Año 17, Número 244.
Las autoras de Sí, si es contigo, Daniela Calle y María José Garzón, mejor conocidas como Calle y Poché, son una pareja perteneciente a la comunidad LGBT, activistas, creadoras de contenido, bailarinas y cantantes colombianas
Grecia Naranjo
Cuando nos enamoramos de alguien nos volvemos vulnerables, queremos entregar todo cuando ni siquiera nosotros estamos llenos; el amor es un sentimiento del cual muchos huimos, una experiencia que no sabemos explicar, incluso nos cuesta saber amar, tampoco elegimos a quien amar y en el peor de los casos, somos capaces de sabotear una hermosa historia que se pudo haber escrito.
Las autoras de Sí, si es contigo, Daniela Calle y María José Garzón, mejor conocidas como Calle y Poché, son una pareja perteneciente a la comunidad LGBT, activistas, creadoras de contenido, bailarinas y cantantes colombianas, que comenzaron su trayectoria como creadoras de contenido en la plataforma de YouTube en el año 2015. Su avance en las redes las llevó a conducir los premios MTV Miaw en 2019, mismo año donde publicaron su primer libro, Sí, si es contigo. Actualmente, existe la secuela de dicho libro, ¿Y si no es conmigo?, lanzado en 2023; las autoras siguen vigentes en proyectos musicales y su podcast “Calle y Poché sin etiquetas”.
El libro Sí, si es contigo, nos presenta a los personajes “M” y “D” en una relación amistosa, pero con el tiempo ambas se dan cuenta de que existe un sentimiento mutuo más allá de la amistad. El personaje más complejo es “M”; o, mejor dicho, es el que tiene un desarrollo más elaborado. Desde el principio de la obra nos presentan sus sentimientos y la presentan como una persona hipersensible. Luego, a lo largo de la historia, somos testigos de la evolución del personaje, cómo supera sus miedos, su proceso y el gran avance que tuvo. En este artículo se buscará dar un análisis en el comportamiento de “M” y cómo éste es una prueba clara de lo que muchos jóvenes pasamos al reconocer el amor y sentirlo por primera vez.
El libro es un juego entre la realidad, la historia de amor de las autoras y la ficción. Comienza cuando los personajes principales se conocen por casualidad y posteriormente aborda cómo las casualidades del destino las vuelven a juntar y entablan una amistad, se confiesan las cosas buenas y las malas de sus vidas, la inexperiencia de “M” y las trágicas historias de “D”; el lazo de amistad no se
rompió en ningún momento, pero otro sentimiento se apoderó de ellas, un sentimiento mutuo, pero que asustaba a “M”.
Para comenzar el análisis del personaje es necesario destacar tres conceptos: 1) ansiedad, 2) estrés postraumático y 3) filofobia. Tres conceptos que explicaremos más adelante y en el marco del propio personaje; estos factores afectan de manera directa a un personaje principal, alteran toda la obra y la construcción de la misma.
“M” es una paciente de ansiedad severa, padecimiento que se origina desde que a su madre le detectaron cáncer. La ansiedad es una condición psicológica que varios médicos han estudiado. Según Aparicio “la ansiedad es un estado emocional caracterizado por sentimientos de temor, tensión y 19 sufrimientos ante un peligro real o imaginario que se supone va a suceder”. Así mismo, Rojas señala “que la ansiedad es una emoción negativa que se vive como amenaza, como anticipación cargada de malos presagios, de tonos difusos, desdibujados, poco claros”. La ansiedad es el factor más importante en su perfil psicológico, representa su temor ante los nuevos sentimientos que están surgiendo y el cómo intenta sabotearlos, es su manera de protegerse para no sentir más dolor.
La ansiedad del personaje se representa con mucho autosabotaje, sueños, su inestable vida estudiantil; la enfermedad y fallecimiento de su madre desencadenó este padecimiento, que incluso ella lo reconoce. Esta enfermedad es muy partícipe en las dos relaciones amorosas que nos presenta la obra, por ejemplo, su primer acercamiento fue con Lucca, el acecho de la ansiedad hizo que se alejara abruptamente de él, en el caso de “M” ocasionó muchos autosabotajes, por querer dar respuestas a preguntas que ninguna podía responder.
Aunque “M” no vivió en un ambiente de violencia física ni psicológica, su entorno familiar se volvió muy hostil cuando su madre enfermó, pues pasó mucho tiempo sola y cuidando de su hermana pequeña, ya que la enfermedad de su mamá demandaba tiempo de su papá, por este motivo la soledad era un ambiente cotidiano en su vida y presenta un expediente muy similar al de alguien que sufrió violencia, desde la ansiedad, culpa, depresión, estrés postraumático y la filofobia que afecta de una manera cognitiva “Filofobia (miedo a relacionarse afectivamente con alguien)… la filofobia es una afectación que se presenta después del periodo en el que ocurrieron las agresiones, lo que quiere decir que en la víctima
el miedo a ser lastimado perdura y debe recibir el tratamiento psicológico adecuado”. Es muy importante rescatar el comportamiento de una persona con filofobia en una relación amorosa o en el proceso de crear un vínculo. Para entender mejor el comportamiento de “M” resumiremos la filofobia como: miedo a enamorarse; si bien “M” conoce los sentimientos de “D” no le es fácil aceptar sus propios sentimientos, ya que el amor es algo nuevo para ella, algo que provoca “cosas” nuevas dentro de ella y esos sentimientos abruman y la asustan, motivos por los cuales no acepta su sentir hacia la otra persona.
