Año 13, número 154.
Los resultados preliminares arrojan datos importantes para identificar los detonadores de estrés en estudiantes del CUSur durante el confinamiento por la emergencia sanitaria
Por iniciativa del doctor Marco Antonio Santana Campas, en colaboración con la maestra Laura Elena de Luna Velasco y con el apoyo de los coordinadores de carrera, del Departamento de Ciencias Sociales, de la Secretaría Académica y de la Rectoría del CUSur, se realizó un diagnóstico a los estudiantes de todos los programas educativos de pregrado y posgrado sobre “Estrés y estrategias de afrontamiento en periodo de confinamiento por el COVID-19”. El objetivo es identificar, a través de un cuestionario, cómo los estudiantes están manejando el aislamiento social y sus actividades académicas virtuales en las primeras 3 semanas, hasta el día 13 de abril. Hasta ahora han contestado mil 181 estudiantes tanto de nivel pregrado como posgrado. En esta muestra participan alumnos de al menos 50 municipios de Jalisco y de otros estados como Puebla, Oaxaca, Ciudad de México, San Luis Potosí, Nayarit, Michoacán y Colima.
Los resultados preliminares permiten identificar que los estudiantes están experimentando tristeza, depresión, sensación de desorganización, encierro, aburrimiento, frustración y ansiedad. Los detonadores no sólo han sido el aislamiento social, sino que también está presente el cambio de rol, es decir, de ser estudiantes de tiempo ahora comparten su rol como cuidadores de hermanos menores, familiares enfermos y participan en las actividades propias del hogar, y en algunos casos en el negocio familiar.
Además de lo anterior, los estudiantes reportaron dificultades para el trabajo en la modalidad virtual, entre las más sobresalientes está el no tener acceso a internet todo el tiempo, compartir la computadora con el resto de la familia, falta de dominio de las herramientas virtuales por parte del alumno y del profesor, así como sobrecarga de actividades escolares, que a decir de ellos son más que estando en clases presenciales. Esto no sólo ha afectado en la salud mental, sino también en el aumento de consumo de tabaco y alcohol; de los que reportaron consumo de estas sustancias, el 9.6% refirió que durante el aislamiento social han aumentado el consumo de alcohol y el 9.9% de tabaco.
Aunado a lo anterior, la situación se agrava en el sentido de que el 32.8% de los encuestados no tiene un plan de actividades donde como mínimo incluya un horario para trabajo académico, apoyo con la familia, alimentación, ejercicio físico y un horario para dormir y despertar. Del 67.5% que reportó tener un plan de actividades para el día, el 57% no sigue ese plan de actividades, pudiendo ser esto un factor para el aumento de frustración, sensación de desorganización y ansiedad. Los detonadores de estrés durante la contingencia pueden llevar a condiciones más graves. La literatura científica que se está generando a nivel mundial evidencia que el aislamiento social, el distanciamiento físico, la angustia generalizada, el estrés por la falta de recursos económicos, la falta de trabajo, etc., están teniendo influencia en los pensamientos suicidas de las personas que están en estas circunstancias. Algunos países como China, Estados Unidos e Italia ya están reportando casos de suicidio como efecto del aislamiento social y sus reacciones emocionales, de no atenderse, podrían llegar a 50 mil personas, según las estimaciones iniciales de estos impactos colaterales, de ahí la importancia de detectar a tiempo los detonadores para trabajar en ello y evitar estos lamentables desenlaces.