Año 17, número 247
La temporada de incendios está en puerta, evitarlos es fundamental para la salud de nuestro planeta y nuestra vida
Evelyn Flores
Daniela Hernández
El inicio de la primavera suele ser un renacimiento de la naturaleza, pues el invierno ha terminado. Sin embargo, el incremento de las temperaturas en los últimos años ha hecho que esta estación sea todo lo opuesto al renacer de la naturaleza. Los incendios forestales son un gran problema que, año con año, va en aumento y que a su vez causa numerosos problemas ambientales. Según datos de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), del 1 de enero al 22 de febrero de 2024 se han registrado 273 incendios forestales en veinte entidades federativas; del total nacional de incendios forestales, 71 (26%) correspondió a ecosistemas sensibles al fuego.
Sin duda alguna, estos datos son alarmantes; sin embargo, muchas personas no son conscientes de las consecuencias que pueden traer estos incendios forestales y/o incendios controlados. Por ello, Paul César Zamora Ruiz, Jefe del Área de Gestión Integral de Riesgo Universitario del Centro Universitario del Sur (CUSur), y el ingeniero ambiental Hiram Ruvalcaba Ordóñez, nos comentan acerca de las causas y efectos que pueden generar tanto en el ecosistema como en la población.
Como primer punto, Zamora Ruiz explica que los incendios pueden surgir por dos razones: una natural y otra por interferencia del hombre. Ya sea de manera consciente o inconsciente, la segunda va desde arrojar una colilla de cigarro, el efecto lupa de una botella de vidrio sobre vegetación seca, una fogata mal apagada, hasta un incendio “controlado” para limpiar terrenos. Es importante aclarar que, incluso en el caso de estas quemas, existe un protocolo que regula y supervisa todo el procedimiento: unas de las recomendaciones es que se realicen por la tarde-noche cuando desciende la temperatura para evitar un siniestro; lamentablemente, no siempre se sigue o no siempre se cuenta con el personal capacitado para supervisar que se haga según los lineamientos, en consecuencia, muchos de estos incendios terminan en un gran daño forestal.
Después de un incendio, toma décadas para que una tierra vuelva a recobrar algo del ecosistema que perdió. Zamora Ruiz explica que los agricultores han tenido la creencia (heredada por abuelos y bisabuelos) de que retirar la maleza antes de la nueva siembra con las quemas controladas se contribuye a la limpieza y preparación del terreno; sin embargo, la vegetación tiene su propio proceso de descomposición que puede servir como abono para la tierra, por lo que este proceso más que traer beneficio, le resta nutrientes al suelo. Además, detalla que la tierra tarda 20 años en recuperar sus propiedades y ser apto para la reforestación; no obstante, ha habido casos donde estas tierras, de inmediato, han sido aprovechadas para cultivar aguacates (u otros frutos) o construir fraccionamientos.
Otra de las consecuencias que traen consigo estos desastres a largo plazo, comenta Hiram Ruvalcaba, es un proceso en cadena que año con año va en aumento, y es el cambio en el uso de suelo. Pues al deshacerse de todo el ecosistema con raíces profundas, como árboles, plantas y demás, provocan que, en tiempo de lluvias, sea más fácil que ocurran deslaves, pues el suelo ya no tiene esa firmeza que previene que esta clase de hechos catastróficos ocurran. Por otro lado, los árboles y todo el ecosistema también tienen otra función favorable para nuestro planeta además de producir oxígeno, y es que también pueden absorber el calor de la luz. Entonces, si nosotros quitamos todas estas hectáreas de bosque, ¿qué es lo que nos espera en un futuro? Sin contar también todos los daños a la salud y al cambio climático; que sí, existe y es un hecho.
Por lo tanto, es de vital importancia que se tome conciencia sobre esta clase de sucesos perjudiciales para nuestro planeta y que, al momento de presentarse un incendio forestal, no intentemos involucrarnos directamente en él si no estamos capacitados para atenderlo y puede ser más perjudicial que de ayuda. En cambio, hay que atender las indicaciones de las autoridades correspondientes, no dejar fogatas sin extinguir, no tirar colillas de cigarro ni botellas de vidrio para prevenir desastres que puedan terminar en tragedia.
evelyn.flores3032@alumnos.udg.mx
daniela.hernandez6686@alumnos.udg.mx