Año 14, Número 180.
La novela Nada de Carmen Laforet se encuentra en la biblioteca Hugo Gutiérrez Vega del CUSur con la clasificación 863.62 LAF 1945
Melisa Munguía
Carmen Laforet nació en 1921, lo que significa que presenció la guerra civil en España, un conflicto que dividió al país en nacionalistas y republicanos. A los 22 años comenzó a escribir Nada, una novela que retrata la intimidad de los estragos de la posguerra a través de la voz de Andrea. Andrea, nuestra narradora, nos lleva por los confines de la subjetividad en una sociedad exhausta de violencia y nostalgia. La novela fue un éxito en su tiempo: ganó Nadal en 1944 y, en 1948, el Premio Fastenrath de la Real Academia Española.
Andrea es una joven huérfana que llega a Barcelona en busca de libertad. Antes de iniciar el viaje se muestra muy emocionada y, lejos de asustarse, se presenta lista para comenzar algo tan maravilloso por desconocido. La madrugada de su llegada se ve abrumada por el mar, que es lo primero que respira al llegar. En casa de su abuela, donde se hospedará por algún tiempo, se da cuenta de que no todo puede alcanzar sus expectativas.
Nada se narra en primera persona y juega con el tiempo mezclando el pasado y el presente. El ambiente es sucio y los personajes son misteriosos. Desde la abuela a la tía Angustias guardan en ese ambiente los recuerdos de tiempos mejores que se han calcificado de tristeza. Los demás personajes se relacionan, como ellas, dentro de un hogar que parece más bien un campo de batalla.
Andrea se mueve como simple espectadora. Escucha los consejos de Angustias, las penas de Gloria y las confesiones de personas que, de otra manera, habrían sido insignificantes para ella. Observa a sus tíos que, como gallos de pelea, son el remanente característico de la guerra: una necesidad violenta. Pero todo esto nos lo revela de forma casi involuntaria cuando nos deja entrar en su subjetividad. Es así como también llegamos a sentir que, en cualquier momento, otra guerra podría estallar. Mientras el mundo es un caos, Andrea intenta mantenerse en orden.
Sin embargo, Andrea se ve obligada a entregarse al caos. Es presa del hambre y la incertidumbre, temas que son una constante en la novela. Al igual que en ella, observamos este tipo de privaciones en los demás personajes. Hay momentos en los que el hambre se hace tan presente que una termina delirando con ella y viendo fantasmas en los lugares menos esperados; momentos en los que los sentidos se vuelven demasiado; y momentos en los que no queda más que un dolor de cabeza.
La novela es un encuentro de Andrea con su realidad. Frecuentemente encuentra responsabilidad en el pasado. En su casa, un lugar sucio con muebles amontonados, siempre falta el aire y la luz, como faltó en todas las casas de la sociedad española de la posguerra. El aspecto psicológico de los personajes también resulta importante. Todos están heridos de una forma u otra: domina la escasez y la incertidumbre, pero también el oportunismo y una llama pequeña de esperanza. Esto hace que todos sean una persona distinta a ojos de Andrea.
En general, Nada representa una muestra perfecta del estilo de vida en la España de la posguerra. Las descripciones existencialistas contextualizan este rompimiento en la sociedad. Andrea tiene que soportar la represión de su familia, de su país, de sus conocidos y, a veces, de ella misma. La subjetividad de Andrea nos muestra que no todo es como creemos, y menos en un país que vio un cambio de un momento a otro. En los capítulos se esconde la incertidumbre y el sentimiento de que la miseria siempre encuentra víctimas nuevas. En el prólogo, Rosa Montero menciona que «Es un cuento cruel, el cuento de la vida cuando se vuelve mala».
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