Año 14, Número 182.
La manera más fácil de explicar los diversos usos que tienen estas cuatro construcciones es por medio de ejemplos claros
Ramón Moreno Rodríguez
En nuestra lengua tenemos cuatro construcciones que morfológicamente son casi idénticas, pero que tienen funciones diferentes y por ello son causa de frecuentes confusiones. Me refiero a porque (conjunción), por que (conjunción), porqué (sustantivo) y por qué (adverbio interrogativo). La manera más fácil de explicar los diversos usos que tienen estas cuatro construcciones es por medio de ejemplos claros. Trataré de explicarme de tal manera.
El primero en el orden en que hemos puesto estas palabras y frases es porque. Este es un conector causal muy fácil de usar e identificar, sirve para introducir oraciones subordinadas que indican una causa-efecto, todo radica en que lo asociemos con otros nexos causales, tal es el caso de puesto que, por, pues, a causa de, ya que, etc. Nunca debe escribirse separadamente o con acento ortográfico cuando se trata de una simple conjunción que indica causa, ejemplo, “lo compré porque me gustó”. Como se puede observar, en esta proposición tenemos una causa y un efecto unida a ella por medio del conector causal porque. Para verificarlo podemos poner en su lugar cualquiera de los otros que hemos señalado y la oración funcionaría muy bien. Así podría quedar: “lo compré, pues me gustó”.
Otro ejemplo de conector causal porque sería “no llegó porque su avión tuvo problemas en Madrid”. Si hacemos la sustitución sugerida para verificar su correcta funcionalidad comprobaremos que la construcción es clara para el lector; usemos ahora otro de los ejemplos sugeridos: “no llegó puesto que su avión tuvo problemas en Madrid”. Un último ejemplo sería “tuvimos que tomar un taxi porque estaba lloviendo”. La causa es la lluvia y el efecto es tomar un taxi.
Sin más que aclarar, hablemos del segundo caso, que es muy parecido, incluso, algunos gramáticos no lo aceptan y dicen que es uno solo con porque y consiste en usar las dos palabras sin unir, es decir, por+que, así quedaría “por que”. En este caso es la misma situación que el anterior, es un conector de tipo causal. También se pude verificar haciéndolo equivalente a “para que”.
Lo que tendríamos que decir que sin unir las dos palabras para hacer una sola es un conector, pero no sólo de causalidad sino también de finalidad. Es decir, que no se construye una relación causa-efecto, sino causa-finalidad (objeto último por el que…). Un ejemplo sería: “sólo tú sabes la razón por que escribiste esa carta”.
Como puede observarse tenemos en este ejemplo una locución conjuntiva causal, equivalente a por la [lo] cual. Muchas veces se prefiere por lo cual, o por la cual (o sus formas plurales) pero, por que es perfectamente aceptable y además, elegante por económico. En particular yo recomiendo usarlos indistintamente y reconozco que me es más espontánea la forma pegada que la formada por dos palabras. Recomiendo al amable lector que observe su escritura y si le es más cómoda esta recomendación, que la use, pero como ya dije, las dos son legítimas y correctas.
El tercer caso se construye con las dos palabras pegadas y con acento agudo (porqué). Equivale a un sustantivo y significa algo así como “razón”. Es decir, “la razón de haber actuado así es…”. Un ejemplo inmediato sería: “el porqué de su comportamiento es obvio”. Como se puede observar, equivale a un sustantivo masculino que significa causa, motivo o razón. Como sustantivo, siempre se escribe en una sola palabra y con acento ortográfico en la «e». Además, siempre va precedido de un artículo que reafirma su condición de sustantivo, en este primer ejemplo usamos “el”, pero también pude ser “un”.
Otro ejemplo sería “no me interesan los porqués de esa guerra comercial”. El ejemplo es transparente, es la causa, razón o motivo porque se da la cosa, a la cual, como no nos interesa, ni nos preocupamos por averiguar su nombre, es, simplemente, una cosa que está ahí, lo sabemos y eso nos basta. “El porqué de la revolución es muy grave”. Y así podríamos construir más ejemplos. Un caso con artículo “un” sería: “Dame al menos un porqué para entenderte”.
Finalmente está el cuarto caso, en que se usan las dos palabras separadas y con acento en el pronombre qué. Este es el caso de una frase adverbial interrogativa o exclamativa, implica preguntar ¿qué es esto? ¿qué es aquello? “¿Por qué no me dijiste todo?” sería un buen ejemplo. Como sabemos, en ocasiones podemos escribir las preguntas sin usar los signos de interrogación, pues la construcción hace evidente que aquello es una pregunta, por otro lado, debemos usar los pronombres con acento para indicar que estamos preguntando algo. Un ejemplo sin signos de interrogación sería el siguiente: “no sé por qué no me dijiste todo”. Es evidente que este por+que con acento es una locución adverbial interrogativa. Un ejemplo exclamativo sería ¡Por qué dificultades has pasado, hijo mío!
Se puede emplear en una pregunta directa, como en el primer ejemplo o en forma indirecta, como en el segundo. En ambos, es necesario escribirlo en dos palabras y con acento diacrítico en la «e». Y hasta aquí llegamos en este breve repaso de estas complicadas cuatro construcciones de nuestra lengua, espero que el lector, si las tenía, haya podido salir de sus confusiones al respecto.
ramon.moreno@cusur.udg.mx