Año 18, número 266.
Diseño: Platzi.
La La Land, estrenada en el año 2016 y dirigida por el director Damien Chazelle, fue una película que hizo que los musicales se reinventaran y sobre todo que las personas volvieran a enamorarse de este tipo de historias. Además de haber realizado un homenaje a los musicales clásicos de Hollywood, donde la música y el baile se entrelazan para contar una historia de amor moderna a través de la música del Blues y Jazz.
Después de su estreno, el género fílmico del musical volvió a ser relevante en la industria, ya que esta nueva producción mezcló elementos de películas clásicas y, sobre todo, utilizó un elemento técnico que. Aunque ha sido útil desde que el cine dejó de ser blanco y negro, en esta película es fundamental e imprescindible su importancia para desarrollar la historia de inicio a fin; estamos hablando del color. En este artículo me gustaría analizar y exponer de manera personal y crítica el rol que juega el color en el musical La la land, mediante elementos como la psicología de los personajes, el simbolismo estético en sus estructuras y la importancia que tiene para el desarrollo de la trama.
Aquí, las diferentes tonalidades se convierten en un lenguaje propio, con la capacidad de narrar, influenciar a los personajes, y guiar a la audiencia a través de los altibajos emocionales de los protagonistas. Su uso no es casual ni meramente estético; cada tono y cada cambio cromático tiene una razón de ser dentro de la historia y en el arco emocional de los personajes. Desde los vibrantes y soñadores azules y amarillos que llenan las primeras escenas, hasta los tonos más oscuros y melancólicos que acompañan los momentos de conflicto y desilusión, el color es una herramienta narrativa que complementa y potencia la trama. Así, Chazelle no solo lo utiliza para definir el estado emocional de los personajes, sino también para transmitirnos las diferentes etapas de sus vidas y su evolución personal.
El color: su psicología y presencia en el lenguaje audiovisual
La psicología del color busca entender y analizar las emociones y pensamientos de las personas por medio de las distintas tonalidades. Esto fue expuesto por el psicólogo Robert Plutchik con la Rueda de las Emociones en 1980 (Plutchik, 1980, A general psychoevolutionary theory of emotion. In R. Plutchik & H. Kellerman (Eds.), Emotion: Theory, research, and experience (Vol. 1, pp. 3-33). Este método, en forma de flor de ocho pétalos, tuvo el fin de buscar un sentido y explicar distintas emociones asociadas a cada color. Aquí no se pretende generar suposiciones vagas, sino que, con elementos de naturaleza o asociaciones humanas, podemos relacionar un pensamiento con una emoción representada con una tonalidad distinta.
Robert explica que el rojo puede reflejar el amor, pero también la ira; el amarillo la alegría, pero también la envidia; el azul simboliza tristeza, pero también confianza; el blanco se asocia mucho a la pureza, pero también al sentido de aislamiento; el verde es la esperanza, pero también refleja juventud etc. Cada quien puede interpretarlo y usarlo dependiendo que busca transmitir. El cine no se dio cuenta de esto cuando se dejó de hacer en blanco y negro, sin embargo, conforme pasó la evolución cinematográfica, los cineastas eran más precisos en la manera de utilizar el color y transmitirlo en diferentes ámbitos de la película.
Estética visual en la historia
El simbolismo estético en La La Land va más allá de la simple elección de colores, se extiende a la iluminación y la escenografía. Las escenas están cuidadosamente compuestas para enfatizar los cambios emocionales, utilizando la luz y el color para crear atmósferas que intensifican la narrativa.
Existen varias películas donde el color es una pieza clave que juega con la historia y comunica las ideas de las imágenes. En la reseña Suspiria, un tenebroso y colorido aquelarre de Israel Yerena se exponen algunos puntos claves de la cinematografía del color en la película Suspiria de Darío Argento: “Suspiria es una película que vomita colores, los derrocha a diestra y siniestra sin tentarse el corazón, aunque la saturación de estos no significa algo malo, sino que es, en gran parte, la principal fortaleza de la cinta”.
Argento no usa este recurso de manera fortuita, sino que introduce los colores para darle un mayor significado a la trama y una mejor experiencia al espectador, pues la película no sólo está hecha para mirarse, sino también para sentirse. En La la land, por ejemplo, en la famosa escena de baile en el observatorio el cielo se pinta de un azul profundo, simbolizando la conexión mágica entre los protagonistas, mientras que, en los momentos de separación, los colores se tornan fríos y distantes.
