Año 13, número 154.

Las actividades para festejar al libro se realizarán de manera virtual, atendiendo las medidas de confinamiento debido al COVID-19

Foto: Pixabay.com

Ariana García

En 1995, la Conferencia General de la UNESCO eligió el 23 de abril como el indicado para celebrar, año con año, el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor. Esta fecha no es fortuita, sino que representa un día simbólico para la literatura universal, pues Shakespeare, Cervantes y Garcilaso de la Vega murieron un 23 de abril. Varios países se unen a la celebración del libro para promover la lectura, con actividades no sólo dedicadas exclusivamente al libro, sino también a la alfabetización, la creatividad, la diversidad y la igualdad de acceso al conocimiento.

El libro es, quizá, uno de los objetos más preciados en el mundo. Y no es para menos. Además de otorgarnos conocimiento, a través de él se pueden conocer otras vidas, civilizaciones, formas de pensar y actuar, por lo que amplía nuestro criterio, haciéndonos más comprensivos, creativos, más humanos. Echa a volar nuestra imaginación y nos muestra que es posible lo imposible, en la fantasía o en la realidad. Además, el libro es, como dice la UNESCO, “una de las invenciones más bellas para compartir ideas y encarna un instrumento eficaz para luchar contra la pobreza y construir una paz sostenible”.

Con la proliferación de información, incluída la vertida en los libros, se ha presentado también un fenómeno que afecta a quienes emiten la información: los creadores. Me refiero al plagio, una práctica que ya es penada legalmente gracias al esfuerzo de muchas personas que han luchado para que el trabajo de los creadores sea valorado y no exista alguien más que lucre a su costa, a través del derecho de autor, que también se promueve en esta fecha.

El libro cobra una relevancia particular en este tiempo de confinamiento mundial por la epidemia del COVID-19. El cambio abrupto en las rutinas diarias y sobre todo la necesidad de permanecer en nuestras casas a tiempo completo, nos ha cambiado la vida en mayor o menor medida. Los libros pueden ser la salvación a problemas tan simples como el aburrimiento, hasta más complejos como desórdenes psicológicos, desacuerdos familiares, etc., que podrían traer el tiempo obligatorio en casa y con quienes vivimos. El libro, ya sea físico o digital, tiene la característica de acompañarnos en momentos de soledad y también en los de compañía, por lo que bien podemos adentrarnos en mundos y pensamientos fantásticos o en conocimientos científicos de manera individual o compartirlos con alguien más. La lectura en voz alta, por ejemplo, es una actividad de convivencia en la que, además de reforzar los lazos familiares —pensando en esta etapa de confinamiento con la familia—, promueve el conocimiento y el intercambio de ideas.

En esta situación de confinamiento, los distintos países e instituciones han buscado la manera de continuar con la celebración del libro el 23 de abril de este 2020, fecha en la que aún se prospecta que todos continuemos en casa, con actividades que cuiden la distancia pero que mantengan la tradición y contribuyan no nada más al fomento a la lectura, sino al entretenimiento, al conocimiento y a la convivencia a partir de esta actividad. La lectura en voz alta que año con año realiza de manera presencial y a distintas voces la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en esta ocasión será virtual; como cada año, se someten a votación del público las obras que se leerán, en esta ocasión la elegida es Crónicas marcianas de Ray Bradbury.

Cada año, el CUSur se une a esta iniciativa, esta ocasión no será la excepción. El Día Mundial del Libro se celebrará con la lectura virtual a varias voces de la obra de Bradbury, misma que se lanzará en el canal Letras Hispánicas del CUSur en Youtube. ¡Estemos atentos y leamos!

ariana@cusur.udg.mx