Año 14, número 165.

Se realizaron actividades conmemorativas de la Cátedra de Poesía y Periodismo Cultural Hugo Gutiérrez Vega, en honor al poeta y periodista tapatío

Foto: José Díaz

Iván Serrano Jauregui

Ya son cinco años desde que el poeta Hugo Gutiérrez Vega partió de este mundo, y el sitio que dejó sigue siendo imposible de ocupar. Por ello, el 25 de septiembre, en su aniversario de fallecimiento, la Universidad de Guadalajara (UdeG), a través de la Cátedra de Poesía y Periodismo Cultura que lleva su nombre, convocó a sus amigos y colegas para recordar su vida y obra.

A través de una charla virtual por el canal de YouTube de la cátedra, Jorge Souza Jauffed moderó a un grupo de artistas de distintas disciplinas, quienes compartieron cómo este amante de las letras aportó en su desarrollo.

La poeta Carmen Villoro compartió sobre los aprendizajes que Gutiérrez Vega les dejó a sus personas cercanas, así como la pasión por la palabra y las condiciones humanas. “Hugo fue el amigo y el maestro. Recuerdo su voz y pienso en cómo hacer para transmitir lo que él transmitía de manera oral. Yo tenía 13 años cuando lo conocí. Él y su esposa, Lucinda Ruiz, eran un matrimonio muy joven que vivía en Londres. Mi papá, que era su amigo, me dijo: ‘Te voy a llevar a conocer a un poeta’; yo pensaba quizá que un poeta era un personaje estrafalario”, agregó.

“Llegamos a su departamento, lo conocí y luego empezó a nevar. Yo nunca había visto eso. Hugo se levantó, abrió las cortinas y dijo, ‘Vamos a la calle’. Entonces salimos todos a recibir la nieve. Él brincaba como niño, agarraba la nieve y la aventaba en el aire. Dije: ‘Ah, un poeta es como un niño grande, alguien que se emociona por la nieve, aunque la haya visto innumerables veces’”, recordó Villoro.

El poeta y promotor cultural José Ángel Leyva dijo que Gutiérrez Vega fue un hombre con muchas virtudes: tenía una memoria muy desarrollada y un gran sentido del humor. “Hugo tenía memoria e inteligencia de sobra, envuelta en un sentido del humor extraordinario. Recuerdo una de sus últimas apariciones, en Monterrey, cuando se presentó el libro de David Olguín; ha sido una de las presentaciones donde más me he reído. Él se caricaturizaba a sí mismo, tenía esa grandeza”, externó Leyva.

Narró que el tapatío era un hombre que sabía hablar y escuchar. “En una cena en mi casa, vinieron él y el poeta Juan Gelman. Él estuvo muy callado toda la noche, y al preguntarle por qué, dijo que cuando uno está donde tiene que aprender, hay que callar para escuchar”.

El periodista Luis Tovar refirió que él primero fue lector de Gutiérrez Vega antes de conocerlo, para después ser colaborador suyo en el suplemento de La Jornada Semanal y luego su brazo derecho y, “sin esperarlo”, se convirtió en su sucesor. “La relación que se fue forjando entre nosotros se volvió un vínculo cálido, entrañable de amistad, que iba creciendo semana tras semana. Yo hablé con él cinco o seis días a la semana por 15 ó 16 años”.

“Estoy lleno de anécdotas y enseñanzas, así como de una relación amistosa. Él me decía hermano menor, y yo hermano mayor”, recordó con afecto durante la transmisión.

La actriz Diana Bracho compartió que este creador multifacético fue un gran acompañante que, asegura, enseñó con el ejemplo. “Para mí, lo que permanece de él es su cariño, generosidad, sentido del humor, falta de solemnidad, gran humildad en el sentido de que él sabía quién era, pero lo vivía con gran soltura”, resaltó.

“Conocí a Hugo en España, cuando ocurrió el golpe de Estado, que se dio dos días antes de que fuéramos a Madrid, en 1981. Él hizo una invitación a teatreros latinoamericanos a presentar obras de teatro, yo fui con la obra de Santísima”, contó Bracho.

Dijo que Gutiérrez Vega era agregado cultural en la embajada y que, ante la incertidumbre que se vivía en aquel país, no sabían cómo sortear el compromiso de presentarse ante el público español. “Ni siquiera habían anunciado la obra, y entonces llegó Hugo a salvar el asunto y dijo: ‘Vamos a salvar la obra, aunque sea con tres personas en el público, pero lo vamos a presentar’. Luego, uno de los actores se enfermó y Hugo se propuso para hacer el personaje. Se disfrazó y entró al escenario con gran soltura. Yo lo adoré, ¡qué hombre tan maravilloso, qué rica su presencia; lo amé! Y ahí establecimos una relación a través del teatro, de ahí partieron experiencias muy valiosas con él”, externó la primera actriz.

Para Bracho, el también promotor cultural fue quien la aventó al ruedo en el terreno de la poesía; así fue como la motivó a mostrar la obra poética que hasta entonces la actriz mantenía resguardada. “Un día, en La Jornada Semanal apareció un poema mío que publicó Hugo, no recuerdo cómo lo descubrió y me lo publicó, yo decía ‘¡Qué orgullo!’”.

El homenaje a Hugo Gutiérrez Vega por la conmemoración de su quinto aniversario luctuoso se dio hasta el viernes 2 de octubre a través de los canales y redes sociales del programa Letras para Volar, con la presentación de 10 nuevos títulos de la colección de poesía “Hugo Gutiérrez Vega” y la transmisión de una serie de cápsulas videograbadas por amigos del autor, entre ellos Felipe Garrido, Sara Poot Herrera, Marco Antonio Campos, Elena Poniatowska, Carmen Villoro y Luis Armenta Malpica.

Fotos: José Díaz