Año 13, número 156.

La muerte, el humor negro y los ambientes cotidianos que se vuelven sombríos y perturbadores en un contexto social mexicano, forman parte de los relatos de este libro de Hiram Ruvalcaba

Livier Jaqueline García López

Siempre he creído que el cuento es una de las mejores formas para narrar historias, y no es sólo por mi inclinación hacia el relato corto, sino porque mediante éste se logra expresar mucho de manera breve. El cuento surge de la necesidad de contar experiencias propias o ajenas, de hablar de diferentes sucesos con el deseo de inmortalizarlos. El cuento ha formado parte de nuestra vida y nuestra identidad desde la infancia, partiendo de la tradición oral, con aquellas leyendas que nos contaban los abuelos, pasando por los cuentos populares de la literatura universal, hasta llegar al contemporáneo.

El escritor Hiram Ruvalcaba refleja en los nueve cuentos que conforman La noche sin nombre un sinfín de posibilidades. Ensu obra recorremos, junto a Julián y un cadáver, una carretera en medio de la noche entre el tenue sonido de los grillos, pero también acompañamos a Hernán hasta un baño público del pueblo Tlayolan, donde podemos presenciar un acontecimiento incómodo y traumático para cualquiera.

La muerte, el humor negro y los ambientes cotidianos que se vuelven sombríos y perturbadores en un contexto social mexicano, forman parte de los relatos que el autor crea para sus lectores. La noche sin nombre nos causa esa sensación que se presenta cuando nos percatamos de que algo terrible acaba de suceder y ya no hay vuelta atrás; que surge de igual forma cuando acabas de perder a tu pequeño sobrino en la playa y la incertidumbre se apodera de tu cuerpo mientras piensas si podrás encontrarlo entre aquella  multitud, o lo has perdido para siempre en la profundidad del mar.

Nos muestra el rostro de un país que se disfraza con sangre de lunes a domingo, en el que poco a poco se normaliza la violencia ante los ojos de los habitantes, esos brutales acontecimientos que al paso de los días ya no sorprenden a quienes a diario los presencian,  pero que podrían resultar increíbles y grotescos para quienes se encuentran fuera de este entorno.

Habla de aquellos amores del pasado que un día aparecen sin avisar; de las intenciones homicidas que desencadenan los celos en una relación que ha fracasado con el paso de los años; lo que sucede tras la llegada de un perturbador regalo que ha traído consigo a casa tu mascota y que deseas descubrir su lugar de procedencia, o el dolor de un padre al reencontrarse con lo poco que queda de su hija. Haciendo uso de un lenguaje coloquial y creando situaciones en entornos comunes, Hiram Ruvalcaba parte de lo cotidiano a lo sombrío y facilita la empatía entre el personaje y el lector, haciendo que éste se refleje poco a poco en la historia hasta hacerla propia.

Hiram Ruvacaba nació en Ciudad Guzmán, Jalisco, en enero de 1988. Es Licenciado en Letras Hispánicas por la Universidad de Guadalajara, Ingeniero Ambiental por el Instituto Tecnológico de Ciudad Guzmán y Maestro en Estudios de Asia y África por El Colegio de México. Ha sido ganador de los Juegos Florales Zapotlán el Grande 2011 y los Juegos Florales Lagos de Moreno 2016. Obtuvo el Premio Nacional de Narrativa Mariano Azuela 2016 y el Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2018. A lo largo de su carrera literaria ha publicado El espectador (2013), Me negarás tres veces (2017), así como la antología Kwaidan. Extrañas narraciones del Japón antiguo, en colaboración con Sandra Ruiz, y La noche sin nombre (2018), obra liberada para su descarga electrónica:

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