Año 13, número 153.
Los exvotos, retablos y milagritos forman parte importante de la cultura religiosa mexicana
Melisa Munguía
Bladimir Ramírez
A lo largo de la historia, la humanidad ha tenido la necesidad de comunicarse con los dioses, o al menos, de sentir que esa comunicación es viable. Existe, dentro de lo mundano, un puente que conecta lo terrenal con lo divino. O quizá sucede al revés, y es lo divino lo que adquiere la conexión con el hombre, materializada por el agradecimiento de este último. Los exvotos (ofrendas) y retablos narran, mediante el uso de imágenes y texto, milagros como aquellos descritos en El prado de Juan Bosco, que van desde situaciones cotidianas hasta escenarios poco comunes.
Los exvotos han formado parte de la vida del ser humano desde la antigüedad, hay registros de civilizaciones muy antiguas que rendían homenaje a sus dioses de esta manera. Egipcios y mesopotámicos ofrendaban todo tipo de objetos para demostrar su agradecimiento a las divinidades, esta práctica fue adoptada por el catolicismo en la Italia del siglo XV. Actualmente, exvotos y retablos forman parte del catolicismo en todo el mundo. En México hay una tradición interesante de esta manifestación religiosa.
Para empezar, la palabra exvoto tiene su origen en el latín, ex, que significa de, y votus que significa promesa. Es decir, un exvoto es un acto que se lleva a cabo para cumplir una promesa. En México, la tradición de los exvotos y retablos comenzó con la llegada de los españoles y el catolicismo a América. Al inicio, sólo las clases sociales altas hacían estas ofrendas, casi siempre por encargo y con materiales lujosos. Algunos miembros de la nobleza gastaban una cantidad notable de su riqueza construyendo o adornando templos y altares, a manera de exvoto. Fue hasta el siglo XIX que las clases menos privilegiadas comenzaron a hacer ofrendas.
Es necesario hacer una distinción categórica, pues actualmente hay tres términos que suelen confundirse: exvoto, retablo, milagrito. El primero hace referencia a cualquier objeto o pertenencia que se regala al benefactor del milagro, en esta categoría entran juguetes, cabello, cartas, joyas y todo tipo de cosas que el beneficiario considere otorgar como muestra agradecimiento. Los retablos son pinturas donde se plasma la labor milagrosa o el agradecimiento en específico. Por su parte, los milagritos son esculturas de distintos materiales y tamaños que también buscan manifestar agradecimiento a algún santo.
Los exvotos y retablos tienen dos propósitos principales: testimonio y agradecimiento. Hay retablos cuyo texto e imagen indican que Dios o algún santo concedió un milagro, por esa razón es necesario testimoniarlo para que más personas puedan conocer las proezas y el poder las divinidades, es decir, que el retablo ilustra y plasma el milagro, las apariciones o cualquier otra situación que incluya algo más allá de lo terrenal. Este carácter testimonial construye narrativas y cultos históricos, de tal forma que podemos rastrear que algunos santos cumplen siempre la misma clase de milagros. Por otra parte, existen retablos cuyo propósito principal es dar las gracias al benefactor por su proeza, estos retablos suelen estar protagonizados por historias de intervención y conversión, es frecuente que los agradecimientos vayan orientados hacia la rehabilitación, los exorcismos, así como de personas que encontraron el sentido de su vida gracias a Dios o a algún santo. Otros retablos son para dar gracias por la salud, el empleo, la bonanza, el nacimiento de un niño, y un largo etcétera; hay tantos agradecimientos como milagros.
Como ocurre con los agradecimientos, los temas que tocan los retablos son de índole diversa. Normalmente, estos oscilan entre lo sacro, lo profano, lo divino, lo fantástico y pueden ser tanto desde una perspectiva individual como colectiva. Existen divisiones y clasificaciones de retablos que se organizan tomando en cuenta el milagro en cuestión. Un ejemplo de lo anterior se puede encontrar en una categorización que llevó a cabo Thomas Calvo, dentro del libro Los exvotos del occidente de México.
Como hemos mencionado, hay tantos agradecimientos como milagros y tantos milagros como temas. Dependiendo de la necesidad del solicitante o devoto, podemos encontrar retablos que tienen un enfoque en la migración o la familia. Las situaciones cotidianas también forman parte de estas representaciones. Es fácil encontrar retablos que plasmen la vida de familias mexicanas que conviven con animales, situaciones de estrés menores —como pasar algún examen, obtener la visa o conseguir un aumento— y momentos que requieran de la intervención divina para mantener la esperanza —en el caso de los problemas de salud o accidentes graves—. De la misma manera, podemos encontrarnos con temas menos comunes, como sucesos fantásticos o aspectos sociales imperantes, como aquellos retablos que mantienen relación con la narcocultura.
En cuanto a su localización, los retablos se encuentran principalmente en iglesias. Más específicamente, se ofrecen en aquellas iglesias que albergan a santos o vírgenes con un número alto de devotos. Como ejemplos en Jalisco tenemos a la Virgen de Talpa, de la Tinaja y de San Juan de los Lagos. Cercano a Zapotlán el Grande se encuentra el Templo del Santo Niño de Atocha, en Huescalapa, el lugar perfecto para observar esta forma de plasmar milagros y agradecimiento. Sin duda, los exvotos, retablos y milagritos forman parte importante de la cultura, conservarlos y estudiarlos es tarea de fieles, devotos y personas interesadas por la cultura, la fe, la pintura y la narrativa.
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