Año 7. Número 246.
Evelyn Flores
Daniela Hernández
Desde la niñez hasta la vida adulta, el café ha estado presente en nuestra vida de diferentes maneras: en conductas alimenticias, en pláticas con amigos y familiares, en el desayuno, al leer un libro o al estudiar y trabajar. Esta bebida apareció por primera vez en el año 1140 en países como Abisinia, Etiopía o Arabia, cada una con descubridores distintos que iban desde monjes a pastores. Sin embargo, la leyenda más popular fue la de un joven pastor yemení llamado Kaldi. Después de que su rebaño de cabras mostraran un comportamiento inusual tras mascar unas cerezas rojas de un arbusto desconocido, el pastor llevó los frutos con un religioso, quien hirvió las bayas y probó la infusión que había desprendido; no obstante, la desechó por su sabor tan amargo. Kaldi, al notar que las bayas desprendían un aroma agradable cuando estaban tostadas, repitió el mismo proceso. Fue así como el café tomó la forma que todos conocemos.
Aunque el café es la segunda bebida más consumida en el mundo después del agua, y en 6 de cada 10 hogares mexicanos se acostumbra beberlo, no ha estado libre de críticas mayormente negativas. Por ello, la doctora Virginia Gabriela Aguilera Cervantes, investigadora y docente en el Centro Universitario del Sur (CUSur), nos abre un nuevo panorama fuera de los estigmas negativos que hay sobre el café, y nos propone que, para disfrutar y obtener los verdaderos beneficios del café, se tiene que hacer de la manera adecuada para evitar efectos adversos.
Según la doctora, la semilla del café es la que tiene propiedades saludables, como los antioxidantes, y que con un proceso adecuado, puede tener efectos positivos en la salud cardiovascular. El problema es que la mayoría de la gente, por el sabor amargo, tiende a endulzarlo con azúcar, jarabes, crema batida, chispas, entre muchas cosas más que convierten al café en una bebida sin nada de atributos saludables y muchos más efectos perjudiciales a la salud. Además, se suele pasar por alto observar el tipo de semilla que se está consumiendo, además del nivel de tostado que lleva, pues se cree que mientras más oscuro, más bueno es, cuando en realidad es todo lo contrario; porque al someter la semilla a un tostado más intenso, pierde todos sus aceites naturales y, en consecuencia, sus atributos saludables. Aguilera Cervantes menciona que “entre más oscuro el café soluble, aléjate, entre más claro, tienes la mayor certeza de que estás tomando el grano de café”. Por ello recomienda que el consumidor, al momento de comprar café, lea en el paquete el tipo de semilla, nivel de tueste, cómo fue procesado, e incluso datos específicos como lugar de origen y el número de parcela donde se cultivó, para así tener certeza de que se está bebiendo verdadero café.
Por otra parte, también menciona que la creencia popular de que beber café “te vuelve más listo”. Es falso, ya que el café, si bien es el favorito de los universitarios y académicos para estudiar, éste hace que su sistema, por lo menos en el lapso de dos horas, fije su atención en un solo objetivo o tarea, haciendo más fácil la adquisición de conocimientos. Otra de las creencias es que si se toma muy cargado, la persona se mantendrá despierta durante un periodo más largo, sobretodo a la hora de estudiar, cuando no es así. La doctora Virginia señala que para la salud cardiovascular se recomienda tomar entre 85 y 100 miligramos de café; si se excede la cantidad, es allí cuando se produce una taquicardia, uno de los efectos negativos que se le atribuyen erróneamente a la bebida.
De igual manera se encontró que el café, en personas físicamente activas, tiene efectos positivos en la rutina de entrenamiento, pues les permite optimizar de mejor manera sus reservas energéticas. Sin embargo, resaltó que no todas las personas pueden tener el mismo efecto energizante: hay quienes, al beber café, pueden sentirse con sueño. De esta forma, se hace evidente que no todos tenemos la misma susceptibilidad a los efectos de la cafeína, e incluso se han llegado a encontrar reportes en los que se menciona que desde el hábito se puede generar una dependencia a la bebida, haciendo que, al tratar de dejarla, se vean las consecuencias como abstinencia. Sin embargo, cabe aclarar nuevamente que, dentro del amplio espectro de todas las consecuencias positivas y negativas, no todas las personas las presentan; de igual manera se presentan casos donde, por ejemplo, existió un tiempo en donde se lo relacionó con el cáncer o la osteoporosis en mujeres.
Beber un verdadero café va más allá de tomarlo en presentaciones solubles o capuchinos, significa que la persona pueda reflexionar y trabajar en su comportamiento alimentario, es decir, cómo lo consume y lo prepara. Tenemos que apoyarnos y desmitificar, crear una comunidad donde todos seamos conscientes y tengamos información sobre nuestros hábitos alimenticios, porque efectos adversos los hay, está en cada uno de nosotros el seguir con ellos o buscar los verdaderos beneficios saludables en los alimentos y bebidas que ingerimos diariamente, como el café en este caso. Por eso, te invitamos a comprar y probar, de forma consciente, un verdadero café.
evelyn.flores3032@alumnos.udg.mx
daniela.hernandez6686@alumnos.udg.mx