Este contraste es fundamental para comprender la evolución de su relación, donde el color actúa como un mediador emocional. Además, su uso se entrelaza con los temas centrales de la película: la búsqueda de identidad, el amor y la realización de los sueños. Chazelle utiliza los colores para acentuar el viaje emocional de los personajes, donde cada matiz y tonalidad representa una etapa en su vida. A medida que Mia y Sebastian navegan por sus ambiciones y deseos, los cambios en la paleta cromática reflejan su crecimiento y los desafíos que enfrentan en un mundo que a menudo se siente incierto.
Sobre los personajes y sus sentimientos
Desde sus primeras escenas, los llamativos tonos de azul y amarillo invitan a la audiencia a sumergirse en el mundo de los sueños de Mia y Sebastián, nuestros protagonistas; se establece una conexión emocional inmediata. El color, en este contexto, no solo actúa como una mera decoración visual, sino como un reflejo de la esperanza y el anhelo de esta pareja de enamorados y su lucha por alcanzar sus metas.
Según el análisis de Filasiete Vizcaíno, M. (2017, marzo 26). Códigos de color: el alma clara y oscura de La La Land de Damien Chazelle, el uso de una paleta cromática contrastante en la secuencia inicial, establece una dualidad entre la luz y la oscuridad. Por una parte, están las tonalidades amarillas (representando la luz) que simbolizan los sueños y planes que ellos luchan por alcanzar. Por otro lado, las gamas oscuras (como el azul, morado, etc.) marcan los momentos difíciles, donde la pareja debe elegir el camino del éxito, a pesar del duro sacrificio que deben realizar; la sombra de lo que debes enfrentar.
No es coincidencia que el director utiliza las cuatro estaciones para poder explicar la evolución de los personajes: el color de cada estación es un cambio en cada uno de ellos. Cada matiz se elige cuidadosamente para resonar con las emociones de los personajes. Un ejemplo, el amarillo que se asocia comúnmente con la alegría y la creatividad, se convierte en un símbolo del optimismo de Mia. A medida que avanza la trama, estos colores brillantes comienzan a contrastar con tonos más oscuros y melancólicos. En momentos de conflicto y desilusión, la paleta cromática se transforma, reflejando la angustia y las tensiones que surgen en la búsqueda de sus sueños. La transición de colores vibrantes a tonalidades más apagadas permite a la audiencia sentir la intensidad emocional de la historia, un aspecto que el sitio de Psicología del Color subraya como esencial para la narrativa cinematográfica.
Esto también tiene que ver en procesos como el vestuario, ya que su relación mediante con los personajes refuerza este lenguaje narrativo. El vestuario de Mia, en particular, se caracteriza por una gama de colores que evolucionan junto a su desarrollo emocional. En la canción A lovely Night Mia utiliza un vestido amarillo que representa la alegría y el anhelo de brillar. Sin embargo, en el epílogo su vestido cambia a un azul oscuro, lo que indica una transformación en su realidad debido a los golpes de la vida; sus elecciones de vestuario se tornan más sobrias. Esta transformación no solo refleja su crecimiento personal, sino que también conecta a la audiencia con sus emociones, haciendo del color una herramienta poderosa para la identificación con el personaje.
En conclusión, La La Land no solo revive la esencia del cine musical, sino que, a través del uso consciente y detallado del color, redefine el modo en que se narran las emociones y se construyen las atmósferas cinematográficas. El análisis de los colores empleados en el filme revela un lenguaje visual que va más allá de lo estético: el color se convierte en una extensión de los sentimientos y los conflictos internos de los personajes. Desde los tonos vibrantes que simbolizan sueños y aspiraciones, hasta los matices sombríos que reflejan sacrificio y desilusión, cada elección cromática acompaña el viaje emocional de Mia y Sebastián permiten a la audiencia experimentar su evolución y sus dilemas de una manera profunda y visualmente impactante.
La relación del color con el vestuario, la iluminación y la escenografía intensifica esta experiencia reflejan temas como el amor, la búsqueda de identidad y la ambición. En última instancia, el color en La La Land se erige como un recurso narrativo fundamental que conecta al espectador con la esencia misma de la historia y refuerza el impacto emocional de esta moderna historia de amor y sueños en Hollywood.
Emiliano Mejía Rolón
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