Algo que es detectable en la obra, pero no es explícito es el estrés postraumático que sufre el personaje, sus síntomas como la ansiedad, la culpa que la aqueja cuando su madre murió, los sueños y pesadillas que reflejan su miedo irracional a no ser comprendida y quedarse sola, su aislamiento social, sólo refleja las graves secuelas que le dejó perder a su madre de una manera tan drástica. El duelo es un proceso que aún no ha llegado comprender, “la labor de duelo se lleva a cabo con distintas instancias, dolorosas y displacenteras de desprendimiento libidinal, que llevarán un gran trabajo al yo hasta que este queda libre. Dicha labor de duelo consiste en: el objeto amado ya no existe, por lo tanto, se debe abandonar, pero eso implica dolor y resistencia, el modo de realizarlo es paulatino, durante el tiempo que implica el objeto perdido continúa su existencia psíquica”. Perder a su madre no afecta de manera tan directa en su relación con D, pero altera por completo su perfil ansioso, pues sabe lo que es el dolor y estar lastimada desde la perdida de su madre, exponerse a sentimientos nuevos y arriesgarse a lo desconocido, genera ansiedad y miedo al dolor que estas nuevas reacciones pueden provocar.
Para un adolescente, perder a su progenitor más directo y en una de las etapas más complejas del crecimiento humano presenta no únicamente una carga emocional, sino también física. Algunos expertos han estudiado el comportamiento de los adolescentes en un proceso de duelo, Urribarri propone que “la adolescencia no es el momento propicio para la elaboración de duelos por pérdida de seres queridos, más aún tratándose de un progenitor. Plantea que existen requisitos necesarios en torno a la estructuración psíquica para la elaboración de la pérdida. El trabajo de duelo requiere un repliegue libidinal y un tiempo de elaboración que no se ven facilitados en este momento vital”. “M” presenta cambios en su alimentación, su manera de relacionarse, la confianza que llega a proporcionar
a las personas, perdió amistades y su círculo social se centra en su hermana menor, su papá y “D”.
Otro conflicto al que “M” se enfrenta es a descubrir su sexualidad, su gusto por las mujeres, pero sobre todo los nuevos sentimientos incontrolables hacia su mejor amiga. El descubrimiento sexual de un adolescente trae conflictos internos desde el punto moral, religioso, el miedo al qué dirán, el rechazo propio y de los demás. La autoaceptación es un proceso largo, complicado y que conlleva una exploración de sí mismo, encontrándose con sentimientos negativos autoinflingidos. “La actitud negativa y rechazo hacia sí mismo como homosexual puede ser un indicador de baja autoestima, poco autoconcepto y confusión de la identidad, lo que genera síntomas depresivos y conductas autodestructivas en el individuo. En este tipo de actitud interviene mucho la rigidez familiar, la religión, los valores, creencias e ideas irracionales sobre el género”. Además de enfrentarse a nuevas emociones, lidiar con la ansiedad, el golpe mental que provoca el descubrir que no entras en la “normalidad” y te gusta alguien de tu mismo sexo, pero además de eso es tu mejor amiga, se habla de un proceso de autoaceptación muy complicado, amplio y difícil, pues no sólo se enfrenta a algo desconocido que genera miedo y ansiedad, también se ve en una lucha mental de que lo que siente no es “normal” y no está “bien”.
Muchos adolescentes que atravesamos por esta etapa sabemos que es un proceso muy complicado, desde la autoaceptación, la divulgación, comprender que nos exponemos a un rechazo no sólo social, sino también familiar; los sentimientos de “M” son comprensibles, su miedo y su autosabotaje, pues la propia etapa de confusión genera mucha ansiedad. “La no aceptación de cualquiera que sea la orientación sexual puede llevar a una culpa tremenda que puede eso conducir al aislamiento e incluso al maltrato físico”, así lo dice el psicoanalista Jorge Luis Macías. “Es un proceso doloroso y un brutal desgaste mental”. Otro tipo de síntomas psicológicos pueden ser los síntomas obsesivos compulsivos ¿esto qué quiere decir?, al tener deseos sexuales que no son aceptados por la consciencia se reprimen, y al quererlos controlar genera síntomas obsesivos compulsivos. Cuando te das cuenta de que algo dentro de ti no es “normal” es un proceso complicado, tardado y doloroso, muchas veces ocultas sentimientos, te da miedo salir lastimado y ser juzgado por las personas que más amas, “M” no sólo está descubriendo algo que le da miedo, también debe enfrentarse
a un proceso complicado y complejo de aceptación y cuando se intenta crear un vínculo en esas condiciones es muy complicado, porque para “M” y todos los adolescentes que atravesamos por lo mismo, es muy complicado tener sentimientos hacia una persona que no debes, porque es igual que tú, a pesar de que es un sentimiento honesto y puro.
A lo largo de los tres capítulos que conforman el libro, se observa un cambio por parte de “M” en cada aspecto y su desarrollo es muy evidente, ya que desde el primer capítulo nos describen su situación mental y el miedo irracional a cosas que ni ella misma podía explicar, a diferencia del tercer y último capítulo, pues enfrenta uno de sus más grandes miedos y es capaz de mantener una relación con alguien que aprendió a amar, aunque ninguna fuera perfecta.
El análisis de un personaje no sólo te hace reflexionar sobre el personaje, también sobre la obra en general, pues te das cuenta de detalles que alteran un significado completo que después se refleja más adelante en la historia. Sí, si es contigo, es una obra popular que habla de algo muy común entre adolescentes de la comunidad LGBT: descubrir un sentimiento, enfrentarse a un autodescubrimiento, miedo a los sentimientos por otra persona a la que quizás no debiste querer de la manera en que comenzaste a quererla; “M” es una representación de muchos adolescentes que nos enfrentamos a cosas muy similares, con perfiles psicológicos complicados, que incluso el conocernos y aceptarnos a nosotros mismos es complejo. Conocer a “M y D” es una buena manera de comprender cómo se quieren dos personas del mismo sexo.
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