apoyo, formada por las personas cercanas, como familiares, amistades y personas con las que convive, para acudir en el caso de que la persona la necesite. Es importante también que esta red tenga contacto con los médicos que lo atienden. Además de que, quienes forman parte de la red, identifiquen ciertos límites y no confundan el apoyo en el bienestar de la persona con una obligación, porque entonces “ya no sería una persona, sino dos personas en riesgo ¿A qué me refiero? a que quien está teniendo las manifestaciones del trastorno está en riesgo y la otra persona puede también estarlo por el desgaste emocional”, señala.

Como en muchos de los trastornos o enfermedades mentales, existen diversos mitos entre las personas con este trastorno, la psicóloga menciona que algunos de ellos son que, cuando se tiene el episodio de manía, la persona se siente invulnerable y entonces el mito para ella es que nada le va a pasar; otro de los mitos es que con el uso de sustancias no prescritas el trastorno va a eliminarse.

En cuanto a los prejuicios sociales, explica que los más comunes son que la persona está así porque lo desea, que es algo que puede controlar, y que las personas con esta condición pueden ser señaladas como seres humanos inferiores. Explica que es importante comprender que el cerebro, como los otros órganos, también se enferma y es importante atenderlo. “Existen muchos prejuicios sobre ir al psiquiatra, y el psiquiatra es el especialista de la medicina en comprender el funcionamiento del cerebro y cómo impacta en el comportamiento de la persona”, expresa.

Indica que valores como la empatía y la sensibilidad son necesarios al relacionarse con cualquier persona que vive con un trastorno y que también es necesario darle la misma importancia a la salud física como a la mental. Finalmente, envía un mensaje a quienes padecen éste o cualquier otro trastorno:

“No tengas miedo, hay personas que te pueden ayudar, hay profesionales que te pueden ayudar. Si tú identificas que algo te está impidiendo disfrutar de una forma equilibrada lo que haces, si te está impidiendo que tengas relaciones sociales sanas, una actividad laboral equilibrada o una actividad académica equilibrada, no dudes en acercarte con un profesional de la salud”.

livier.lopez@cusur.udg.mx