Año 16, Número 214.

Además de ser un elemento simbólico importante, la flor de cempasúchil también juega un papel indispensable en la economía de nuestro país

Fotografías: Javier Antonio Zepeda Orozco

Jaqueline García

La flor cempasúchil es uno de los elementos más simbólicos y representativos en el festejo del Día de Muertos en nuestro país. Su nombre proviene del náhuatl “Cempohualxochitl”, que significa “veinte flores” o “varias flores” y es utilizada para adornar los altares de muertos y trazar senderos hasta su ofrenda. Se dice que la función de esta flor es guiar a las almas de nuestros seres queridos hasta su altar, gracias a su peculiar aroma y color brillante, color que ha sido relacionado con el sol por nuestros antepasados.

Además de ser un elemento simbólico importante, la flor de cempasúchil también juega un papel indispensable en la economía de nuestro país, pues diversos comerciantes y emprendedores se ven beneficiados con la venta de esta flor durante los meses de octubre y noviembre. Una de estas comerciantes es Doreida Lizbeth Corona López, estudiante de la licenciatura en Psicología del Centro Universitario del Sur, quien junto con su esposo José Obed Zavala Pacheco se dedica a la producción y venta de la flor de cempasúchil desde el año 2019.

Su inicio en la producción de cempasúchil fue en Ciudad Guzmán en el 2019, muy cerca de la laguna, pero debido a que el nivel de agua aumentó en el temporal de lluvias esto ocasionó que el sembradío se inundara y no lograran obtener cosechas. Sin embargo, Corona López expresa que esta experiencia les ayudó a aprender en cuanto a plagas, niveles de humedad, tipos de terrenos y tierra. En 2020, debido al confinamiento, no les fue posible producir la flor, pero el año pasado volvieron, buscando otro terreno más estratégico y con una mejor ubicación, en un lugar accesible y ubicado por toda la población.

El trabajo de producción ha sido un camino de aprendizajes para ambos, pues aunque Zavala Pacheco ya contaba con experiencia en la siembra de cempasúchil desde años atrás, éste lo lo realizaba en Rosarito, Baja California, de donde es originario y donde el tipo de tierra y humedad es casi nula, comparado con la de Ciudad Guzmán.  

Zavala Pacheco explica que él se encarga de la plantación, la limpieza y la fumigación, y cuando se requiere realiza más actividades en el campo, brindan trabajo a personas para que los ayuden a participar en la siembra o cualquier actividad. Invitó a su esposa para iniciar ese proyecto, y aunque el primer año no les fue como esperaban, el año pasado la cosecha fue buena y lograron vender toda: “Se acabó todo y a la gente le encantó , por el tipo de flor, el color y la ubicación está excelente porque en la tarde se pueden tomar fotos  frente al volcán, además el lugar es accesible”, destacó.

Por su parte, Doreida menciona que el proceso de la semilla se comienza a mediados del mes julio, iniciando con el almácigo, que consiste en hacer surcos y sembrar semilla por semilla a mano en un terreno pequeño y cubierto. Posteriormente se riega, se cuida hasta que ésta germina y nace la planta de un aproximado de 15 centímetros, lo que les indica que ya está lista para irse a campo abierto, donde colocan cada planta a una distancia determinada en los surcos del terreno. “Es un trabajo arduo y somos de la idea de respetar la madre naturaleza, de respetar la tierra, entonces le pedimos permiso porque vamos a utilizar la tierra”, menciona. 

Una vez que la planta se encuentra lista para estar en el campo es cuando Doreida y Obed emplean a más personas, quienes los ayudan a el trasplante. Doreida saca las plantas y las da a los empleados para que las coloquen en el campo con un aproximación de 30 centímetros entre una planta y la otra, esto con el fin de que tenga espacio para crecer y desarrollarse. “Eso se hace a mediados de agosto, después de esto hay que regarla, darle nutrientes y lo que la planta vaya necesitando para que a partir de estas fechas en adelante empezar a ver broto”, explica.

Además de generar un ingreso económico propio, ambos aseguran que es una satisfacción grande ver que su producción también apoye con la venta de cempasúchil a los revendedores. Sobre ello, Corona López explica que es importante valorar el esfuerzo de todos, pues el trabajo conlleva un proceso de meses e inversión económica, por lo que han buscado llegar a un acuerdo entre los vendedores, con el fin de ofrecer la flor a un precio similar y de esta manera todos salgan beneficiados.  

Para los productores su labor contribuye a la economía de la región, pero también fomenta la tradición del Día de Muertos, pues su huerto es un espacio que abre sus puertas para que las personas no sólo asistan a la compra de flores, sino también disfruten de la vista del campo, pasen un tiempo en familia, se tome fotografías y conozcan un poco del origen y la importancia de la flor de cempasúchil. El huerto Heidy Flower se encuentra ubicado en la calle Pedro Gante, cruce con Abasolo, con un horario de 9 de la mañana a 9 de la noche.

livier.lopez@cusur.udg.mx