Año 14, número 176.
Los que buscan a una persona tienen […] algo roto,
Dolores Reyes
en donde vive el que no vuelve.
Carmen Oliveros
Las obras literarias se caracterizan por albergar un mundo ficcional que dota de preguntas y en ocasiones, de respuestas, tanto para el lector como para el personaje y su creador. Los griegos, por ejemplo, han recurrido a los oráculos —una especie de sacerdotes, adivinos o profetas—, quienes eran los encargados de dar respuesta a diversas cuestiones que se les planteaban. Por su parte, Dolores Reyes, en Cometierra, le asigna esta responsabilidad a la tierra, la cual, cansada de ser testigo de la violencia, el desamparo y la injusticia que impera en cada uno de los rincones, será el elemento que le permitirá a la protagonista transportarse a “lugares tenebrosos: aquellos en los que están mujeres desaparecidas a las que sus familias buscan con desesperación” (Centenera, 2019, párr. 1).
Cometierra es la primera novela de Dolores Reyes y fue publicada en mayo de 2019 por la editorial Sigilo. La obra narra la historia de una joven de clase social baja, quien creció en un contexto violento, de pérdidas y soledad. La chica no es como todas las adolescentes que crecen en un barrio pobre, sino que esta tiene una especie de don-maldición: comer tierra le permite ver y saber qué ha pasado con los cuerpos de las personas que han desaparecido y que han tenido contacto con la tierra. Cometierra —como es apodada por su superpoder— es frecuentada por familiares de personas que han desaparecido, las cuales, por lo general, son mujeres que han sido asesinadas.
La historia inicia con la imagen de Cometierra a punto de sepultar a su madre. Una niña indefensa, sola, devastada por la pérdida de su mamá y negada a desprenderse del cuerpo de la mujer que le dio la vida: “Mamá es mía, mamá se queda” (Reyes, 2020, p. 11). A partir de esta escena, la protagonista descubre que la tierra le hablará y le dirá que su padre fue quien asesinó a su vieja —como ella le decía—. La joven tendrá que aprender a vivir sola con su hermano Walter y a comprender que la vida es más compleja de lo que ella se imaginaba.
La fama del don de Cometierra se difunde cuando la seño Ana, su profesora, desaparece. La protagonista se siente obligada a comer la tierra de Ana por el vínculo que existía y el aprecio que le tenía. Cuando la ingiere, ve el cuerpo desnudo de su maestra y atado en un terreno baldío. Años posteriores, tendrá sueños recurrentes con Ana, quien le pide a la joven que vengue su muerte para que más féminas no pasen lo mismo que ella. Estos dos personajes representan una dicotomía: la maestra simboliza todas las mujeres que han sido asesinadas sin haber cumplido sus anhelos: quedar embarazada, tener una hija, así como sus alumnas. Cometierra, en cambio, es toda adolescente que no desea tener hijos porque sabe que en cualquier momento desaparecerán.
La casa humilde de la adolescente pronto se convertiría en un lugar lleno de botellas con tierra, con nombres, con números de teléfono y algunas fotografías. Todas esas botellas azules representan las mujeres ausentes y la impunidad del Estado. Las botellas, como dice la protagonista, “tienen una historia, son un depósito de tierra que habla sobre cuerpos de mujeres que nunca había visto ni conocido” (Reyes, 2020). Esos recipientes azules representan tumbas brillantes que empiezan a convertir el hogar de Cometierra en un cementerio. Al respecto, Reyes (2020), en una entrevista que le concedió a Hinojosa, dice que:
El hecho de que a Cometierra le lleven botellas y botellas de mujeres desaparecidas implica que al Estado y la policía que tienen los recursos y la obligación de investigar no lo están haciendo. Así que tienen que recurrir a una chica que es vidente, que es conurbana, que come tierra, algo ligado a la pobreza y a la suciedad; y a todo el discurso despectivo que tienen los pobres que también me interesaba abordar. (párr. 11).
La historia de Dolores Reyes no se limita a retratar una geografía literaria específica, local, regional o nacional, sino universal o, al menos, la de Latinoamérica, ya que es un reflejo de la sociedad actual, una sociedad impregnada de misticismo, dolor, violencia, degradación de valores, injusticia, impunidad, indiferencia y silencios que representan la invisibilización de una realidad que viven miles de mujeres y que ha cobrado la vida de centenares.
Cometierra es una novela que invita a reflexionar y a ver lo que no se quiere ver, a decir lo que casi nadie dice, a visibilizar lo invisibilizado, a contar lo que la tierra oculta y a mencionar los nombres ocultos de las niñas y mujeres que han sido asesinadas, cuyos cuerpos aún se encuentran desaparecidos. Mujeres que merecen tener ahí afuera un nombre para ellas y un lugar para no olvidar a las muertas.
carmen.olivveros@gmail.com