Año 14, número 176.

Escrito estaba, sí: se rompe en vano
Una vez y otra la fatal cadena,
Y mi vigor por recobrar me afano.
Escrito estaba: el cielo me condena
A tornar siempre al cautiverio rudo,
Y yo obediente acudo,
Restaurando eslabones
Que cada vez más rígidos me oprimen;
Pues del yugo fatal no me redimen
De mi altivez postreras convulsiones.

¡Heme aquí! ¡Tuya soy! ¡Dispón, destino,
De tu víctima dócil! Yo me entrego
Cual hoja seca al raudo torbellino
Que la arrebata ciego.
¡Tuya soy! ¡Heme aquí! ¡Todo lo puedes!
Tu capricho es mi ley: sacia tu saña…
Pero sabe, ¡oh cruel!, que no me engaña
La sonrisa falaz que hoy me concedes.

Gertrudis Gómez de Avellaneda

Imagen: Pixabay

El 23 de marzo de 1814 nace la poeta cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda en María de Puerto Príncipe, hoy Camagüey, Cuba. Vivió su niñez en su ciudad de nacimiento, para después trasladarse a Santiago de Cuba y posteriormente emigrar a España, país en donde vivió el resto de su vida.

Redactó diversos periódicos bajo el seudónimo La Peregrina. Publicó su primera obra en 1841 y posteriormente, en 1844, destacó en el teatro cuando se estrenó Munio Alfonso en Madrid, su primera obra teatral. Una de sus novelas más destacadas fue Sab pues se consideró como la primera novela abolicionista.

En el año 1858 estrenó su drama Baltasar, el cual fue un triunfo para la escritora. Fue proclamada como poeta nacional en su país en una fiesta en el Liceo. Dirigió la revista Album Cubano, de lo Nuevo y lo Bello.

Algunos sucesos en su vida le generaron depresión y la inclinación hacia el espiritismo y los retiros religiosos. Murió el 1 de febrero de 1873, dejando un legado numeroso, entre el que se encuentran los géneros poesía, teatro y novela. Actualmente es considerada como una precursora del feminismo debido a la forma de representar sus personajes femeninos.