Año 17, Número 241.
Ilumina nuestras horas más oscuras
Omar Gabriel López Delgado
Durante la década de los ochenta, la idea de robots transformándose en vehículos era absurda, sin embargo, así fue como se concibió la franquicia de Transformers. Fue traída desde las tierras niponas donde allí se conocía como Car Robots y la compañía juguetera Hasbro acogió y encargó a Marvel Comics crear un trasfondo a estas curiosas figuras. Más tarde se emitiría el primer episodio de la serie animada de esta franquicia en 1984, ¿Quién no ha escuchado de Transformers? La batalla de Autobots y Decepticons se ha traspasado en distintos medios audiovisuales; el cine es uno de ellos. Como ejemplo, el director Michael Bay junto a Paramount Entertainment lanzarían una serie de películas durante el 2007 hasta 2015, sin embargo, estos productos no son el objeto a reseñar, sino una película que fue lanzada hace 39 años.
The Transformers: The Movie funge como secuela a la serie que se estrenó en 1984, dirigida por Nelson Shin; Ron Friedman como guionista y Vince DiCola como encargado del apartado musical; fue la apuesta de Hasbro con la excusa de lanzar una nueva ola de juguetes que reemplazarían a las figuras originales allá por 1986. No sólo la gran juguetera se involucró en el proyecto, sino que estudios como Marvel y Toei Animation se encargaron de la animación de la obra (aspecto que se resalta a primera vista si se compara con la serie original).
Si bien este proceso junto con otros factores predecía un éxito en taquilla, ocurrió un evento inesperado: la película fracasó a pesar de las altas expectativas y Hasbro tuvo la necesidad de investigar el motivo, una minúscula razón que a ninguno de los directivos se les ocurrió, y el nombre de ese problema se llama Optimus Prime. El reemplazo de este personaje no sólo fue una decisión polémica, sino que también provocó la tristeza de una gran cantidad de fanáticos que Hasbro nunca previno y ni pensó.
A pesar de sus tropiezos, la película tuvo su gradual recibimiento, tanto que al día de hoy es considerada como una de las mejores películas de su época, además de ser un gran producto de su franquicia. Sin embargo, ¿por qué la película tuvo tan mal recibimiento? La respuesta es simple, su tono, a diferencia de la serie original tiene un enfoque más serio y como muestra está la escena introductoria. Unicron como villano es sumamente aterrador, un ente que devora todo un planeta mientras que sus habitantes miran horrorizados y desesperados al no poder escapar. Imaginen el impacto de los jóvenes espectadores acostumbrados al tono caricaturesco de la serie. No sólo Unicron recibe este enfoque, sino que también su antagonista principal cambiará.
Megatron, el líder de los Decepticons, de ser un villano caricaturesco que siempre perdía por obra del guión, ahora es un ser cruel, frío, y sin ningún atisbo de piedad, lo que nos lleva a un nuevo punto: el tratamiento que tiene las muertes de los personajes en esta obra. La mayoría de personajes principales, se deben de ajustar a un enfoque más serio, a consecuencia de ello la obra nos impactará con una sucesión de muertes de los héroes que dejó a más de uno con la boca abierta, sin embargo, ninguna muerte impactó tanto como la del protagonista de Transformers. Optimus Prime es una de las figuras más populares de la cultura popular; su apariencia, carácter, gentileza, sus colores, hasta la voz de su actor son irreconocibles al día de hoy, sin embargo, Hasbro veía en él uno de tantos muñecos en su inventario y su decisión de matarlo impactó tanto, que les costaría la confianza de su público.
No sólo el tono terminaría por encaminar a la franquicia, sino que también el apartado sonoro también evolucionaría. El soundtrack creado por Vince DiCola es increíble y hasta podemos catalogarlo como una cápsula de tiempo de los géneros que se escuchaban en ese momento, y uno de los instrumentos que más se escucha son los sintetizadores, algo muy propio en la ciencia ficción de esa década (solo miren The Terminator para confirmar este punto).
Cada tema está bien pensado para un momento en específico, ¿no lo creen? Unicron tiene su propio tema musical, una canción que transmite incertidumbre y los sintetizadores tocan melodías hasta convertirse en sonidos similares a tambores, esto para recalcar el misticismo del personaje. Instruments of destruction es el tema musical para los Decepticons y suena justamente en una de las escenas más recordadas de la película, no sólo para confirmar la seriedad de la película, sino que también refleja el rasgo más distintivo de Megatron: su crueldad. Y así podemos seguir con más ejemplos, pero quiero recalcar dos temas más.
The Transformers es el tema principal de la película y fue compuesto por la banda Lion y si hubiera una palabra para describirla sería “enérgica”, es una canción que te grita “soy ochentero hasta la muerte”, todos los elementos del rock de los ochenta se encuentran en este tema. Finalmente, tenemos The Touch de Stan Bush, una canción dirigida al personaje más querido y el que se ha mencionado con anterioridad. Esta canción es todo lo que representa Optimus Prime, una presencia inspiradora y emotiva a pesar de las circunstancias tan adversas: que existe la esperanza después de todo.
Quizás, uno de los aspectos que podemos destacar como negativos es el ritmo de la película, suele ser un poco inconsistente, la primera media hora es un no parar de acción desenfrenada a punta de sintetizador como ambiente, y a partir del suceso importante de la trama (con esto me refiero a la muerte de Optimus Prime) la película se vuelve gradualmente lenta hasta que retoma la velocidad hasta el final.
Sin duda alguna, The Transformers: The Movie es una película increíble que tuvo la mala suerte de formar parte de un plan arriesgado para una compañía que sólo tenía como objetivo vender (lo cual es válido porque al final se trata de una empresa). Sin embargo, ese aspecto no le quita la calidad a esta obra. Música increíble, acción formidable, villanos entrañables, un tono serio para una película animada de los ochenta y, sobre todo, un mensaje claro: nunca rendirse ante los obstáculos.
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