Año 13, número 153.
La peste, de Albert Camus, se encuentra en la Biblioteca Digital de la Universidad de Guadalajara wdg.biblio.udg.mx
Judith Sánchez
En estos momentos de confinamiento voluntario en el que se ha sumido la comunidad universitaria con motivo de la pandemia causada por el COVID-19, la Universidad de Guadalajara continúa ofreciéndonos herramientas para nuestro desarrollo personal e intelectual. La Biblioteca Digital, con dirección web en wdg.biblio.udg.mx, es una de ellas.
Con el desarrollo tecnológico de nuestros días, la lectura se ha trasladado a los espacios virtuales. Leer en dispositivos móviles es cada vez más usual, más fácil y más cómodo. No obstante, a los lectores que romantizan la presencia física del libro, el peso y el olor de sus hojas, las nuevas formas de leer, no logran convencerlos del todo. En ocasiones he visto enumerar las ventajas y desventajas de una u otra forma de leer. Sin embargo, en contingencias como la que vivimos, donde nos vemos obligados moralmente a quedarnos en casa, los beneficios de los libros electrónicos resultan evidentes.
Hoy en día, con hogares donde las bibliotecas personales no son algo común, los espacios en la red como el de la UdeG pueden sernos útiles para encontrar libros y revistas de todo género y materia. Pero, ¿quiénes pueden ingresar y cómo? Pues bien, cualquiera puede ingresar a esta biblioteca, aunque hay dos modalidades: como usuario, es decir todo aquel que sea miembro de la comunidad universitaria puede acceder con su código y contraseña SIIAU; o como invitado, aunque con algunas restricciones.
Entre las miles de posibilidades que nos ofrece la Biblioteca Digital tengo una recomendación especial que puede ayudarnos a reflexionar, y a entretenernos también, durante esta contingencia: la novela La peste, del escritor francés Albert Camus. Pero antes de contarles sobre qué va esta novela, déjenme decirles que las epidemias que han ocurrido a lo largo y ancho del mundo, aparte de ser objeto de la historia, también han sido espacios para la literatura. Lo han sido porque las obras (de teatro, poesía, narrativa) han capturado en sus páginas aquello que el hombre ha enfrentado durante estas enfermedades. Además, porque hoy día en nuestra situación de confinamiento, la pandemia, nos ofrece la oportunidad y el tiempo de acercarnos a los libros.
Ahora bien, antes de llegar a la novela hablemos un poco sobre el autor. Albert Camus (1913-1960) nació en Argelia cuando este territorio africano era una colonia francesa. Allí pasó su niñez y su juventud, en el seno de una familia de emigrantes franceses. A temprana edad se le diagnosticó tuberculosis, lo que acentuó en el escritor las reflexiones sobre la vida que vemos en su obra. Pronto decidió convertirse en escritor, interesado en la narrativa y en el teatro. Cuando la Segunda Guerra Mundial llegó, se unió a la Resistencia, aunque sin dejar de lado la literatura. Luego de trasladarse a Lyon, Francia, publicó su primera novela, El extranjero, en 1941. A esta obra le siguen otras hasta que, en 1957 a la edad de 44 años, Camus recibe el Premio Nobel de Literatura. Muere tres años después en un accidente automovilístico.
Sobre sus obras, me parece suficiente decir que la lectura de La peste (1947) viene bien en el contexto actual. Esta novela presenta una crónica de los sucesos que ocurren en Orán, una prefectura francesa de la costa argelina, en el año de 19–. El narrador nos cuenta cómo en esta ciudad, que confiesa es fea, empiezan a ocurrir hechos insólitos. Una mañana, el doctor Rieux encuentra un par de ratas muertas en su casa, evento que sigue sucediendo e incrementándose en los días siguientes hasta que la ciudad entera se ve afectada. A estos hechos le sigue la muerte de algunos hombres con síntomas de ganglios, vómitos y altas fiebres.
El doctor Rieux, sus colegas y las autoridades comienzan a preocuparse, pero se niegan a actuar drásticamente. Es hasta que el número de fallecidos aumenta considerablemente que no pueden sino enfrentar la realidad: la de epidemia por peste es un hecho, y como primera medida sanitaria se ordena el cierre de la ciudad. “Fue a partir de ese momento cuando el miedo, y con él la reflexión, empezaron”.
A partir de entonces, el lector se encontrará con situaciones que le resultarán cercanas. Luego de esta primera acción de cierre de fronteras, vienen las malas prácticas y las falsas ideas: los ciudadanos de Orán se sienten de vacaciones, y se arraiga la noción de que beber alcohol preserva de la enfermedad. Esto se detiene cuando la realidad de la muerte sacude a las familias. Entonces las autoridades eclesiásticas organizan semanas de plegarias colectivas para combatir la peste, pero incluso esto retiene poco tiempo la atención de los oraneses que no tardan en cambiar la religión por la superstición. Así, van pasando los meses, de abril a enero, en los que el doctor Rieux intenta salvar a los enfermos, los cementerios se ven sobrepasados, las parejas resienten el tiempo separados, y algunos hombres intentan salir de la ciudad por medios ilícitos.
La novela de Albert Camus va más allá de los hechos que envuelven a la ciudad de Orán. La peste se interesa por la condición humana, de allí que el autor exprese la idea del absurdo, es decir, la búsqueda que emprende el hombre del significado de la vida, sin ser capaz de encontrarlo. Además, el escritor francés se encarga de señalarnos una verdad:
“que cada uno lleva en sí mismo la peste, porque nadie, nadie en el mundo está indemne de ella. Y sé que hay que vigilarse a sí mismo sin cesar para no ser arrastrado en un minuto de distracción a respirar junto a la cara de otro y pegarle la infección”.
Para Camus, las epidemias no sólo son de carácter físico, sino también moral e incluso intelectual. No obstante lo que se pueda pensar, la perspectiva en la obra no se inclina al pesimismo. A través del doctor Rieux, el autor de la novela nos recuerda que hay en los hombres más cosas de admiración que de desprecio, y que éstos son más bien buenos que malos. Si ustedes quieren saber lo que Albert Camus dice sobre que se le puede ganar al juego de las epidemias y de la vida, los invito a leer La peste.
No hay que dejar de aprovechar las posibilidades que nos ofrece la red de bibliotecas digitales: aprendamos sobre un nuevo tema, reduzcamos nuestras listas de libros por leer, terminemos aquella novela/cuento/poesía/cómic que habíamos pospuesto por falta de tiempo.
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