Año 13, número 152.

La decimonónica muy poco conocida migró para formarse, como muchos artistas zapotlenses

Didiana Sedano

El 27 de marzo de 1863 nace en Zapotlán el Grande Balbina Ruperta González, hija “natural”, según consta en su registro, de Refugio González Solórzano. Sus abuelos fueron Esteban González y Mercedes Solórzano. Los datos que existen sobre esta escritora zapotlense son escasos, algunas cuantas pistas que permiten intentar reconstruir su historia, su casi imperceptible paso por las letras.

Para iniciar a hablar de ella se puede partir de Mujeres notables mexicanas (1910), donde Laureana Wrigth de Kleinhans (1846-1896) hace un esbozo sencillo, que casi se ha fugado de la historia de las letras jaliscienses pero que resulta una base sólida para indagar en la vida y obra de la que fuera una mujer de cualidades brillantes. Después de Wrigth es casi imposible encontrar referencias de Balbina González, a excepción de algunos poemas sueltos publicados en un diario tapatío que se convierten en una muestra de la poética de la zapotlense, cuyos “versos son sencillos y espontáneos” (Wright de Kleinhans, 1910). Nada rebuscado ni metáforas complicadas, solamente llanas palabras con un posible origen catártico hacen la prosa de Balbina González.

El oficio de esta poeta fue el de maestra, nada extraño para la época, pues era la tarea mejor vista para que una mujer se integrara a la vida laboral. Aunque en el siglo XIX hay varios casos de mujeres que se atrevieron a incorporarse en áreas destinadas tradicional y socialmente a los hombres, siempre fue la docencia el espacio en que las mujeres preparadas podían continuar, de algún modo, con su formación, y el caso de Balbina no fue la excepción.  La educación de esta zapotlense decimonónica estuvo a cargo de su prima Leonarda (1840- ¿?), hija de Antonio Zúñiga y Francisca González.

Zapotlán es la cuna de grandes artistas, eso nadie lo niega, sin embargo muchos, sino es que todos esos artistas, han tenido que emigrar para formarse sólidamente y ser reconocidos en su trabajo y aportes, la señorita Balbina, que muy posiblemente perteneció a la clase acomodada del que fuera el noveno cantón de Jalisco, emigró a Guadalajara donde ejerció como maestra.  

Hoy es intrigante saber por qué la obra de Balbina se diluye de los libros ¿Qué le faltó para ser considerada en antologías? ¿Cuáles son los criterios de los investigadores para sumar a sus filas a un escritor? Laureana Wrigth de Kleinhans vio algo en la zapotlense para incluirla en la lista de lo que ella consideró mujeres que se destacaban en su área. Sólo queda esperar que el momento en que resurja no esté lejos. Si bien la obra de Balbina quizá no alcance los altos estándares literarios que muchos exigen, sin falta a la verdad esta zapotlense merece un espacio en una lista más reciente sólo por no faltar a lo que en su momento abonó.

En una publicación de 2018, hecha en reportecultural.com/, aparecen datos imprecisos sobre el nacimiento de Balbina, pues en ese momento en los archivos del Proyecto RBT  sólo existía el registro de la defunción. Ahora, luego de indagar un poco más, apareció el registro de nacimiento de donde se puede obtener la fecha exacta de su nacimiento, así como el detalle (en esta época intrascendental) de ser hija de una madre soltera.

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