Año 16, Número 230.
En los últimos años, el Sur de Jalisco ha generado un auge dentro de la literatura, Bladimir Ramírez es parte de esos jóvenes, quienes le dan el título al Sur de Jalisco como uno de los lugares con más producción literaria
Valeria Naomi Alcaraz Muñiz
Hoy desperté con un grano en la cara. Un gran y terrible grano, que, aunque no era rojo sino blanco, me hizo recordar a Bladimir Ramírez. Pues uno de los textos que habita en Prueba de resistencia menciona un grano, que, si bien es terrible, también es “rojo y desafiante”. Aun así, me gustaría aclarar, que lo interesante de este grano, no es el color, sino el peso que tiene en cuento que se titula igual que la obra. Más adelante, se abundará en este juego que el autor realiza, no sin antes dar un poco de contexto, sobre Bladimir Ramírez y su obra.
En los últimos años, el Sur de Jalisco ha generado un auge dentro de la literatura. Los jóvenes escritores ganan premios por aquí y por allá; mientras que la literatura se enriquece cada vez más. Bladimir Ramírez es parte de esos jóvenes, quienes le dan el título al Sur de Jalisco, como uno de los lugares con más producción literaria. El autor ha publicado sus textos en distintas revistas, así mismo ha sido ganador de algunos premios literarios. En el 2022, Bladimir fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura Joven Salvador Gallardo Dávalos, por su conjunto de Cuentos Prueba de resistencia. En el cual, muestra una perspectiva varonil, de las vivencias que los adolescentes recorren a lo largo de la secundaria; las problemáticas a las cuales se enfrentan como lo es la búsqueda constante del ser interior. Cada uno de los cuentos tienen la esencia narrativa del autor, expresan situaciones reales, que hacen que el lector simpatice.
Al leer el cuento “Prueba de resistencia”, pude encontrarme con distintos destellos de mi realidad, que, aunque unos son más tenues que otros, están ahí. Es difícil mantener un sueño; uno que no sea pervertido y transfigurado por alguien más. En cada espacio del cuento se acurrucan sueños que no son de Javier, sino de sus padres. Hacía dos años que los padres de Javier habían elegido el futuro de éste. Ahora Javier debía ser un campeón olímpico, y ganar las nacionales; debía serlo todo. Esta situación, suele ser frecuente no sólo en la literatura, sino en la realidad. Los padres están tan enfocados en el “bien” de sus hijos, que comienzan a elegir sus planes, con el posible propósito de que sea lo mejor para ellos. Esta es una constante que se encuentra con frecuencia en el cuento de Ramírez. Javier llevaba mucho tiempo viviendo el mismo día; el mismo desayuno. Las mismas agresiones. Los mismos olores. Un día, le creció un grano; algo por fin estaba diferente. Éste, a lo largo del texto, nos guía por los sentimientos de Javier, que entre más veces vive el mismo día, más pesada se vuelve la carga sobre sus hombros. Dentro de todas las emociones por las que Javier viaja, como la búsqueda de sí mismo, el grano es una constante, si bien no es el centro de la historia, acompaña al lector en el proceso de la aceptación y superación del problema, en el que el relato se centra.
En el cuento, Bladimir expone la situación de Javier, la cual se mencionaba con anterioridad, esto nos hace comprender un poco la dinámica de la vida de Javier y su familia. Los padres del personaje principal no son completamente ausentes, digamos que son padres presentes/ausentes, pues dentro de lo que cabe, tienen interés por él. “Come lo que su mamá le dejó sobre la estufa. Pechuga cocida y arroz”. Si fueran totalmente ausentes, no se preocuparían ni siquiera por la alimentación de Javier, pero lo hacen, se preocupan, incluso por su salud. Y es común toparnos con una sociedad donde los padres se hacen cargo de las necesidades económicas de los hijos, pero, al mismo tiempo, descuidan la relación personal entre ambos; ya no están al tanto de sus sentimientos, sus malos momentos, e incluso, al igual que Javier, les roban sus sueños. Puede no haya como tal una carencia económica; es probable que no tenga que estudiar y trabajar al mismo tiempo, pero no significa que esto no sea un problema para Javier.
El grano cada vez es más grande, cada vez está más al límite de explotar. El autor utiliza esta metáfora clara de lo que pasa en ese mismo instante con la vida emocional y física de Javier. De igual manera, se describe la presión que los padres ejercen en él, le exigen ser el mejor, y aun peor, el lugar donde él pasa la mayor parte del tiempo todos los días, es un lugar donde no es bien recibido; lo maltratan, lo ridiculizan y se aprovechan de él. Todo eso podría no ser un problema ante los ojos de la sociedad, pero realmente es una carga, es difícil sobrellevar todo. Probablemente, lo peor de este tipo de situación, es que Javier no podía hablarlo con sus padres ¿Cómo hacerlo?, si ellos mismos habían quitado esa confianza dentro de la relación. Y aún después de hacerle sentir a Javier que no podía reprocharles nada, lo culpaban por ser él quien no se abría, en este caso con su madre, a contarle la situación por la que estaba pasando. “- Hijo, ¿Por qué no me dijiste nada? Háblame, Javier, dime qué te pasa, ¿Por qué no me cuentas nunca de tus cosas?”. No es que no hablara nunca de él, es que, probablemente no sentía la confianza para hacerlo. Después de todo el grano explota, el cuerpo de Javier no da más, y colapsa. Creo que lo difícil viene cuando ya todos saben cómo te sientes y te culpan por ello, en este caso, la madre de Javier lo hacía con él, pero le entrega más carga cuando menciona que qué es lo que le dirán al padre, pues es quien ha sometido con más peso a Javier en la vida del Remo. “No sé qué le voy a decir a tu papá. Qué le vamos a decir a tu papá. No llores, hijo. Todo va a estar bien”.
Ya no está el grano, “ahora en lugar del volcán tiene un cráter, una cicatriz, un recuerdo”. El relato termina emotivamente con la metáfora del grano. Pues es cierto, ahora ya no hay más que una cicatriz, para Javier ahora viene todo un proceso en el que hay que sanar. Siempre estará ahí esa marca, pero ya no será una herida que constantemente duela. Personalmente creo que la narrativa de Ramírez es muy valiosa, como se mencionó antes, es fácil sentirse identificado, y reflejarse, si no es en todo, en ciertas partes del cuento. Es valioso encontrarse con textos que te hacen saber que no eres el único pasando por ese tipo de procesos. Además, la obra no sólo es una narrativa bien pensada, viene acompañada de una escritura limpia, formal y consistente. En cada parte de la historia se muestra el intelecto con el que el autor expresa cada una de sus ideas por medio de metáforas, y que gracias a eso el lector simpatiza con el texto.